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`Continuar siendo comunicadores de esta historia de libre expresión´. Por Hugo César Segurola

Desde el momento de su fundación, Enzo Barda inculcó a cada uno de los trabajadores dos reglas que se mantuvieron inalterables, que son bandera de la vieja L.U.26 y de la remozada Dorrego: “servicio y micrófonos abiertos para todos”.

A partir de su salida al aire el 3 de Diciembre de 1970, la emisora instaló un mensaje amplio, democrático y pluralista, orientado a responder a cada una de las inquietudes comunitarias, a constituirse en puente entre las necesidades de la gente y las acciones de sus gobernantes.

La radio vivió etapas de bonanza, de incertidumbre y también es necesario recordarlo: de profunda crisis, donde estuvo en riesgo su continuidad.

La valerosa resistencia de sus empleados posibilitó mantener la fuente de trabajo, implicando su diaria salida al aire “titánicos esfuerzos”, donde la voluntad y el trabajo compartido pudieron más que los aportes económicos (a veces esquivos) o las no siempre acordes disponibilidades operativas.

No podría concebirse la desaparición de la AM o su eventual silencio, ya que la emisora es parte indisoluble en la historia de este pueblo y sus vecinos, a los que desde hace casi cuatro décadas y sin distingos les aporta: compañía, pasatiempo, información y entretenimiento.

Las importantes inversiones concretadas entre los años 2004 y 2005, posibilitaron el relanzamiento de este medio de comunicación, dotándolo de mayor alcance y produciendo una serie de cambios estéticos, técnicos y en programación que le permitieron obtener un indiscutible liderazgo, que la radio nunca debió perder…

Recuperó consistencia su mensaje, siendo clave en la instalación de la agenda informativa diaria y en la generación de constructivos debates.

El público encontró razones valederas para escuchar su radio más allá de una circunstancia de costumbre, para satisfacer un pedido musical o para estar al tanto de las tradicionales necrologícas de las ocho de la mañana.

La radio se ganó un espacio en la consideración de sus vecinos, sus contenidos pasaron a ser pieza una importante de su tarea cotidiana.

Como pocas veces en su historia el compromiso de la opinión se instaló con fuerza en el aire. A diferencia de otras circunstancias lo hizo sin especulaciones políticas, económicas o sectoriales.

La necesidad de develar cuestiones ocultas, de poner blanco sobre negro en temas pendientes de la comunidad, permitió que muchos vecinos pudieran tener voz, que otros se sintieran interpretados (no representados) por una línea periodística dispuesta, como pocas veces a objetar las decisiones del poder.

“Los nuevos aires” ganaron adeptos y detractores.

Significaron sinceros apoyos y reconocimientos.

También presiones, veladas amenazas, ahogos, retaceos y hasta el alejamiento de anunciantes.

Fue la fuerza inyectada por los oyentes la que posibilitó obtener una preeminencia de audiencia, que ya no se discute.

Que compromete cada día para mantenerla y solidificarla.

Ya no es solamente el aire el fuerte radial, el trascendente aporte de su página en Internet lleva necesariamente a compartir los logros obtenidos, a reconocer el aporte de una propuesta: ágil, eficiente, innovadora y clave para universalizar el mensaje.

Además de los oyentes pasivos, laDorrego tiene un público activo que no duda en participar y muchas veces en comprometer su opinión.

Son un auxilio importante, siendo muchas veces los ojos y los oídos oportunos para captar hechos y transmitirlos.

Se perdió el miedo a “salir al aire”, siendo “los habladores”, un grupo de oyentes imprescindibles para la programación de cada jornada.

A ellos se sumaron los lectores de la página y una nueva especie: “los opinadores”.

Entre nombres de fantasía y reales, amas de casa con nombre propio, héroes y anónimos surgió una pléyade que tiene peso propio… aunque en lo particular siga manteniendo mis reservas y objeciones a muchas expresiones que al amparo de las sombras de la tecnología y las luces de la libertad de expresión: vilipendian, atacan y descalifican.

Pero la radio además de noticias, música, variedad de voces (incluso desde lo ideológico) tiene otros soportes que permiten fortalecer su infraestructura de comunicación: publicidad y servicio.

Atento a la condición de gratuidad que representa la radio para el público, la única alternativa de desarrollo y mantenimiento se basa en los ingresos publicitarios.

Sin la posibilidad del auxilio económico de la publicidad oficial de Provincia o Nación, es principalmente el mercado local y regional, a través de los comercios, pequeñas industrias y algunos municipios (incluido el local) los que permiten solventar una estructura que cuenta con gastos fijos importantes.

Es necesario entender que la publicidad no debe considerarse como una cuestión dadivosa o de colaboración, ya que ésta permite promocionar productos, difundir proyectos comerciales y es en los actuales tiempos vital en cualquier estrategia orientada a llegar al público.

La vidriera de la radio es una posibilidad bien aprovechada por muchos comerciantes, organismos e instituciones del medio. La difusión de promociones, ofertas y eventos tienen el respaldo de un mensaje multiplicador que llega dentro y fuera de Coronel Dorrego.

Además de esta legitima acción de recaudación, laDorrego sigue teniendo la misma vocación de servicio que al principio de sus actividades.

La necesidad de conseguir dadores de sangre, el extravío de llaves y elementos diversos, la perdida de mascotas, la búsqueda de una persona, requerimientos de índole personal (ropa, medicamentos o alimentos) y la presurosa salida de Bomberos, forman parte de las constantes respuestas que se brindan gratuitamente.

La radio sigue estando siempre cerca de su público, atenta a cada una de las inquietudes que surjan, dispuesta a seguir siendo la voz de los que no tienen voz, la caja de resonancia que posibilita que los silencios o los temores se transformen en positivas expresiones en la búsqueda de respuestas.

La amplitud del dial permite también que la gente pueda elegir.

En tal sentido existen distintas opciones locales de frecuencia modulada que cuentan a su modo lo que pasa entre nosotros, contribuyendo ellos también al esclarecimiento y al entretenimiento ciudadano.

Las voces bahienses disponen de “sus fanáticos” a casi toda hora, aunque cuando sienten la necesidad de saber de la mayoría de las cosas nuestras recurren indefectiblemente al 1470. Es que esos respetados medios solo priorizan a Coronel Dorrego cuando se trata de una mala noticia (principalmente accidentes, hechos policiales o fenómenos naturales) o cuando deben cumplir con una relación comercial pautada.

Aún sin escuchar estos oyentes suelen ser críticos del periodismo local, utilizando constantes y odiosas comparaciones, olvidando que la principal diferencia radica en las condiciones económicas de uno y otro mercado; por ende también son disímiles las realidades de un medio surgido en una población de 10.000 mil almas respecto a otro que por su densidad demográfica se parece más a una provincia que a una ciudad…

Es importante entender que hoy la tecnología (aunque costosa) se convirtió en positiva aliada de los pequeños medios. A toda hora y al instante puede informarse lo que pasa en el mundo, permitiendo que el oyente no este desactualizado y que las noticias no lleguen tarde.

La inmediatez sigue siendo una de las ventajas de la radio (como medio de comunicación) y, lo es también para una emisora como la nuestra que merced a los avances tecnológicos puede competir -a su modo- con la primicia de las grandes estructuras, sin perder de vista el basamento de su existencia: la información local.

A pesar de haber atravesado tempestades, de seguir todavía en el bravo mar de la crisis general y su propia crisis, a pesar de los múltiples contratiempos surgidos… la radio prosigue un camino que en 2010 arribará al trascendente mojón de los cuarenta años.

Porque la memoria del quijotesco “Pulpo” (Barda) no se puede manchar, los herederos radiales de su insobornable mensaje tenemos la responsabilidad de mantener en alto las dos banderas de su preciado legado: “servicio y pluralismo”.