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El 2 de marzo de 2008 era un día lluvioso en Dorrego y tuve la chance de cruzarme en el chat con Federico Rasmussen.
El dueño del rostro que poco después aparecería en millones de televisores de toda la Argentina estaba en ese momento en la casa del "Negro", su tío, en la ciudad de La Plata.
"Estoy de visita: vine el finde a estar con la familia", contó a través de un modo de comunicación tan impersonal como es la Internet.
Pero esa frase en el chico de 16 años venía cargada de emoción. Y quedó demostrado cuando más tarde narró: "Extraño un montón Dorrego. Salir a la plaza, estar tranqui con los amigos y familia, los asados de los fines de semana".
Le propuse realizar una entrevista por chat para esta página y no dudo. Como yo tampoco al seleccionar el título para esa nota: "Ahora entiendo que en dos meses se te puede cambiar la vida". Lo dijo porque hacía alrededor de sesenta días estaba jugando la final San Martín - Independiente y ahora entranaba para Lanús.
Pero como con las aptitudes no alcanza y a los sueños hay que ponerles esfuerzo, Federico consiguió pisar tierra nigeriana y participar de un Mundial, pese a que sólo habían transcurrido menos de dos años "de aquel durísimo" partido entre Santos y Rojos.
Al terminar la entrevista, le pedí una foto suya para ilustrar la nota y luego de buscar, encontró una en la que posa con camisa blanca. Si hoy fuera esa charla, no necesitaría solicitar una imagen, porque varias de ellas fueron "colgadas" en la web oficial de la FIFA tras cada participación de la Selección en Nigeria.
Federico, el joven deportista dorreguense, ya no es una promesa. Demostró que tiene calidad no sólo en la cancha sino también en lo humano.
El dueño del rostro que poco después aparecería en millones de televisores de toda la Argentina estaba en ese momento en la casa del "Negro", su tío, en la ciudad de La Plata.
"Estoy de visita: vine el finde a estar con la familia", contó a través de un modo de comunicación tan impersonal como es la Internet.
Pero esa frase en el chico de 16 años venía cargada de emoción. Y quedó demostrado cuando más tarde narró: "Extraño un montón Dorrego. Salir a la plaza, estar tranqui con los amigos y familia, los asados de los fines de semana".
Le propuse realizar una entrevista por chat para esta página y no dudo. Como yo tampoco al seleccionar el título para esa nota: "Ahora entiendo que en dos meses se te puede cambiar la vida". Lo dijo porque hacía alrededor de sesenta días estaba jugando la final San Martín - Independiente y ahora entranaba para Lanús.
Pero como con las aptitudes no alcanza y a los sueños hay que ponerles esfuerzo, Federico consiguió pisar tierra nigeriana y participar de un Mundial, pese a que sólo habían transcurrido menos de dos años "de aquel durísimo" partido entre Santos y Rojos.
Al terminar la entrevista, le pedí una foto suya para ilustrar la nota y luego de buscar, encontró una en la que posa con camisa blanca. Si hoy fuera esa charla, no necesitaría solicitar una imagen, porque varias de ellas fueron "colgadas" en la web oficial de la FIFA tras cada participación de la Selección en Nigeria.
Federico, el joven deportista dorreguense, ya no es una promesa. Demostró que tiene calidad no sólo en la cancha sino también en lo humano.
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