Como citaba sábados atrás , un proverbio español reza: “Cada uno habla de la feria, como le va en ella”; y es aceptable desde un punto de vista lógico, de la individualidad de las personas; no tan así de dirigentes que suponen representar a otras personas agrupadas en organizaciones preferentemente gremiales o empresariales, que, por supuesto, defienden, luchan, protestan, apoyados de última en intereses económicos corporativos que han dado origen a su propia existencia.
Ahora bien, digo: todo dirigente no sólo debe, tiene que conocer aspectos globales de la sociedad en la cual le toca desempeñarse, por la sencilla razón de que no está solo; y que debe corresponderse a un conjunto organizado como sociedad, que no le afecta el derecho a peticionar, pero que su información, conocimiento y desenvolvimiento no pueden obviar situaciones macro en la economía y en la marcha misma de un país; hasta llegar a pensar que un sector por más importante que ese dirigente crea que representa, sea lo único de lo cual tienen que ocuparse quienes gobiernan ; dejando de lado todo el resto, apoyado en una doctrina fisiócrata; sentando su pensamiento en la propiedad de la tierra y los frutos de su explotación , regulado sólo por un orden natural economico, por donde pasa toda la humanidad.
Las últimas declaraciones públicas del Señor Hugo Luis Biolcati, presidente de la Sociedad Rural Argentina, preocupan, se adhiera o no a su reclamo.
Dentro de un marco democrático, del cual tiempo atrás desnostaba, opinando jocosamente con un conocido periodista de los domingos por la noche en televisión sobre la duración del actual gobierno, obviamente no apostando al cumplimiento de su periodo constitucional, lo de días atrás, calificando de epopeya al paro agropecuario de 2008, llamando al boicot a los festejos del bicentenario y opinando duramente sobre la actuación de los agrodiputados, como el mismo alguna vez bautizó a los dirigentes agropecuarios devenidos políticos, que esperaba cambiaran en pocos días el oscuro horizonte de las ganancias de sus representados , corre por cuenta de quienes se jactan la propiedad del resultado de las últimas elecciones y no ven los efectos que no supieron sopesar con una elección legislativa.
El resto colma la tranquilidad de pensar distinto para pasar a la intranquilidad de convivir con la irresponsabilidad totalmente desmedida de quien vive reclamando sobre la confrontación , que según quien la formula, viene de otro lado.
Veamos. Cuando se habla de epopeya en términos nacionales, recordamos gestas heroicas, hechos gloriosos, y aparece como mucho, calificar de epopeya, a un reclamo justo por estos lugares, como el nuestro, que de última no mereció el tratamiento, de los mismos dirigentes nacionales que justificó la gran protesta, que sobre una de las sequías mas importantes de los últimos años, conformaron el explosivo coctel, perjudicando una economía, tabulada por los vaivenes climáticos, con reflejo sin duda en el resto del movimiento pueblerino.
Epopeya , según Biolcati, que sirvió para que su figura personal y representativa de una de las más controvertidas entidades en la consideración del argentino medio, lo habilite para que desde su posición de la actualidad llame a boicotear los festejos de todos los argentinos sobre 200 años de historia nada menos, arrogandose la visión del humor de la gente; toda la gente; sin animarse a llamarla pueblo; por el sólo hecho de su opinión sobre la marcha de la economía sectorial que representa.
Seguramente será muy importante y trascendente la lucha que mantiene por conveniencias económicas empresariales el Señor Biolcati, pero jamás serán más importantes que la historia y el presente de todo un país.
También habrá acto organizado por el inefable Alfredo de Ángeli en Entre Rios y por Coninagro, diferenciadose oficialmente del resto de los argentinos, en nuestros festejos del bicentenario, en todos lados y en cada población del país.
Se equivocan también en personalizar los sentimientos patrióticos, palabras que abundan en sus discursos, en las diferencias abismales que lo separan, a ellos, y a su entidades, de las actuales autoridades nacionales, que no son ni serán los que estuvieron o los que estarán en ese lugar, los dueños de una nación que llega a los 200 años de existencia con el paso de miles y millones de habitantes que pueblan este bendito país, que soportan personajes, protagonistas de la realidad cotidiana, mediática por excelencia, pero que no soporta la ofensa de que algunos desprecien, desde su intemperancia , toda la importancia de 200 años como nación, orgulloso, arte, equivocación y acierto de todos los argentinos sin excepción.
Nadie pide que se claudique en un reclamo que quien lo lleva adelante considera justo, eso sí, “la palabra igualdad de todos los habitantes de esta tierra”, ya la contenía el Himno Nacional Argentino, el mismo que no falta cada vez que se nos antoja protestar o festejar.
La medida de quien es más Argentino que otro; no la da una posición económica, ni nadie es más “distinto” aún tenga razón.
Ahora bien, digo: todo dirigente no sólo debe, tiene que conocer aspectos globales de la sociedad en la cual le toca desempeñarse, por la sencilla razón de que no está solo; y que debe corresponderse a un conjunto organizado como sociedad, que no le afecta el derecho a peticionar, pero que su información, conocimiento y desenvolvimiento no pueden obviar situaciones macro en la economía y en la marcha misma de un país; hasta llegar a pensar que un sector por más importante que ese dirigente crea que representa, sea lo único de lo cual tienen que ocuparse quienes gobiernan ; dejando de lado todo el resto, apoyado en una doctrina fisiócrata; sentando su pensamiento en la propiedad de la tierra y los frutos de su explotación , regulado sólo por un orden natural economico, por donde pasa toda la humanidad.
Las últimas declaraciones públicas del Señor Hugo Luis Biolcati, presidente de la Sociedad Rural Argentina, preocupan, se adhiera o no a su reclamo.
Dentro de un marco democrático, del cual tiempo atrás desnostaba, opinando jocosamente con un conocido periodista de los domingos por la noche en televisión sobre la duración del actual gobierno, obviamente no apostando al cumplimiento de su periodo constitucional, lo de días atrás, calificando de epopeya al paro agropecuario de 2008, llamando al boicot a los festejos del bicentenario y opinando duramente sobre la actuación de los agrodiputados, como el mismo alguna vez bautizó a los dirigentes agropecuarios devenidos políticos, que esperaba cambiaran en pocos días el oscuro horizonte de las ganancias de sus representados , corre por cuenta de quienes se jactan la propiedad del resultado de las últimas elecciones y no ven los efectos que no supieron sopesar con una elección legislativa.
El resto colma la tranquilidad de pensar distinto para pasar a la intranquilidad de convivir con la irresponsabilidad totalmente desmedida de quien vive reclamando sobre la confrontación , que según quien la formula, viene de otro lado.
Veamos. Cuando se habla de epopeya en términos nacionales, recordamos gestas heroicas, hechos gloriosos, y aparece como mucho, calificar de epopeya, a un reclamo justo por estos lugares, como el nuestro, que de última no mereció el tratamiento, de los mismos dirigentes nacionales que justificó la gran protesta, que sobre una de las sequías mas importantes de los últimos años, conformaron el explosivo coctel, perjudicando una economía, tabulada por los vaivenes climáticos, con reflejo sin duda en el resto del movimiento pueblerino.
Epopeya , según Biolcati, que sirvió para que su figura personal y representativa de una de las más controvertidas entidades en la consideración del argentino medio, lo habilite para que desde su posición de la actualidad llame a boicotear los festejos de todos los argentinos sobre 200 años de historia nada menos, arrogandose la visión del humor de la gente; toda la gente; sin animarse a llamarla pueblo; por el sólo hecho de su opinión sobre la marcha de la economía sectorial que representa.
Seguramente será muy importante y trascendente la lucha que mantiene por conveniencias económicas empresariales el Señor Biolcati, pero jamás serán más importantes que la historia y el presente de todo un país.
También habrá acto organizado por el inefable Alfredo de Ángeli en Entre Rios y por Coninagro, diferenciadose oficialmente del resto de los argentinos, en nuestros festejos del bicentenario, en todos lados y en cada población del país.
Se equivocan también en personalizar los sentimientos patrióticos, palabras que abundan en sus discursos, en las diferencias abismales que lo separan, a ellos, y a su entidades, de las actuales autoridades nacionales, que no son ni serán los que estuvieron o los que estarán en ese lugar, los dueños de una nación que llega a los 200 años de existencia con el paso de miles y millones de habitantes que pueblan este bendito país, que soportan personajes, protagonistas de la realidad cotidiana, mediática por excelencia, pero que no soporta la ofensa de que algunos desprecien, desde su intemperancia , toda la importancia de 200 años como nación, orgulloso, arte, equivocación y acierto de todos los argentinos sin excepción.
Nadie pide que se claudique en un reclamo que quien lo lleva adelante considera justo, eso sí, “la palabra igualdad de todos los habitantes de esta tierra”, ya la contenía el Himno Nacional Argentino, el mismo que no falta cada vez que se nos antoja protestar o festejar.
La medida de quien es más Argentino que otro; no la da una posición económica, ni nadie es más “distinto” aún tenga razón.
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