La mañana surgió luminosa, asociada a la expectativa que había generado la llegada de aquel esperado día en toda la ciudadanía.
Pasaron veintiséis años de aquel trascendente momento donde los argentinos comenzamos a recuperar derechos, a sacar a luz toda la podredumbre oculta.
Aquel 30 de Octubre de 1983 (que hoy surge distante), las urnas, violentamente guardadas volvieron a abrirse.
Antes de ello… se llenaron de votos, de bronca, de impotencia, de ganas de participación.
Desde temprano las mesas de votación fueron recepcionando a los entusiasmados ciudadanos, las colas se hacían extensas ya sea por la cantidad de concurrentes, como por la lentitud que se experimentaba en cada mesa…producto de la falta de práctica de sus autoridades.
Las enormes libretas de “almacén o carnicería” se mezclaban con flamantes y pequeños DNI.
Las páginas de “constancias electorales” ofrecían suficiente espacio para el esperado sello el voto.
En realidad no eran muchos los que podían mostrar su participación comicial y en los casos que eso sucedía, quedaba reflejado en los blancos de cada papeleta personal las constantes y violentas interrupciones de los usurpadores del poder.
Coronel Dorrego había vivido una intensa campaña electoral, de igual modo la realización de las elecciones internas partidarias.
La vuelta a la gimnasia democrática recuperó acciones que eran desconocidas para una gran mayoría: las afiliaciones, las elecciones internas, los actos callejeros, las recorridas de dirigentes de fuste, la vuelta a los locales partidarios, las marchitas , los paredones pintados de leyendas, la pegatina con las fotos de los candidatos y los cierres de campaña.
Miguel Armando Cifarelli ocupó el cargo de Comisionado en la última etapa del gobierno de facto; tratándose de un hombre de pocas palabras, trato afable e integrante de una tradicional familia dedicada a la actividad comercial.
Ya instalada la democracia Cifarelli (al igual que varios funcionarios que actuaron en el municipio entre 1976-1983) comenzó a participar electoralmente a través de la Unión del Centro Democrático, mientras que varios de los dirigentes que habían sido parte del “proceso comunal” se sumaron a otras agrupaciones, en especial a las filas del radicalismo.
La U.C.R. debió atravesar una doble confrontación: primero fue la elección de autoridades partidarias, donde participó un total de 1.271 afiliados, consagrando como Presidente a Osvaldo Crego, quién con 488 sufragios superó a Raúl Loydi y a Pascual Zabala, que lograron 449 y 334 votos respectivamente.
En tanto la candidatura a Intendente fue disputada por el Médico Veterinario, José Francisco Nondedeu y el comerciante Rodolfo Mario Cebreiro, pasando el primero de ellos a representar a este sector político en la contienda electoral del 83.
El Partido Justicialista afrontó su interna para cargos electivos y partidarios, pugnando por los lugares en juego dos sectores, que sin embargo adhirieron a la candidatura al máximo cargo municipal al Contador Público, Antonio Quintiliano Vega.
La lista Azul encabezada por Eduardo Orlando Gagna logró resultar ganadora, obteniendo un total de 540 votos, contra los 218 de la denominada “Auténtica”, compuesta entre otros por: Celia Sosa, Julio Jiménez, Ramón Segundo Rivero, Amando Pía, Vicente Speranza y Vicente Ardengui, entre otros.
Manteniendo su tradición y sumándose al éxito electoral registrado en provincia y nación, la Unión Cívica Radical obtuvo un claro éxito electoral, catapultando al doctor José Francisco Nondedeu como Intendente.
El radicalismo triunfó con 5.712 votos, obteniendo además de la jefatura comunal, un total de siete bancas en el Concejo, mientras que el Justicialismo que resultó segundo con 3.547 sufragios, consiguió ingresar a cuatro representantes.
El Movimiento de Integración y Desarrollo (M.I.D.) finalizó tercero con 1.013 votos, pero favorecido por la cantidad de cargos que estaban en disputa, pudo lograr el ingreso de un representante.
Además intervinieron otras cuatro agrupaciones, las que obtuvieron estos guarismos: Alianza Federal (629), Partido Intransigente (442), Partido Comunista (177) y Frente de Izquierda Popular (20).
Asimismo el Distrito tuvo dos representantes en la Cámara de Diputados bonaerense: Osvaldo Crego y Armando Pina (Oriente), ambos dirigitentes de la U.C.R.
Es importante señalar que en la primera elección registrada en Monte Hermoso (cuya autonomía fue declarada en 1979), resultó electo un dorreguense: Rodolfo Majluf, quién en el año 1973 había encabezado la lista del PJ dorreguense, perdiendo en muy reñida puja con el representante del Partido Intransigente, Doctor Nírido Santagada y donde terminó tercero Osvaldo Crego.
En esta breve reseña he querido recordar aquel trascendente acto electoral de 26 años atrás, donde los argentinos recuperamos la vida en democracia tras la oscura noche de un proceso que en su autoritaria “reorganización nacional” se encargó violentamente de: censurar, perseguir, torturar y matar a miles de argentinos.
No existen dudas que la democracia tiene asignaturas pendientes, que muchas veces sus dirigentes no están a la altura de las circunstancias, que hay mucho por hacer y corregir.
Pero también es necesario en este particular aniversario, recordar que detrás de los golpes militares, hubo dirigentes políticos y muchos ciudadanos alentándolos, convirtiéndose en el sustento civil de las fuerzas armadas de cada pueblo, en “las buenas personas del régimen. Coronel Dorrego no fue la excepción, también los tuvo, unos: marcando gente, delatando, informando; otros: desde su condición de funcionarios o colaboradores.
Lisa y llanamente: “participes necesarios de la ilegitimidad”.
Pasaron veintiséis años de aquel trascendente momento donde los argentinos comenzamos a recuperar derechos, a sacar a luz toda la podredumbre oculta.
Aquel 30 de Octubre de 1983 (que hoy surge distante), las urnas, violentamente guardadas volvieron a abrirse.
Antes de ello… se llenaron de votos, de bronca, de impotencia, de ganas de participación.
Desde temprano las mesas de votación fueron recepcionando a los entusiasmados ciudadanos, las colas se hacían extensas ya sea por la cantidad de concurrentes, como por la lentitud que se experimentaba en cada mesa…producto de la falta de práctica de sus autoridades.
Las enormes libretas de “almacén o carnicería” se mezclaban con flamantes y pequeños DNI.
Las páginas de “constancias electorales” ofrecían suficiente espacio para el esperado sello el voto.
En realidad no eran muchos los que podían mostrar su participación comicial y en los casos que eso sucedía, quedaba reflejado en los blancos de cada papeleta personal las constantes y violentas interrupciones de los usurpadores del poder.
Coronel Dorrego había vivido una intensa campaña electoral, de igual modo la realización de las elecciones internas partidarias.
La vuelta a la gimnasia democrática recuperó acciones que eran desconocidas para una gran mayoría: las afiliaciones, las elecciones internas, los actos callejeros, las recorridas de dirigentes de fuste, la vuelta a los locales partidarios, las marchitas , los paredones pintados de leyendas, la pegatina con las fotos de los candidatos y los cierres de campaña.
Miguel Armando Cifarelli ocupó el cargo de Comisionado en la última etapa del gobierno de facto; tratándose de un hombre de pocas palabras, trato afable e integrante de una tradicional familia dedicada a la actividad comercial.
Ya instalada la democracia Cifarelli (al igual que varios funcionarios que actuaron en el municipio entre 1976-1983) comenzó a participar electoralmente a través de la Unión del Centro Democrático, mientras que varios de los dirigentes que habían sido parte del “proceso comunal” se sumaron a otras agrupaciones, en especial a las filas del radicalismo.
La U.C.R. debió atravesar una doble confrontación: primero fue la elección de autoridades partidarias, donde participó un total de 1.271 afiliados, consagrando como Presidente a Osvaldo Crego, quién con 488 sufragios superó a Raúl Loydi y a Pascual Zabala, que lograron 449 y 334 votos respectivamente.
En tanto la candidatura a Intendente fue disputada por el Médico Veterinario, José Francisco Nondedeu y el comerciante Rodolfo Mario Cebreiro, pasando el primero de ellos a representar a este sector político en la contienda electoral del 83.
El Partido Justicialista afrontó su interna para cargos electivos y partidarios, pugnando por los lugares en juego dos sectores, que sin embargo adhirieron a la candidatura al máximo cargo municipal al Contador Público, Antonio Quintiliano Vega.
La lista Azul encabezada por Eduardo Orlando Gagna logró resultar ganadora, obteniendo un total de 540 votos, contra los 218 de la denominada “Auténtica”, compuesta entre otros por: Celia Sosa, Julio Jiménez, Ramón Segundo Rivero, Amando Pía, Vicente Speranza y Vicente Ardengui, entre otros.
Manteniendo su tradición y sumándose al éxito electoral registrado en provincia y nación, la Unión Cívica Radical obtuvo un claro éxito electoral, catapultando al doctor José Francisco Nondedeu como Intendente.
El radicalismo triunfó con 5.712 votos, obteniendo además de la jefatura comunal, un total de siete bancas en el Concejo, mientras que el Justicialismo que resultó segundo con 3.547 sufragios, consiguió ingresar a cuatro representantes.
El Movimiento de Integración y Desarrollo (M.I.D.) finalizó tercero con 1.013 votos, pero favorecido por la cantidad de cargos que estaban en disputa, pudo lograr el ingreso de un representante.
Además intervinieron otras cuatro agrupaciones, las que obtuvieron estos guarismos: Alianza Federal (629), Partido Intransigente (442), Partido Comunista (177) y Frente de Izquierda Popular (20).
Asimismo el Distrito tuvo dos representantes en la Cámara de Diputados bonaerense: Osvaldo Crego y Armando Pina (Oriente), ambos dirigitentes de la U.C.R.
Es importante señalar que en la primera elección registrada en Monte Hermoso (cuya autonomía fue declarada en 1979), resultó electo un dorreguense: Rodolfo Majluf, quién en el año 1973 había encabezado la lista del PJ dorreguense, perdiendo en muy reñida puja con el representante del Partido Intransigente, Doctor Nírido Santagada y donde terminó tercero Osvaldo Crego.
En esta breve reseña he querido recordar aquel trascendente acto electoral de 26 años atrás, donde los argentinos recuperamos la vida en democracia tras la oscura noche de un proceso que en su autoritaria “reorganización nacional” se encargó violentamente de: censurar, perseguir, torturar y matar a miles de argentinos.
No existen dudas que la democracia tiene asignaturas pendientes, que muchas veces sus dirigentes no están a la altura de las circunstancias, que hay mucho por hacer y corregir.
Pero también es necesario en este particular aniversario, recordar que detrás de los golpes militares, hubo dirigentes políticos y muchos ciudadanos alentándolos, convirtiéndose en el sustento civil de las fuerzas armadas de cada pueblo, en “las buenas personas del régimen. Coronel Dorrego no fue la excepción, también los tuvo, unos: marcando gente, delatando, informando; otros: desde su condición de funcionarios o colaboradores.
Lisa y llanamente: “participes necesarios de la ilegitimidad”.