Cuando el 10 de junio de 1977 Carlos Aiub fue secuestrado y luego desaparecido, nadie sabía que ese hombre, además de profesor y de militante del MR-17, era un poeta en secreto. Su familia lo descubrió al revisar las pertenencias que quedaron en la última casa que habitó.
Allí, en un rincón salvándose de las patadas y la prepotencia, sobrevivió un simple cuaderno. Era un cuaderno anillado que contenía treinta poemas escritos a mano por el profesor Carlos Aiub. Era un cuaderno lleno de textos sin títulos unidos por una prosa social. Era, en suma, un cuaderno que acreditaba que esa noche, entre todas las cosas que unos matones sacaron a la fuerza, también había desaparecido un poeta.
Durante treinta años los poemas deambularon en privado hasta que Juan, poeta e hijo de Carlos Aiub los puso en las manos de Julián Axat.
El amigo los leyó. Axat, abogado y poeta platense, hijo de Rodolfo Jorge y Ana Inés, también desaparecidos de La Plata en 1977, ex miembro de HIJOS, propuso publicar los poemas. Su entusiasmo se hizo tan grande que Axat planificó una proeza cultural y le dijo a Juan Aiub que tal vez había muchos cuadernos de detenidos desaparecidos que merecían ser publicados. Por eso él iba a publicar el cuaderno de su padre.
La familia Aiub, tras ponderar todas las secuelas, accedió. En julio de 2007 salieron a la luz quinientos ejemplares del libro Versos aparecidos firmado por Carlos Aiub.
Ese día sucedieron dos nacimientos: nació formalmente el poeta Carlos Aiub y, además, nació la idea de una nueva colección de poesía llamada Los Detectives Salvajes que, pronto, se haría realidad en la editorial La Talita Dorada. Sus editores, serían, cómo no, los detectives Julián Axat y Juan Aiub. Este 2009 han cumplido dos años. Y después de dolorosas pesquisas, los detectives maduraron el proyecto: cerrarán el año con nueve libros de poesía que han hallado en el país.
Axat y Aiub proyectaron la idea editorial justo cuando leían Los detectives salvajes de Roberto Bolaño y rápidamente se reflejaron en la trama. En la novela dos jóvenes poetas, Arturo Belano y Ulises Lima, buscan por el mundo a Cesárea Tinajero, una poeta desaparecida por matones mexicanos. En la vida real dos poetas platenses luchan por hacer aparecer a algunos desaparecidos por matones argentinos.
–Yo soy Arturo Belano –dice Axat. Aiub entonces es Ulises Lima.
Actualmente los dos detectives poéticos, con las mismas tácticas de investigadores profesionales, se pasean por La Plata tras huellas líricas. Buscan por todas partes los versos que los desaparecidos legaron y apenas rescatan un cuaderno lo limpian, lo editan y luego lo publican.
–La idea es hacer una búsqueda tipo policial como si el cuerpo del delito fuera un poema perdido –dice Axat y recuerda, por ejemplo, todo el recorrido investigativo que hicieron hasta llegar al libro de Jorge Money (En la exacta mitad de tu ombligo).
Alguien les legó el manuscrito y ellos fueron a buscar al hijo de Money, quien debía aprobar su publicación. Lo buscaron en las guías, llamaron a quinientos ciudadanos de apellido Money, hasta que lo encontraron: el tal Money, hijo de Jorge, estaba en el hospital. Matías Money estaba en coma.
–Por suerte se recuperó –dice Axat–. Y nos encontramos con él y, juntos, fuimos reconstruyendo el libro.
Muchas personas acuden a estos detectives con un manuscrito para que resuciten los recuerdos.
–Para los familiares de los desaparecidos, si el cuerpo no está, el libro con sus poemas viene a ocupar su lugar –dice Julián Axat, cuya colección, en todo caso, ha expandido las búsquedas: también buscan nuevos poetas contemporáneos. Y Axat agrega: “La ESMA, para nosotros, es un hecho histórico que modificó la palabra”.
Parece que los militares rompieron hasta las metáforas. Por eso ellos siguen reconstruyendo poetas y en dos años ya divulgaron la obra de Carlos Aiub, de Jorge Money, de algunos nuevos. Pero como la poesía es impredecible, el detective Axat anuncia, tranquilo, que no descarta publicar a poetas de derecha.
–¿Los detectives salvajes publicarían poetas de derecha?
–Yo creo que sí. Esto es un hecho estético y el mal es parte de la poesía.
Axat mira el reloj. El detective salvaje y poético se va apurado quizás rumbo a descubrir otros manuscritos arrancados de las sombras.
Allí, en un rincón salvándose de las patadas y la prepotencia, sobrevivió un simple cuaderno. Era un cuaderno anillado que contenía treinta poemas escritos a mano por el profesor Carlos Aiub. Era un cuaderno lleno de textos sin títulos unidos por una prosa social. Era, en suma, un cuaderno que acreditaba que esa noche, entre todas las cosas que unos matones sacaron a la fuerza, también había desaparecido un poeta.
Durante treinta años los poemas deambularon en privado hasta que Juan, poeta e hijo de Carlos Aiub los puso en las manos de Julián Axat.
El amigo los leyó. Axat, abogado y poeta platense, hijo de Rodolfo Jorge y Ana Inés, también desaparecidos de La Plata en 1977, ex miembro de HIJOS, propuso publicar los poemas. Su entusiasmo se hizo tan grande que Axat planificó una proeza cultural y le dijo a Juan Aiub que tal vez había muchos cuadernos de detenidos desaparecidos que merecían ser publicados. Por eso él iba a publicar el cuaderno de su padre.
La familia Aiub, tras ponderar todas las secuelas, accedió. En julio de 2007 salieron a la luz quinientos ejemplares del libro Versos aparecidos firmado por Carlos Aiub.
Ese día sucedieron dos nacimientos: nació formalmente el poeta Carlos Aiub y, además, nació la idea de una nueva colección de poesía llamada Los Detectives Salvajes que, pronto, se haría realidad en la editorial La Talita Dorada. Sus editores, serían, cómo no, los detectives Julián Axat y Juan Aiub. Este 2009 han cumplido dos años. Y después de dolorosas pesquisas, los detectives maduraron el proyecto: cerrarán el año con nueve libros de poesía que han hallado en el país.
Axat y Aiub proyectaron la idea editorial justo cuando leían Los detectives salvajes de Roberto Bolaño y rápidamente se reflejaron en la trama. En la novela dos jóvenes poetas, Arturo Belano y Ulises Lima, buscan por el mundo a Cesárea Tinajero, una poeta desaparecida por matones mexicanos. En la vida real dos poetas platenses luchan por hacer aparecer a algunos desaparecidos por matones argentinos.
–Yo soy Arturo Belano –dice Axat. Aiub entonces es Ulises Lima.
Actualmente los dos detectives poéticos, con las mismas tácticas de investigadores profesionales, se pasean por La Plata tras huellas líricas. Buscan por todas partes los versos que los desaparecidos legaron y apenas rescatan un cuaderno lo limpian, lo editan y luego lo publican.
–La idea es hacer una búsqueda tipo policial como si el cuerpo del delito fuera un poema perdido –dice Axat y recuerda, por ejemplo, todo el recorrido investigativo que hicieron hasta llegar al libro de Jorge Money (En la exacta mitad de tu ombligo).
Alguien les legó el manuscrito y ellos fueron a buscar al hijo de Money, quien debía aprobar su publicación. Lo buscaron en las guías, llamaron a quinientos ciudadanos de apellido Money, hasta que lo encontraron: el tal Money, hijo de Jorge, estaba en el hospital. Matías Money estaba en coma.
–Por suerte se recuperó –dice Axat–. Y nos encontramos con él y, juntos, fuimos reconstruyendo el libro.
Muchas personas acuden a estos detectives con un manuscrito para que resuciten los recuerdos.
–Para los familiares de los desaparecidos, si el cuerpo no está, el libro con sus poemas viene a ocupar su lugar –dice Julián Axat, cuya colección, en todo caso, ha expandido las búsquedas: también buscan nuevos poetas contemporáneos. Y Axat agrega: “La ESMA, para nosotros, es un hecho histórico que modificó la palabra”.
Parece que los militares rompieron hasta las metáforas. Por eso ellos siguen reconstruyendo poetas y en dos años ya divulgaron la obra de Carlos Aiub, de Jorge Money, de algunos nuevos. Pero como la poesía es impredecible, el detective Axat anuncia, tranquilo, que no descarta publicar a poetas de derecha.
–¿Los detectives salvajes publicarían poetas de derecha?
–Yo creo que sí. Esto es un hecho estético y el mal es parte de la poesía.
Axat mira el reloj. El detective salvaje y poético se va apurado quizás rumbo a descubrir otros manuscritos arrancados de las sombras.