Las tradicionales fiestas de fin de año, el cumplimiento cívico en un día de elección, algún acontecimiento social o la tradicional fiesta de las Llanuras suelen ser motivos que encuentran muchos de los dorreguenses ausentes, para volver al pago.
A veces son pocos días, pero disfrutados al máximo, aprovechados plenamente, para que el corazón se llene de afectos, la memoria quede poblada de viejos lugares transitados y de amigos que no se olvidan.
Se alejaron hace tiempo en la búsqueda de mejores posibilidades, esas mismas que no encontraron aquí. Eligieron diversos destinos, cercanos algunos como: Monte Hermoso, Bahía Blanca o Tres Arroyos; otros aprovecharon los buenos momentos de un llamado que convocaba “ir para el sur del país” y el resto se encuentra esparcido en distintos sitios.
Están los que partieron a Mar del Plata o a Buenos Aires, los hay por el mundo, especialmente España e Italia, también Inglaterra, Australia, San Marino, Estados Unidos y otros lugares de América.
En la sorprendente y atrapante África en misión científica y de protección de animales en extinción: Claudio Sillero, perdido en las montañas de Etiopia luchando por preservar especies, sin resignar sus convicciones, su compromiso con el medio ambiente.
Las historias suelen repetirse: partió el esposo hacia la aventura de encontrar un trabajo; a veces un amigo ofició de contacto y allanó caminos. Luego de un tiempo retornó para buscar al resto de la familia, la partida fue inexorable y la vuelta pocas veces llega a concretarse.
Algunos se agruparon en Centros de Dorreguenses, otros suelen encontrarse en prolongadas reuniones donde la mesa queda poblada de citas, momentos y nombres del pueblo lejano. Son hijos de esta tierra desperdigados por el mundo.
Muchos de ellos andan por aquí, con la nostalgia a cuestas, mostrando a sus hijos los viejos sitios de la infancia, recorriendo calles, la plaza, los potreros de ayer y la escuela de siempre.
Amadeo Daher, hoy con bien llevados y vividos 79 años partió a los 18 hacia la Capital con la intención de estudiar Medicina, profesión que quedó al margen cuando al pasar por un Conservatorio de Música encontró la pasión por el canto.
De tanto en tanto vuelve para sumarse al Coro de la Asociación Española y demostrar sus magnificas dotes interpretativas; sigue soñando con volver a su Guisasola natal e interpretar el Himno Nacional Argentino para la comunidad educativa de su querida Escuela 4.
Pedro Cisneros, un ex boxeador local y con oficio de panadero partió un día hacia Río Tercero en Córdoba. Hace casi treinta años que reside en la provincia mediterránea, trabajando en la celebre Fabrica Militar que explotó en 1995 y que lo tuvo como uno de los protagonistas de aquel recordado y todavía irresuelto hecho.
Afloran en sus palabras cientos de recuerdos: los interminables partidos en la canchita del monte, las veladas pugilísticas del Italiano y el Español y sus días de cuadra, harina, levadura y un pan moldeado con mucho esfuerzo.
Adrián González deja la modernidad de Barcelona, sus encantos, la velocidad de un tren bala y tantas otras cosas para reencontrarse con la calle de tierra de la casa paterna e impregnarse de olores de campos, del trote largo de pingos mansos y de milongas bien sureras como gustan escuchar los paisanos de aquí.
Oscar Codagnone, como todos los años retorna de Europa, donde junto a su hermano Carlos: eternos y queridos amigos de siempre están en la patria del abuelo Pedro Matti, aquel que alguna vez estuvo en una guerra que nunca olvidaba, como tampoco el cobijo otorgado por una Argentina que llegó a querer como pocos.
Los pibes que sueñan con su domingo de gloria en el fútbol grande, como Nicolás Palacio (River) o Federico Rasmuseen (Lanús) aprovechan para disfrutar sus vacaciones; sintiéndose parte del resto, dispuestos a la charla entre amigos, respetuosos y siempre agradecidos de los medios de comunicación local, prestos para la entrevista.
Cumpliendo una importante función gremial, Juan Carlos Menéndez reside en Mercedes, lugar donde preside los destinos del club Estudiantes. Un simple llamado telefónico de un vecino local es suficiente para encontrar su respuesta o su ayuda.
En sus retornos repite la rueda de amigos, se instalan en la charla sus días de pibe, sus tiempos de fútbol en Ferroviario o San Román y las primeras tareas en la Eléctrica.
Sin estar “siempre está” a través de la magnifica posibilidad que da el blog de la radio el querido “negro” Bruzzone, desde La Plata, opinando, mandando su mensaje de salutación o dando una mano a la distancia para un trámite o propiciando una gestión.
Conectado desde Villa Regina está habitualmente Rubén Illescas y su esposa, Roberto Montero comunicándose desde el sur, Marcelo Marquez en Comodoro Rivadavia, el joven Velásquez saludando desde San Carlos de Bariloche y los hermanos García (los hijos de Richard) que volvieron por algunos días desde la lejana Caleta Olivia. Infaltables resultan los mensajes de José Orozco, radicado en España o Fernando Caro y su esposa desde Italia.
Andrea Basualdo o su tío Cacho siempre dispuestos desde “la feliz”, Claudia (la otra hija de Coco) nos representa en Tandil, Marcelo Beltrán en Laprida oficiando de “corresponsal” sin cargo, mientras que en la lejana Misiones, en Puerto Iguazú mi querido sobrino Santiago Lucenti junto a su papá Domingo llevan adelante el más grande proyecto turístico con sello “dorreguero” a 15 Km. de Cataratas.
Son tantos que no se pueden contar.
Se fueron tristes, apenados por la partida.
La falta de trabajo y de posibilidades de desarrollo a varios de ellos: expulsó.
Cada uno sintió en carne propia el dolor de la partida, haciendo realidad los versos de Atahualpa Yupanqui cuando en “La Añera” dice con gran precisión: “Cuando se abandona el pago y se empieza a repechar, tira el caballo adelante y el alma tira pá atrás”
Aunque saben que es difícil, casi imposible… todos añoran con un retorno no muy lejano, reencontrarse para siempre con su querido Dorrego, desean con ansias que un día les toque volver.
A veces son pocos días, pero disfrutados al máximo, aprovechados plenamente, para que el corazón se llene de afectos, la memoria quede poblada de viejos lugares transitados y de amigos que no se olvidan.
Se alejaron hace tiempo en la búsqueda de mejores posibilidades, esas mismas que no encontraron aquí. Eligieron diversos destinos, cercanos algunos como: Monte Hermoso, Bahía Blanca o Tres Arroyos; otros aprovecharon los buenos momentos de un llamado que convocaba “ir para el sur del país” y el resto se encuentra esparcido en distintos sitios.
Están los que partieron a Mar del Plata o a Buenos Aires, los hay por el mundo, especialmente España e Italia, también Inglaterra, Australia, San Marino, Estados Unidos y otros lugares de América.
En la sorprendente y atrapante África en misión científica y de protección de animales en extinción: Claudio Sillero, perdido en las montañas de Etiopia luchando por preservar especies, sin resignar sus convicciones, su compromiso con el medio ambiente.
Las historias suelen repetirse: partió el esposo hacia la aventura de encontrar un trabajo; a veces un amigo ofició de contacto y allanó caminos. Luego de un tiempo retornó para buscar al resto de la familia, la partida fue inexorable y la vuelta pocas veces llega a concretarse.
Algunos se agruparon en Centros de Dorreguenses, otros suelen encontrarse en prolongadas reuniones donde la mesa queda poblada de citas, momentos y nombres del pueblo lejano. Son hijos de esta tierra desperdigados por el mundo.
Muchos de ellos andan por aquí, con la nostalgia a cuestas, mostrando a sus hijos los viejos sitios de la infancia, recorriendo calles, la plaza, los potreros de ayer y la escuela de siempre.
Amadeo Daher, hoy con bien llevados y vividos 79 años partió a los 18 hacia la Capital con la intención de estudiar Medicina, profesión que quedó al margen cuando al pasar por un Conservatorio de Música encontró la pasión por el canto.
De tanto en tanto vuelve para sumarse al Coro de la Asociación Española y demostrar sus magnificas dotes interpretativas; sigue soñando con volver a su Guisasola natal e interpretar el Himno Nacional Argentino para la comunidad educativa de su querida Escuela 4.
Pedro Cisneros, un ex boxeador local y con oficio de panadero partió un día hacia Río Tercero en Córdoba. Hace casi treinta años que reside en la provincia mediterránea, trabajando en la celebre Fabrica Militar que explotó en 1995 y que lo tuvo como uno de los protagonistas de aquel recordado y todavía irresuelto hecho.
Afloran en sus palabras cientos de recuerdos: los interminables partidos en la canchita del monte, las veladas pugilísticas del Italiano y el Español y sus días de cuadra, harina, levadura y un pan moldeado con mucho esfuerzo.
Adrián González deja la modernidad de Barcelona, sus encantos, la velocidad de un tren bala y tantas otras cosas para reencontrarse con la calle de tierra de la casa paterna e impregnarse de olores de campos, del trote largo de pingos mansos y de milongas bien sureras como gustan escuchar los paisanos de aquí.
Oscar Codagnone, como todos los años retorna de Europa, donde junto a su hermano Carlos: eternos y queridos amigos de siempre están en la patria del abuelo Pedro Matti, aquel que alguna vez estuvo en una guerra que nunca olvidaba, como tampoco el cobijo otorgado por una Argentina que llegó a querer como pocos.
Los pibes que sueñan con su domingo de gloria en el fútbol grande, como Nicolás Palacio (River) o Federico Rasmuseen (Lanús) aprovechan para disfrutar sus vacaciones; sintiéndose parte del resto, dispuestos a la charla entre amigos, respetuosos y siempre agradecidos de los medios de comunicación local, prestos para la entrevista.
Cumpliendo una importante función gremial, Juan Carlos Menéndez reside en Mercedes, lugar donde preside los destinos del club Estudiantes. Un simple llamado telefónico de un vecino local es suficiente para encontrar su respuesta o su ayuda.
En sus retornos repite la rueda de amigos, se instalan en la charla sus días de pibe, sus tiempos de fútbol en Ferroviario o San Román y las primeras tareas en la Eléctrica.
Sin estar “siempre está” a través de la magnifica posibilidad que da el blog de la radio el querido “negro” Bruzzone, desde La Plata, opinando, mandando su mensaje de salutación o dando una mano a la distancia para un trámite o propiciando una gestión.
Conectado desde Villa Regina está habitualmente Rubén Illescas y su esposa, Roberto Montero comunicándose desde el sur, Marcelo Marquez en Comodoro Rivadavia, el joven Velásquez saludando desde San Carlos de Bariloche y los hermanos García (los hijos de Richard) que volvieron por algunos días desde la lejana Caleta Olivia. Infaltables resultan los mensajes de José Orozco, radicado en España o Fernando Caro y su esposa desde Italia.
Andrea Basualdo o su tío Cacho siempre dispuestos desde “la feliz”, Claudia (la otra hija de Coco) nos representa en Tandil, Marcelo Beltrán en Laprida oficiando de “corresponsal” sin cargo, mientras que en la lejana Misiones, en Puerto Iguazú mi querido sobrino Santiago Lucenti junto a su papá Domingo llevan adelante el más grande proyecto turístico con sello “dorreguero” a 15 Km. de Cataratas.
Son tantos que no se pueden contar.
Se fueron tristes, apenados por la partida.
La falta de trabajo y de posibilidades de desarrollo a varios de ellos: expulsó.
Cada uno sintió en carne propia el dolor de la partida, haciendo realidad los versos de Atahualpa Yupanqui cuando en “La Añera” dice con gran precisión: “Cuando se abandona el pago y se empieza a repechar, tira el caballo adelante y el alma tira pá atrás”
Aunque saben que es difícil, casi imposible… todos añoran con un retorno no muy lejano, reencontrarse para siempre con su querido Dorrego, desean con ansias que un día les toque volver.