miércoles

`Ajustarse el cinturón´. Escribe Hugo César Segurola

A esta altura del año los municipios trabajan en el armado del Presupuesto de Gastos y cálculo de recursos de cara a 2010.

Dentro de las definiciones que contiene esta palabra en la lengua castellana, hay una que se corresponde plenamente con la realidad: es “un supuesto o suposición”. En definitiva, no siempre el dibujo de los números previstos coincide con los ingresos finales.

Estas cuestiones de imprevisibilidad se potencian en etapas de crisis y fundamentalmente en la actualidad, donde la “caja” de la provincia muestra con creces sus flaquezas.

La famosa coparticipación llega cada vez más menguada a las comunas, obligando a restricciones en materia de gastos (compras, viáticos, inversiones y obras).

Algunos de estos ahorros resultan positivos, mientras que otros (como la disminución o la postergación de la obra pública) impacta sobre la generación de empleo que pretendían las autoridades de nación y provincia, como una forma de paliar las dificultades laborales de muchas personas.

Conscientes de este cuadro de situación, los intendentes deben insistir con los reclamos y muchas veces peregrinar por los pasillos oficiales en la búsqueda de auxilios (que pertenecen a sus distritos) y que se hacen imprescindibles para llegar a fin de mes.

En nuestro ámbito sobran los ejemplos en cuanto a las promesas incumplidas o la demora en la provisión de fondos, pudiendo citarse: la inconclusa construcción ampliatoria en la Escuela de Educación Agropecuaria Nº 1, la caída de licitaciones o el poco interés de ofertar por parte de las empresas, tal el caso de la Escuela 35 de Marisol, la no llegada de las famosas combis para las instituciones de educación especial, “entregadas” en pomposo acto. Sin olvidarnos del Plan Federal II, que además de generación de mano de obra contribuiría a disminuir el déficit habitacional local.

En algunos distritos las preocupaciones comienzan a ser mayores, pudiendo mencionarse la situación de Tres Arroyos, distrito que fue “bendecido con un millonario paquete de construcciones”, muchas de ellas en marcha, con un agravante hoy: la demora en la provisión de fondos y el cese de actividades en algunas, tal el caso del camino de cintura.

Con presupuestos cada vez más acotados y condicionados por los gastos en personal (que superan habitualmente el 50 por ciento de los “recursos estimados”, no queda demasiado margen de acción para afrontar realizaciones con fondos propios.

La remodelación de la plaza central, (que guste o no), fue un compromiso de campaña, se afrontó con recursos locales en sus primeras etapas. Por lo que cabe preguntarse hoy: ¿Cuáles serán los fondos destinados en el próximo ejercicio? ¿Volverá la oposición a insistir para que esos recursos se orienten a fines productivos?

El jefe comunal es sabedor que existen responsabilidades que no pueden transferirse, en tal sentido cumplir con el famoso ABL en materia de servicios resulta prioritario para seguir manteniendo la respuesta de los contribuyentes.

Contar con los recursos acordes y que nunca alcanzan en Salud y Desarrollo Social, es prioritario, como así también el mantenimiento acorde de caminos en el ámbito rural y obviamente el pago de los proveedores.

He dejado para el final dos temas importantes:

1.- RECLAMOS SALARIALES
Una movida gestada por la Federación de Trabajadores Municipales de la Provincia de Buenos Aires, insiste en recuperar el 3% por año de antigüedad, la modificación de la Ley 11757, un salario básico que no sea inferior al mínimo vital y móvil y la paritaria provincial.

Este mensaje se hizo carne en cada Sindicato y ya sea a través del dialogo, como el caso de Coronel Dorrego o de fuertes medidas de protesta, como en Coronel Suárez, siendo cada vez más constantes los reclamos de recomposición; no descartándose (incluso en nuestro ámbito) medidas de fuerza, sino prosperan determinados reclamos.

Tras una poco habitual Asamblea Extraordinaria, el Sindicato que lidera Domingo Fortunato, emitió un comunicado, expresando en uno de sus puntos: “Solicitar al Departamento Ejecutivo Municipal, un mayor esfuerzo y compromiso para mejorar los salarios de los trabajadores municipales de Coronel Dorrego, quienes ya no podemos seguir cargando en nuestros hombros y los de nuestras familias los costos de las crisis permanentes, el reemplazo de trabajadores efectivos por contratados con derechos laborales disminuidos, ni razón que justifique el pago de salarios por debajo del mínimo, vital y móvil. Es por eso que reclamos el pase al básico de los montos en negro (bonificación canasta, cincuenta pesos del presentismo), funcionamiento de la Junta de Ascensos y Promociones, el nombramiento de los agentes temporarios con más de cinco (5) años de antigüedad y el congelamiento en la incorporación de los mismos…”

El Intendente Zorzano ha respondido, hasta donde dice que “puede y debe”, tratando de evitar que los reclamos pasen a otro terreno, buscando controlar una situación que depende de los auxilios bonaerenses y del cumplimiento de los contribuyentes locales.

Pero además otra cuestión lo condiciona, la advertencia (no pública) desde la gobernación para que los aumentos tengan relación con los otorgados por la Provincia, para que no se pase de la raya en los incrementos salariales que dejen mal parada a la administración central, recordándole (de algún modo) que “el gobernador atiende en La Plata y desde allí se proveen los recursos mensuales…”

2.- CONTRIBUYENTES MOROSOS
Días atrás el Intendente habló que se ha detectado una importante morosidad en algunos contribuyentes, que pudiendo efectivizar el pago de sus tasas no lo hacen, desmitificando que no siempre “los que menos tienen son los más incumplidores”.
Indicó que algunos de los morosos disponen de grandes extensiones de campo, que no están en Dorrego, que no invierten localmente y que poco o nada generan en mano de obra; agregando que su incumplimiento se volvió costumbre y no obedece a cuestiones de crisis o baja rentabilidad, ya que en tiempos de “buenas cosechas” mantuvieron su postura deudora.
Estos “vivos” son los que habitualmente se benefician con planes especiales o moratorias, en desmedro de muchos vecinos que hacen grandes esfuerzos para mantener su conducta fiscal al día.

Allí y con las armas legales que posee el municipio, se debe ir hasta el hueso para ponerlos en caja, haciendo que la ley sea pareja para todos y que el reparto de la carga sea proporcional a la realidad y disponibilidad de cada contribuyente.

De cara a la última etapa del año la actualidad no da para tirar manteca al techo, recuperando nuevamente vigencia la repetida frase de nuestros padres y abuelos: “llegó la hora de ajustarse el cinturón…”