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La gente. Escribe el periodista Hugo César Segurola

La utilización del término “gente” resulta muy frecuente en la política y en los medios de comunicación, especialmente en el ámbito radial y televisivo.

Con distintos protagonistas y escenarios: desde la tribuna, los avisos de campaña o desde un micrófono es frecuente escuchar expresiones donde la “gente” ocupa un lugar relevante.

“Lo que piensa la gente…”

“Lo que dice la gente…”

“Lo que quiere la gente…”

“La opinión de la gente…”

En nombre de la “gente” muchos dirigentes centran sus mensajes proselitistas, dicen representarla y haber captado las necesidades y deseos de ella…

Desde el contacto cotidiano en forma reiterada (y errónea), se puede escuchar en radio o televisión como muchos comunicadores se arrogan la representatividad ciudadana, hablando por ella, creyendo interpretarla siempre.

La “gente” sirve para disfrazar pensamientos, para responsabilizar al conjunto de preguntas o reflexiones que temen exteriorizarse en nombre propio.

¿De qué gente hablan los políticos?

¿A qué gente representamos desde los medios de comunicación?

Basta leer la definición de la palabra “gente” en un diccionario para hallar respuestas sobre el tema:

Gente. 1. Pluralidad de personas. || 2. Con respecto a quien manda, conjunto de quienes dependen de él. || 3. Cada una de las clases que pueden distinguirse en la sociedad. Gente del pueblo. Gente rica o de dinero. || 4. familia (ǁ grupo de personas que viven juntas).

“Gente para todos los gustos…”

Hay “gente quejosa”…que asume sus problemas como los únicos de la sociedad, que le importan solo sus temas, que minimiza los pesares de los otros.

Hay “gente que lucha”…desde la miseria diaria, desde el dolor de una dignidad perdida, desde un sueldo que no alcanza, desde una casa que no es propia.

Hay “gente que espera”…ilusionada con mejores días, que apuesta a seguir creyendo.

Hay “gente anónima”…que da sin pedir recompensas, que apoya sin condicionamientos.

Hay “gente con nombre y apellido”…que han herido a tantos, que han utilizado el poder para pocos, que siguen pensando en solucionar únicamente sus propios males.

Hay “gente que ambiciona”…más bienes, más dinero, más éxito.

Hay “gente solidaria”…que piensa en función de los otros, que dedica tiempo a las angustias ajenas, que comparte la mesa pobre, que bebe de la copa de una esperanza casi consumida.

Hay “gente que tiende la mano”…sincera, abierta, sin esperar otra recompensa que hacer el bien.

Hay “gente de anteojeras siempre puestas”…que solo miran hacia adelante, que embisten todo lo que encuentran a su paso, que no detienen su prisa, que no miran hacia atrás.

Hay “gente feliz”…con pocas cosas: un beso, un abrazo, un vino compartido.

Hay “gente sola”…disfrutando las mieles de la riqueza, las victorias de sus inversiones.

Hay “gente acompañada”…en el dolor de una tristeza, en el retorno a casa después de otra jornada sin ocupación.

Hay “gente enojada”… con los de aquí y los de allá.

Hay “gente que ríe siempre”… que enciende de optimismo las penumbras ajenas, que inyecta entusiasmo siempre.

Hay “gente que dice representar al pueblo… y solo representan sus propios intereses o los de un sector determinado.

Hay gente rica…

Hay gente pobre…

Hay gente que labura y otros…que viven de la gente que labura”…

Hay buena gente…

Hay mala gente…

Hay gente de clase… Hay gente con clase…

Hay gente bien… Hay gente de bien…

Hay gente de confianza y gente de confianza perdida…

Hay gente de pueblo…

Hay gente de campo… y gente con campo…

Hay gente sincera…

Hay gente tramposa, desleal y artera…

Hay gente de traje y corbata, de overol, de pilchas gauchas…

Hay gente desnuda…

Entre muchas está la gente que más me gusta a mi, esa con la que me siento identificado… esa que muchas veces no tiene prensa ni políticos que la representen, que pocas veces habla, que siempre escucha, que sigue esperando: … “la gente simple.”