A partir de una investigación judicial en torno de un sonado caso policial acontecido a principios de año en Monte Hermoso, comenzó a destejerse un amplio tramado de hechos y protagonistas, apareciendo una vez más en escena nuevo caso de corrupción policial.
Seguramente no será el último…tampoco es el único.
¿A quién puede extrañar que sigan existiendo sectores policiales que mantienen connivencia con los delincuentes?
¿Puede desconocerse acaso la existencia de “recaudadores de uniforme”?
¿Tan inverosímil resulta suponer la existencia de protección, vista gorda y hasta encubrimiento?
¿Acaso no hemos oído hablar muchas veces de la famosa “caja policial?
¿No recordamos que muchos de los “célebres policías” (que fueron cesanteados en la región), pasaron por la dependencia local?
¿Son palabras nuevas: coimas, aprietes, sobres, tarifas y tareas de recaudación?
Hay varios libros que ilustran sobre esta modalidad delictual, que a los interesados en el tema recomiendo leer y que seguidamente detallo:
- La Bonaerense, de Carlos Dutil y Ricardo Ragendorfer.
- La secta del gatillo fácil, de Ricardo Ragendorfer.
- La Policía: pasado, presente y propuestas para el futuro, de Martin Edwin Anderson.
- El leviatán azul, de Marcelo Sain.
A propósito de este último texto y fundamentalmente de su autor, es importante señalar que el Dr. Marcelo Saín es licenciado en Ciencias Políticas y un experto en seguridad. Muy crítico frente a las mafias en la Policía, fue viceministro de Seguridad bonaerense entre julio de 2002 y enero de 2003, con el área a cargo de Juan Pablo Cafiero. Después fue comisionado de Prevención y Control de Lavado de Dinero de la Secretaría de Lucha contra el Narcotráfico nacional, y director de la Unidad de Información Financiera e interventor de la Policía de Seguridad Aeroportuaria.
Alude al "mecanismo de recaudación tradicional o histórica de la policía" (a diferencia de la `caja sucia' o `manchada con sangre') constituido por fondos obtenidos de `...actividades ilícitas de menor porte que han contado con un abarcativo grado de tolerancia institucional y con un elevado nivel de aceptación social, tales como el juego clandestino, la prostitución y la protección de ciertas actividades económicas, comerciales o sociales irregulares o prohibidas..."
Retornado al comienzo de la nota, merece destacarse que en esta investigación ha tenido una activa participación la Oficina de Ayudante Fiscal Descentralizada, con sede en Coronel Dorrego y con un anexo en Monte Hermoso.
La eficiente y paciente tarea permitió trabajar sobre distintas líneas, surgiendo el accionar “en banda” de un grupo de delincuentes con ramificación regional, “sospechándose” su autoría en casos de modalidad diversa, entre los que se menciona la sustracción de automotores y maquinaria rural en el ámbito de nuestro distrito.
Al ser consultado por la Dorrego, el Dr. Romero Jardín destacó también que no se trataba de improvisados y que contaban con “información, planificación y logística”. Destacando asimismo que era tal el punto de “protección y participación de algunos efectivos policiales”, que uno de ellos tenía previsto “sacar” en una unidad de la fuerza a uno de los autores del robo en “Parrilla Luisito”.
Una vez más las pistas se dirigieron a Cabildo, al constantemente mencionado y ya “famoso desarmadero del lugar”, donde se reunieron nuevas pruebas y se procedió a la incautación de auto partes que serán sometidas a las pericias de rigor.
Si bien sigo sosteniendo sobre la poco eficiente tarea de la Policía local en materia preventiva y de esclarecimiento; un párrafo aparte amerita la presencia en la ciudad de un representante judicial de las condiciones del Doctor Marcelo Romero Jardín.
Procedente de un lugar de mayor complejidad delictual, como Tres Arroyos (donde actuó como Instructor Judicial) y tras haber obtenido el cargo por concurso, Romero Jardín se ha encargado de revalidar sus pergaminos con creces, siendo bien acompañado por el resto del personal a su cargo.
Parco, de pocas palabras, de mirada seria y no muy proclive a la exposición mediática (pero siempre atento y respetuoso de la labor de la prensa), el Ayudante de Fiscal “habla a través de sus acciones”, ajustándose siempre “a Derecho” y ofreciendo a todas las partes la garantía del debido proceso.
Erróneamente y muchas veces desde el desconocimiento, se han formulado criticas a su accionar, mencionando desde (el anonimato) demoras en algunas decisiones.
Surge oportuno mencionar que Romero Jardín actúa como nexo con los distintos Fiscales con sede en Bahía Blanca, estando acotadas sus decisiones a los mandatos de “estos” y a la intervención de actores superiores, tal el caso de un Juez (cuando se solicita un allanamiento o un pedido de aprehensión) o el Juez de Garantías, cuando esta última acción se efectiviza.
Respecto a los policías que se pasaron de bando (una vez más), es de esperar que se profundice la investigación “hacia arriba”, porque no es descabellado suponer que detrás de “los perejiles” puedan existir responsables de mayor jerarquía.
Posdata: ¿En materia de “recaudación, caja y recaudadores” por actividades al margen de la ley, Coronel Dorrego es una isla…?
Seguramente no será el último…tampoco es el único.
¿A quién puede extrañar que sigan existiendo sectores policiales que mantienen connivencia con los delincuentes?
¿Puede desconocerse acaso la existencia de “recaudadores de uniforme”?
¿Tan inverosímil resulta suponer la existencia de protección, vista gorda y hasta encubrimiento?
¿Acaso no hemos oído hablar muchas veces de la famosa “caja policial?
¿No recordamos que muchos de los “célebres policías” (que fueron cesanteados en la región), pasaron por la dependencia local?
¿Son palabras nuevas: coimas, aprietes, sobres, tarifas y tareas de recaudación?
Hay varios libros que ilustran sobre esta modalidad delictual, que a los interesados en el tema recomiendo leer y que seguidamente detallo:
- La Bonaerense, de Carlos Dutil y Ricardo Ragendorfer.
- La secta del gatillo fácil, de Ricardo Ragendorfer.
- La Policía: pasado, presente y propuestas para el futuro, de Martin Edwin Anderson.
- El leviatán azul, de Marcelo Sain.
A propósito de este último texto y fundamentalmente de su autor, es importante señalar que el Dr. Marcelo Saín es licenciado en Ciencias Políticas y un experto en seguridad. Muy crítico frente a las mafias en la Policía, fue viceministro de Seguridad bonaerense entre julio de 2002 y enero de 2003, con el área a cargo de Juan Pablo Cafiero. Después fue comisionado de Prevención y Control de Lavado de Dinero de la Secretaría de Lucha contra el Narcotráfico nacional, y director de la Unidad de Información Financiera e interventor de la Policía de Seguridad Aeroportuaria.
Alude al "mecanismo de recaudación tradicional o histórica de la policía" (a diferencia de la `caja sucia' o `manchada con sangre') constituido por fondos obtenidos de `...actividades ilícitas de menor porte que han contado con un abarcativo grado de tolerancia institucional y con un elevado nivel de aceptación social, tales como el juego clandestino, la prostitución y la protección de ciertas actividades económicas, comerciales o sociales irregulares o prohibidas..."
Retornado al comienzo de la nota, merece destacarse que en esta investigación ha tenido una activa participación la Oficina de Ayudante Fiscal Descentralizada, con sede en Coronel Dorrego y con un anexo en Monte Hermoso.
La eficiente y paciente tarea permitió trabajar sobre distintas líneas, surgiendo el accionar “en banda” de un grupo de delincuentes con ramificación regional, “sospechándose” su autoría en casos de modalidad diversa, entre los que se menciona la sustracción de automotores y maquinaria rural en el ámbito de nuestro distrito.
Al ser consultado por la Dorrego, el Dr. Romero Jardín destacó también que no se trataba de improvisados y que contaban con “información, planificación y logística”. Destacando asimismo que era tal el punto de “protección y participación de algunos efectivos policiales”, que uno de ellos tenía previsto “sacar” en una unidad de la fuerza a uno de los autores del robo en “Parrilla Luisito”.
Una vez más las pistas se dirigieron a Cabildo, al constantemente mencionado y ya “famoso desarmadero del lugar”, donde se reunieron nuevas pruebas y se procedió a la incautación de auto partes que serán sometidas a las pericias de rigor.
Si bien sigo sosteniendo sobre la poco eficiente tarea de la Policía local en materia preventiva y de esclarecimiento; un párrafo aparte amerita la presencia en la ciudad de un representante judicial de las condiciones del Doctor Marcelo Romero Jardín.
Procedente de un lugar de mayor complejidad delictual, como Tres Arroyos (donde actuó como Instructor Judicial) y tras haber obtenido el cargo por concurso, Romero Jardín se ha encargado de revalidar sus pergaminos con creces, siendo bien acompañado por el resto del personal a su cargo.
Parco, de pocas palabras, de mirada seria y no muy proclive a la exposición mediática (pero siempre atento y respetuoso de la labor de la prensa), el Ayudante de Fiscal “habla a través de sus acciones”, ajustándose siempre “a Derecho” y ofreciendo a todas las partes la garantía del debido proceso.
Erróneamente y muchas veces desde el desconocimiento, se han formulado criticas a su accionar, mencionando desde (el anonimato) demoras en algunas decisiones.
Surge oportuno mencionar que Romero Jardín actúa como nexo con los distintos Fiscales con sede en Bahía Blanca, estando acotadas sus decisiones a los mandatos de “estos” y a la intervención de actores superiores, tal el caso de un Juez (cuando se solicita un allanamiento o un pedido de aprehensión) o el Juez de Garantías, cuando esta última acción se efectiviza.
Respecto a los policías que se pasaron de bando (una vez más), es de esperar que se profundice la investigación “hacia arriba”, porque no es descabellado suponer que detrás de “los perejiles” puedan existir responsables de mayor jerarquía.
Posdata: ¿En materia de “recaudación, caja y recaudadores” por actividades al margen de la ley, Coronel Dorrego es una isla…?