¿Cuántas veces hemos padecido la mala atención en una oficina pública?
¿En cuántas otras, desde la pasividad de un escritorio han manejado en forma descortés nuestro tiempo?
¿Cuántas largas y tediosas colas hemos tenido que soportar?
¿Cuántas veces esperamos del otro lado de la línea ante una consulta telefónica? ¿Cuántas nos pasearon por internos o teniendo de fondo una molesta y repetida música, mientras los minutos y nuestros pesos se consumían?
En muchas ocasiones escuchamos decir: “Hoy no se puede, venga mañana”.
Han sido repetidas las veces que mediáticos anuncios no han encontrado respuestas cuando pasamos por la ventanilla a efectivizarlos.
En cientos de oportunidades nos sentimos rehenes de quienes deben respondernos eficientemente, avasallados por la prepotencia de aquellos que están para servir y no servirse de un puesto.
¿Cuántas veces nos animamos a levantar la voz, a pedir el libro de quejas?
En la mayoría de las circunstancias hemos callado; algunas por ignorancia, otras por temor a represalias, a ser castigados por la soberbia de algún burócrata con cargo o de algún empleado con ínfulas de grandeza.
Los “enfermemos de importancia” (como decía permanentemente Enzo Barda), suelen dictaminar a su antojo, sin importarle el que está del otro lado, el que espera, el que necesita ser escuchado.
Hoy, quiero hablar de dos positivas experiencias, que muestran la otra cara, que resultan positivas excepciones ante un rosario de malos ejemplos.
Respuestas para la clase pasiva
La oficina local de ANSES, recepciona diariamente múltiples trámites.
La posibilidad de acceder a los beneficios de una jubilación o una pensión, resultan para muchos ciudadanos una posibilidad única, lo cual motiva consulta y la necesidad de tramitaciones.
Distintos y positivos planes implementados desde el estado nacional, otorgan posibilidades a muchos hombres y mujeres que no estaban contemplados por el sistema, de poder acceder hoy a ingresos mensuales y coberturas impensadas tiempo atrás.
Un cúmulo de papeles, datos y referencias motivan el obligado paso por las dependencias, ubicadas en la esquina de Yrigoyen y España.
La implementación de un correcto y bien desarrollado sistema de turnos, otorga al público la ventaja de contar con un día y horario debidamente especificado para concretar consultas o iniciar un expediente.
Una importante cantidad de sillas brindan la comodidad necesaria mientras se aguarda el momento de ser atendido.
Desde la responsable de la Oficina: Aurora Lopetegui, pasando por las restantes integrantes del equipo: Mirta de Paolo, Graciela Madera y Analía Fernández, las personas encuentran un trato amable y cordial, con explicaciones claras y sencillas; allanando el camino ante cualquier dificultad que pueda presentarse.
Lejos de poner en marcha “la maquina de impedir”, las cuatro empleadas brindan soluciones (sin apartarse de las disposiciones vigentes), haciendo fáciles cuestiones que para comunes ciudadanos suelen resultar una pesada y tediosa carga.
Es verdad que les pagan para ello, que cumplir correctamente con su deber es una responsabilidad que no debe eludirse.
Pero no es menos cierto que los buenos ejemplos no abundan.
Medicamentos oncológicos a través de un servicio de delivery
Ante la difícil circunstancia de tener que atravesar un tratamiento oncológico (por su complejidad y costos), resulta sumamente positivo el sistema de distribución de drogas, implementado por el Ministerio de Salud bonaerense.
Oportunamente el Ministro de Salud, Claudio Zin expresó que: “es uno de los problemas más acuciantes” que se presentan en la sanidad pública provincial y, aunque admitió que “no es de fácil solución”, pidió un tiempo para garantizar la entrega de medicamentos “a todos los que los necesiten”. Agregando luego: “no queremos ver más gente reclamando por lo que le corresponde y que, encima de sufrir una enfermedad oncológica, tenga que andar yendo de acá para allá para conseguir un medicamento. Me parece un disparate”.
En esa línea se ha propiciado la creación de un banco provincial de drogas oncológicas, que además de la provisión de medicamentos incluye un novedosa estrategia de distribución (que se aplica desde hace pocos meses), consistente en un sistema de “delivery” que permite que los pacientes, reciban en sus domicilios particulares, remedios que son claves para los tratamientos que vienen desarrollando.
Las tramitaciones comienzan en el Banco de Drogas, de la Región Sanitaria I (con sede en Bahía Blanca), donde las siempre bien predispuestas responsables: Carina y Carmen, se encargan de la recepción de solicitudes y su posterior envío a La Plata.
De acuerdo al cronograma de aplicaciones, los medicamentos se distribuyen a través de una empresa privada (Oca), llegando en forma puntual y a través de plazos debidamente acordados y cumplidos, al domicilio de cada paciente.
Asimismo se disponen de líneas telefónicas para conocer el estado de cada tramitación, incluyendo información que permite conocer el número de remito de cada envío, para poder consultar en caso de la existencia de una demora o extravío.
A pesar de su reciente implementación el sistema funciona en forma correcta, otorgando a las personas que padecen esta enfermedad y a su círculo familiar, la tranquilidad necesaria en un proceso que no admite demoras.
La excelente atención en la oficina local de ANSES y el correcto funcionamiento del sistema de “delivery” de drogas oncológicas, resultan dos buenas noticias entre tantas crónicas cargadas de: hechos negativos, pesimismo y desesperanza.
¿En cuántas otras, desde la pasividad de un escritorio han manejado en forma descortés nuestro tiempo?
¿Cuántas largas y tediosas colas hemos tenido que soportar?
¿Cuántas veces esperamos del otro lado de la línea ante una consulta telefónica? ¿Cuántas nos pasearon por internos o teniendo de fondo una molesta y repetida música, mientras los minutos y nuestros pesos se consumían?
En muchas ocasiones escuchamos decir: “Hoy no se puede, venga mañana”.
Han sido repetidas las veces que mediáticos anuncios no han encontrado respuestas cuando pasamos por la ventanilla a efectivizarlos.
En cientos de oportunidades nos sentimos rehenes de quienes deben respondernos eficientemente, avasallados por la prepotencia de aquellos que están para servir y no servirse de un puesto.
¿Cuántas veces nos animamos a levantar la voz, a pedir el libro de quejas?
En la mayoría de las circunstancias hemos callado; algunas por ignorancia, otras por temor a represalias, a ser castigados por la soberbia de algún burócrata con cargo o de algún empleado con ínfulas de grandeza.
Los “enfermemos de importancia” (como decía permanentemente Enzo Barda), suelen dictaminar a su antojo, sin importarle el que está del otro lado, el que espera, el que necesita ser escuchado.
Hoy, quiero hablar de dos positivas experiencias, que muestran la otra cara, que resultan positivas excepciones ante un rosario de malos ejemplos.
Respuestas para la clase pasiva
La oficina local de ANSES, recepciona diariamente múltiples trámites.
La posibilidad de acceder a los beneficios de una jubilación o una pensión, resultan para muchos ciudadanos una posibilidad única, lo cual motiva consulta y la necesidad de tramitaciones.
Distintos y positivos planes implementados desde el estado nacional, otorgan posibilidades a muchos hombres y mujeres que no estaban contemplados por el sistema, de poder acceder hoy a ingresos mensuales y coberturas impensadas tiempo atrás.
Un cúmulo de papeles, datos y referencias motivan el obligado paso por las dependencias, ubicadas en la esquina de Yrigoyen y España.
La implementación de un correcto y bien desarrollado sistema de turnos, otorga al público la ventaja de contar con un día y horario debidamente especificado para concretar consultas o iniciar un expediente.
Una importante cantidad de sillas brindan la comodidad necesaria mientras se aguarda el momento de ser atendido.
Desde la responsable de la Oficina: Aurora Lopetegui, pasando por las restantes integrantes del equipo: Mirta de Paolo, Graciela Madera y Analía Fernández, las personas encuentran un trato amable y cordial, con explicaciones claras y sencillas; allanando el camino ante cualquier dificultad que pueda presentarse.
Lejos de poner en marcha “la maquina de impedir”, las cuatro empleadas brindan soluciones (sin apartarse de las disposiciones vigentes), haciendo fáciles cuestiones que para comunes ciudadanos suelen resultar una pesada y tediosa carga.
Es verdad que les pagan para ello, que cumplir correctamente con su deber es una responsabilidad que no debe eludirse.
Pero no es menos cierto que los buenos ejemplos no abundan.
Medicamentos oncológicos a través de un servicio de delivery
Ante la difícil circunstancia de tener que atravesar un tratamiento oncológico (por su complejidad y costos), resulta sumamente positivo el sistema de distribución de drogas, implementado por el Ministerio de Salud bonaerense.
Oportunamente el Ministro de Salud, Claudio Zin expresó que: “es uno de los problemas más acuciantes” que se presentan en la sanidad pública provincial y, aunque admitió que “no es de fácil solución”, pidió un tiempo para garantizar la entrega de medicamentos “a todos los que los necesiten”. Agregando luego: “no queremos ver más gente reclamando por lo que le corresponde y que, encima de sufrir una enfermedad oncológica, tenga que andar yendo de acá para allá para conseguir un medicamento. Me parece un disparate”.
En esa línea se ha propiciado la creación de un banco provincial de drogas oncológicas, que además de la provisión de medicamentos incluye un novedosa estrategia de distribución (que se aplica desde hace pocos meses), consistente en un sistema de “delivery” que permite que los pacientes, reciban en sus domicilios particulares, remedios que son claves para los tratamientos que vienen desarrollando.
Las tramitaciones comienzan en el Banco de Drogas, de la Región Sanitaria I (con sede en Bahía Blanca), donde las siempre bien predispuestas responsables: Carina y Carmen, se encargan de la recepción de solicitudes y su posterior envío a La Plata.
De acuerdo al cronograma de aplicaciones, los medicamentos se distribuyen a través de una empresa privada (Oca), llegando en forma puntual y a través de plazos debidamente acordados y cumplidos, al domicilio de cada paciente.
Asimismo se disponen de líneas telefónicas para conocer el estado de cada tramitación, incluyendo información que permite conocer el número de remito de cada envío, para poder consultar en caso de la existencia de una demora o extravío.
A pesar de su reciente implementación el sistema funciona en forma correcta, otorgando a las personas que padecen esta enfermedad y a su círculo familiar, la tranquilidad necesaria en un proceso que no admite demoras.
La excelente atención en la oficina local de ANSES y el correcto funcionamiento del sistema de “delivery” de drogas oncológicas, resultan dos buenas noticias entre tantas crónicas cargadas de: hechos negativos, pesimismo y desesperanza.