A 28 años de la recuperación momentánea del territorio de Malvinas e Islas del Atlántico Sur, una vez más la memoria nos convoca, como si tuviéramos algún impedimento que no nos permite recordar ciertas instancias de nuestra historia, coincidiendo con lo más amargo de ella y que indudablemente como país joven, democráticamente hablando, seguimos arrastrando generación tras generación sin dirimir definitivamente nuestras cuentas sin saldar.
La guerra de Malvinas, más allá de quien la decidió, indudablemente se equivocó, como todos los que deciden una guerra, pero peor aún inmoló a muchísimos jóvenes argentinos , cumpliendo con una obligación abolida definitivamente y muchos militares que dieron su vida embuidos en una ferviente defensa de su patria, que lamentablemente no contó con el sustento una vez hecha la guerra, de lo que esto supone e impone.
La aventura que coroló la dictadura militar, decisión juzgada penalmente en alguno de ellos, se convirtió para el pueblo argentino en una deuda, nunca paga ni asumida. La aventura fue de los que comandaron, la gesta fue de los combatientes, oficiales y conscriptos que dejaron su sangre en las islas, o arrastran sus almas en el país, no pudiendo sobrellevar el horror vivido.
El oculto regreso de los sobrevivientes marcó aún más las heridas de la guerra.
Un horrible manejo hacia quienes supieron pelear y dejar su vida , ante una tarea encomendada en nombre de su país.
Que la junta militar comandada por Galtieri no sabía lo que hacía, desafiando militarmente a los países más poderosos de la tierra, seguramente habrá sido así.
Los caídos , nuestros compatriotas no tuvieron opción de decidir.
El aval y el entusiasmo del pueblo en la plaza, cuando el histórico “ si quieren venir, que vengan, les presentaremos batalla”, cambió radicalmente cuando la capitulación y represión incluida en plaza de mayo, también había sido distinta unos días antes del 2 de abril, cuando también había habido represión.
La argentinidad al palo, las masas deciden, y también se equivocan.La comodidad para el grueso, vivida por informes televisivos, de yapa triunfalistas, mentirosos, manipulados, y a muchísimos kilómetros de distancia, hizo de Malvinas, una rara mezcla de patriotismo y belicismo que solamente nos volvió a la realidad, cuando enterados de lo que realmente nos había sucedido, salvaguardando el heroísmo de nuestra gente, nos dimos cuenta que habíamos ido a disputar un lugar que nos corresponde en una forma que no podíamos, guiados por quienes no sabían.
Desmalvinizar fue la tarea, los chicos asomando a la vida, encontraron la muerte, los militares fueron detrás de lo ordenado y lo sentido , a ellos debemos honra.
Los gobiernos democráticos que sucedieron a la dictadura no supieron o no quisieron ocuparse debidamente tal cual lo reclamaban los mal llamados veteranos de guerra, 300 excombatientes se han quitado la vida, la que no perdieron o sí, en los 74 días de horror donde 649 no vieron la humillación del regreso y su posterior vivencia .
El maltrato de superiores, condiciones meteorológicas desvastantes, pertrechos obsoletos, alimentación precaria e insuficiente, el propio desgarrante y horroroso marco de la guerra han marcado para siempre a nuestros compatriotas, que no han tenido un trato adecuado , acorde a lo sufrido, que tiene continuidad en un traumático silencio de quien regresa del infierno.
Esta le debemos….sin duda que seguiremos de la mano de la paz y el derecho en la palabra, reclamando la soberanía de Malvinas, eso nunca se abandonará. La invasión pirata de los ingleses, tiene modernización y actualización económica.
Hace pocos días tres diputados argentinos viajaron al foreng office, invitados por Gran Bretaña, en un claro apoyo al avance de explotación petrolera en plataforma submarina argentina por parte de empresas británicas.
Al menos , tendríamos que empezar por allí, respetando fuere cual fuere el motivo del desembarco del 2 de abril de 1982, la sangre de nuestros hermanos derramada en esa guerra y las víctimas posteriores.
¿O esto también es remover el pasado? Una oración para los que ya no están y el respeto y reconocimiento para los que aún viven como pueden.
La guerra de Malvinas, más allá de quien la decidió, indudablemente se equivocó, como todos los que deciden una guerra, pero peor aún inmoló a muchísimos jóvenes argentinos , cumpliendo con una obligación abolida definitivamente y muchos militares que dieron su vida embuidos en una ferviente defensa de su patria, que lamentablemente no contó con el sustento una vez hecha la guerra, de lo que esto supone e impone.
La aventura que coroló la dictadura militar, decisión juzgada penalmente en alguno de ellos, se convirtió para el pueblo argentino en una deuda, nunca paga ni asumida. La aventura fue de los que comandaron, la gesta fue de los combatientes, oficiales y conscriptos que dejaron su sangre en las islas, o arrastran sus almas en el país, no pudiendo sobrellevar el horror vivido.
El oculto regreso de los sobrevivientes marcó aún más las heridas de la guerra.
Un horrible manejo hacia quienes supieron pelear y dejar su vida , ante una tarea encomendada en nombre de su país.
Que la junta militar comandada por Galtieri no sabía lo que hacía, desafiando militarmente a los países más poderosos de la tierra, seguramente habrá sido así.
Los caídos , nuestros compatriotas no tuvieron opción de decidir.
El aval y el entusiasmo del pueblo en la plaza, cuando el histórico “ si quieren venir, que vengan, les presentaremos batalla”, cambió radicalmente cuando la capitulación y represión incluida en plaza de mayo, también había sido distinta unos días antes del 2 de abril, cuando también había habido represión.
La argentinidad al palo, las masas deciden, y también se equivocan.La comodidad para el grueso, vivida por informes televisivos, de yapa triunfalistas, mentirosos, manipulados, y a muchísimos kilómetros de distancia, hizo de Malvinas, una rara mezcla de patriotismo y belicismo que solamente nos volvió a la realidad, cuando enterados de lo que realmente nos había sucedido, salvaguardando el heroísmo de nuestra gente, nos dimos cuenta que habíamos ido a disputar un lugar que nos corresponde en una forma que no podíamos, guiados por quienes no sabían.
Desmalvinizar fue la tarea, los chicos asomando a la vida, encontraron la muerte, los militares fueron detrás de lo ordenado y lo sentido , a ellos debemos honra.
Los gobiernos democráticos que sucedieron a la dictadura no supieron o no quisieron ocuparse debidamente tal cual lo reclamaban los mal llamados veteranos de guerra, 300 excombatientes se han quitado la vida, la que no perdieron o sí, en los 74 días de horror donde 649 no vieron la humillación del regreso y su posterior vivencia .
El maltrato de superiores, condiciones meteorológicas desvastantes, pertrechos obsoletos, alimentación precaria e insuficiente, el propio desgarrante y horroroso marco de la guerra han marcado para siempre a nuestros compatriotas, que no han tenido un trato adecuado , acorde a lo sufrido, que tiene continuidad en un traumático silencio de quien regresa del infierno.
Esta le debemos….sin duda que seguiremos de la mano de la paz y el derecho en la palabra, reclamando la soberanía de Malvinas, eso nunca se abandonará. La invasión pirata de los ingleses, tiene modernización y actualización económica.
Hace pocos días tres diputados argentinos viajaron al foreng office, invitados por Gran Bretaña, en un claro apoyo al avance de explotación petrolera en plataforma submarina argentina por parte de empresas británicas.
Al menos , tendríamos que empezar por allí, respetando fuere cual fuere el motivo del desembarco del 2 de abril de 1982, la sangre de nuestros hermanos derramada en esa guerra y las víctimas posteriores.
¿O esto también es remover el pasado? Una oración para los que ya no están y el respeto y reconocimiento para los que aún viven como pueden.
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