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"Hay que repartir la carga para que no sea tan pesada siempre para el de abajo”

Cualquiera sea el consultado: un comerciante, un empleado, un productor rural o un ama de casa la respuesta se repite sin variantes, 2009 será un año complicado.

A la ya difícil situación económica que atravesaba el país, se agregaron los coletazos de la crisis internacional agravando el de por sí complejo panorama. En lo estrictamente local los resultados de una mala cosecha y una sequía de proporciones han causado un golpe importante en distintos sectores comunitarios.

Como pocas veces las actividades agrícolas de esta época pasaron prácticamente desapercibidas, resultando escaso el movimiento de “los tanteros” y en tiempo récord fue levantado el cereal de una producción magra.

Muchos que realizaron gastos propios de la actividad, como la compra de fertilizantes o herbicidas con pagos a los primeros meses del año recién iniciado ven dificultado el cumplimiento de estos compromisos, con el agravante de la falta de respaldo crediticio por parte de los bancos, los que pretenden ordenar sus carteras.

La apicultura viene padeciendo serios inconvenientes, tanto en materia de valores como en el rendimiento de sus producciones, afectadas en algunos casos por enfermedades. La compra de azúcar y otros materiales al comienzo de cada temporada se convierte en una carga difícil de sobrellevar, especialmente para pequeños y medianos apicultores.

La ya comentada presencia de la tucura (plaga que afecta a varios distritos de la región) causa problemas en la agricultura y el combate de la misma mediante tareas de fumigación puede afectar a los colmenares ubicados en la zona más comprometida, exigiendo la toma de recaudos para evitar que el beneficio de unos se constituya en mal para otros.

En materia climática la lluvia sigue resultado clave para el futuro de “la gruesa”, destacándose que muchos prefirieron no arriesgar a través de esa alternativa, por dos razones: la falta alarmante de agua y también la carencia de recursos genuinos.

La pequeña y mediana industria con sello local (metalúrgicas, GNC y otras) no han escapado de esta realidad; notándose la carencia o disminución de stock, adelantamiento de vacaciones, suspensión temporaria de personal y reducción marcada de gastos.

Con este panorama los comercios no han quedado al margen de la crisis y varios son los indicadores que surgen como reveladores de la situación: menor movimiento de público, mayor cantidad de morosos o atraso en el pago de cuentas corrientes, importantes descuentos por pago contado para incentivar el consumo, también cuotas a través de tarjetas.

No solo han descendido las ventas de artículos no prioritarios (como indumentaria o electrodomésticos sino también rubros de primera necesidad como todos los referidos a la alimentación.

En muchos locales se puede observar un cartelito que no era habitual: No se fía, al que algunos agregan la no compra de rifas o publicidad.

El mantenimiento de las instituciones ha generado otro fenómeno: la multiplicidad de campañas callejeras destinadas a la venta de bonos contribución u otros similares. Los compradores resultan habitualmente los mismos, están los habituales colaboradores, también los que buscan salvarse a través del azar.

¿Hasta cuándo podrán mantenerse muchas de nuestras entidades?

¿Hasta cuándo podrá seguir recurriendo en su auxilio la gente o el municipio?

No hay que olvidar la carga mensual que representa para cada hogar el pago de sus servicios, previéndose en algunos casos aumentos importantes.

La Municipalidad no puede seguir siendo generadora de empleo, obligando a sus autoridades a ser cautos y celosos custodios de los fondos públicos.

Los funcionarios tendrán que aportar además del trabajo diario, el ingenio y la creatividad para alcanzar logros que beneficien al conjunto. La eficiencia además de ser una responsabilidad implica en muchos casos ahorros que en estos tiempos son claves.

Aquellos que no estén en condiciones de cumplir con las exigencias que demandan los cargos públicos deberán dejarlos, de igual modo los que sientan que no disponen del tiempo necesario o que pierden dinero desde un despacho oficial o una banca.

El mismo esfuerzo que se pide al contribuyente tendrá que surgir de sus representantes, tanto en la administración correcta de lo recaudado como en la orientación del gasto, evitando erogaciones superfluas.

El compromiso del Intendente Zorzano, de otorgar preeminencia a la obra pública con la generación de mano de obra local ameritará no sólo de buenas intenciones sino también de los indispensables apoyos de Provincia y Nación mediante coparticipación, créditos o subsidios.

Tal lo señalado en otras ocasiones el estado municipal debe procurar acciones que acompañen iniciativas privadas, buscando complementación con algunas de ellas.

Los microemprendimientos merecen apoyarse, buscar nuevas opciones y monitorear su marcha y cumplimiento.

De la puesta en marcha del Frigorífico cabe preguntarse: ¿Para cuándo?

Los concejales no deberán conformarse con presentar o aprobar Proyectos, deberán contribuir con ideas e iniciativas que posibiliten cambios en positivo. Para algunos de ellos volver “a la calle” puede situarlos en una realidad más preocupante que su apariencia.

Debe entenderse que los problemas no son exclusivos de un solo sector, que en la bolsa de la crisis estamos metidos todos, que solamente unos pocos están a resguardo de la emergencia, paradójicamente éstos poco o nada invierten en Coronel Dorrego.

En un año electoral oficialistas y opositores deberán ser muy responsables en sus acciones y mensajes, donde los oportunistas (pescadores de río revuelto) deberán abstenerse de postulaciones o al menos (no me gustan las proscripciones) sincerarse en público en cuanto a sus intenciones.

Las ayudas sociales que surjan no deberán estar cargadas de partidismo. Priorizar las necesidades humanas eliminado cualquier atisbo de clientelismo debe ser consigna de cada representante político.

Necesitamos de postulantes dispuestos a cumplir su función sin lugar a “periodos de prueba” o aprendizaje, también con respuestas para enfrentar una coyuntura cuyo “diagnóstico” es ampliamente conocido, máxime si tenemos en cuenta que tenemos varios médicos entre nuestros dirigentes y gobernantes.

¿Qué reclamarle al ciudadano?

Además del cumplimiento de normas y obligaciones mucho más no se le puede pedir, tampoco exigir.

Basta recordar que el pueblo no delibera ni gobierna sino a través de sus representantes, debiendo éstos ser conscientes de la enorme responsabilidad conferida mediante el voto.

Un año de vacas flacas.

Un año pleno de incertidumbre.

Un año donde el pesimismo parece adueñarse del escenario.

Un año de elecciones.

Un año donde es necesario que todos nos ajustemos el cinturón.

Un año donde como dice el paisano, será necesario “repartir la carga” para que no resulte tan pesada siempre para “el de abajo”.