¿Cuál será la respuesta de los dorreguenses a la convocatoria del Bicentenario?
¿Se animará la gente a salir a la calle, a vestirse de pueblo?
¿Condicionará el frío que anuncia el pronóstico del tiempo y el feriado largo, para la participación de la comunidad?
¿Se dejarán de lado resquemores, broncas, diferencias?
¿Se preferirá mirarlo desde la ventana, esperar que la televisión reproduzca las imágenes o se estará dispuesto a ser protagonistas de una jornada histórica?
Estas y otras preguntas se planteaban los organizadores, también aquellos que tenemos la misión de reflejar los sucesos del día a día.
Afortunadamente y tal como aconteció en todo el país, Coronel Dorrego dejó de lado su habitual apatía, la modorra y la indiferencia (tan nuestra), para asociarse a través del conjunto a una fiesta que contempló a todas las expresiones, que le brindó un lugarcito a cada habitante dispuesto a aceptar la convocatoria.
El público fue llegando en forma puntual, reuniéndose a lo largo de varias cuadras de la Avenida Fuertes, todos en orden, respetando lugares, ubicándose codo a codo, sintiéndose vecinos todos.
Los guardapolvos de los alumnos de los niveles primarios y secundarios lucían su mejor blanco, mezclándose con los rosas y celestes en cuadritos de los Jardines de Infantes.
La familia aparecía en el escenario callejero en todo su esplendor: padres, abuelos y tíos, hijos, hermanos y otros parientes en la calle desfilando o en las veredas viendo el paso del desfile, aplaudiendo con in disimulado orgullo.
Niñas y niños llevando en sus manos banderitas argentinas, saltando felices, lágrimas y sonrisas como expresivas mascaras de una tarde en paz y confraternidad.
Un himno argentino cantado con el corazón, una letra transmitida desde el alma, aflorando con su mejor voz en las rojas gargantas de una multitud (difícil de precisar su número).
Decididos a observar lo que ocurría más allá de la plaza y, por acertada sugerencia de Adalberto Suárez (Camarógrafo del Canal), comenzamos a recorrer “la Avenida” desde San Martín hasta Martín Fierro.
Nos encontramos con varias postales: imágenes y voces que encerramos en una cinta, que habremos de atesorar por siempre, que algún día de mañana se convertirán en documento de los sucesos de este 25 de mayo de 2010.
Los Jardines de Infantes, SEIM, Escuelas de distintos niveles y lugares mostrando la importancia de la educación, expresando en cada docente y alumnos el beneplácito por conformar cada uno de ellos un eslabón en la extensa cadena de protagonistas.
Las maestras del presente marchando junto a las alumnas del Instituto Superior de Formación Docente, unidas por un mismo propósito: seguir enseñando y formando.
Los representantes de las distintas corrientes inmigratorias de la ciudad y la zona: italianos, sirios, daneses, holandeses, vascos y la delegación española, reforzada con sus centros: “A Morriña (gallegos), de Castilla y León, asturianos y los valencianos locales.
Los pocos habitantes de San Román se vinieron en delegación a la fiesta, se juntaron con los que están aquí y lucieron estandartes que son afines al sentimiento de su gente: como el de la Sala de Primeros Auxilios “Lotario González” o el del Centro Social Valenciano. Como muestra de que estuvieron todos, se trajeron de la Ermita hasta el mismísimo “santito” que da nombre a la localidad.
En medio de la recorrida, con pasos apresurados vimos marchar en busca de los representantes de la colectividad “vasca” a don Máximo Corcuera: auténtico ejemplo de lucha, perseverancia y coraje cívico.
Nos encontramos después con la nutrida representación de El Perdido, donde estaban “los alemanes del Volga” luciendo sus trajes típicos, expresando su sentido de pertenencia. A su lado el Delegado Walter Lagos y varias señoras (entre otras Mirta de Moyano), todas esforzadas colaboradoras de la siempre bien cuidada “capillita” del lugar.
Aparicio, Faro, Irene y Oriente también dijeron presente: escuelas, jardines e instituciones llevando en alto el nombre de sus sitios, trayendo a la ciudad cabecera el mensaje que viene del otro lado del río o de la despoblada zona rural.
Los Amigos del Folklore con el blanco y azul de su uniforme, con la presencia de sus hombres y mujeres que desde la danza ganaron merecido respeto. Marcando el recorrido (como siempre) “Coco” y “Tita” Basualdo, veteranos guardianes de una idea de tradición que se mantiene inalterable.
“Criollos de la Querencia”, esta vez de a pie… Allí estaba desde su enorme estatura paisana Pedro Rocha, manteniendo en alto aquel banderín que con tanto orgullo y pasión (y muchas veces en soledad) levantó mi viejo. (Héctor Segurola)
También la gente de la entidad que permite pasear el nombre del pago en todo el país: La Peña Nativista. Desde la belleza de su Paisana Flor Micaela Ulbedal, pasando por Raúl Illescas, sin poder lucir su consagrado emprendado por estas cuestiones de la veda, terminando con Raúl Martínez, su actual Presidente y “Miguelito” Marcos, abrigado con el viejo poncho de “don Julián” (su padre).
Los Bomberos Voluntarios con Daniel Michelena de abanderado, a paso lento y sin la prisa de la emergencia, recibieron el aplauso sincero de los vecinos, agradeciéndoles por la vigilia de tantos años, por los auxilios y la voluntaria decisión de servir a diario.
Enfermeras y auxiliares, una ambulancia y la presencia del Hospital “Eva Perón”, también las salitas periféricas que se ocupan de la salud y que recuerdan a dos médicos (de los de antes), “Cholo” Loydi y Juan Carlos Conti.
El deporte a través de sus instituciones: Independiente, Ferroviario, Villa Rosa, San Martín y otros exponentes de actividades que hacen a la recreación, al entretenimiento y a la formación de muchos chicos; también el resto de las entidades sociales y de servicio.
Vehículos de otros días, modernas unidades del presente, maquinas municipales y otras instituciones se encargaron de cerrar el desfile.
El paso de cada vecino, de cada delegación, fue magistralmente adornado por la música de artistas nuestros, unidos desde las melodías folklóricas en este día tan especial: Cristian de Marco, Fernando Di Marco, Rodrigo Terrón, Hugo Basualdo, Fernando Strasser y Roberto Sola.
Nadie estaba dispuesto a volverse a casa, por eso largas fueron las colas de autos y de gente caminando en búsqueda de la cancha de Independiente.
En la previa se podía observar a Gabriel Bermúdez ultimando detalles, a Fabio Sosa y Fabián Fuertes abocados a los ajustes finales del sonido y a varios fotógrafos/as buscando retener las distintas imágenes del acontecimiento.
Las filmadoras en manos de Ezequiel Balestra, Pablo Rodríguez (desde lo alto) y Adalberto Suárez (desde el campo de juego) procurando las mejores tomas para las emisiones televisivas y la red, que permitirán disfrutar cómodamente y en cada hogar de “la segunda fiesta del bicentenario).
Repleta la tribuna del rojo, esta vez impregnada de celeste y blanco.
Cientos, miles los dorreguenses que se ubicaron en las amplias instalaciones de 25 de Mayo y Lequerica.
Todos mezclados: profesionales y trabajadores, también más de un desocupado, jubilados, docentes, ricos y pobres, gente de aquí y de la zona, amigos de todos los días y también esos que se miran con recelo, funcionarios, políticos, amas de casa, jóvenes y viejos…
Unas cuarenta parejas entregando un logrado “Pericón Nacional”, que tuvo a empleados, docentes, concejales, hombres del común y hasta el propio Intendente, Fabián Zorzano, entre sus bailarines.
A la voz de “ahura” fueron entregando algunas figuras de la danza.
La cancha se olvidó por un rato los gritos de gol, la pasión se vistió esta vez con los colores de la patria.
Nora Cenci se olvidó por un rato de su rol de Directora de Cultura, dejando en sus colaboradores el último tramo de la aceitada organización, dispuesta a disfrutar la fiesta “desde adentro”.
Los Consejeros Escolares “Chichita” Roche y Cristian Nielsen cambiaron la rutina de tramites y papeles por las figuras de un baile, con varias noches de ensayo.
Juan Carlos Chalde dejó vacía la banca para unir sus manos con las de María Elena, su feliz mamá. A la también Concejal, Gladys Di Domenico -como pocas veces- se la pudo ver sonreír a lo largo del extenso recorrido.
Sin botas y de alpargatas, con un poncho marrón, Leoncio José Aldea, representó a uno de esos “gauchos pobres” que a diferencia de los que lucen la riqueza en sus pilchas, ellos la llevan en el corazón.
Y hubo otros vecinos participando de la fiesta, en la mención de algunos de ellos el reconocimiento a todos: Carlos Peciña y “Carlitos” Molina, representantes de El Perdido, Marcelo Ocaña, Alejandro Ponce por la Agrupación Amigos del Folklore, Miguel Lluch sin el traje y la corbata de todos los días, Raúl Martínez y su esposa Olga, Osvaldo Poggio teniendo a Margo (la esposa de “Yiye”) como compañera, Elsa Paris, César Rivas, Matilde y Miguel Marcos, Rosa D´Annunzio, “Pedrito” Rovein, Héctor Mario Balda, Silvia Sola y Héctor Montero.
La tarde ya no pudo resistir a la presión insoportable de la noche y fue necesario que Oscar Sauco levantara la palanca para que las torres de iluminación se encendieran a pleno.
Fue posible entonces ver con mayor nitidez el mensaje que levantaron desde sus pancartas los operarios del Taller Protegido: ¡Viva la patria!
En esa expresión sentida y en la valerosa actitud cotidiana de sus portadores, quedó plasmado el mensaje de todo un pueblo… el grito se multiplicó, se ganó en la tribuna, se hizo tan inmenso como el mismo cielo que anunciaba la caída del sol.
Gustavo Ariel Blazquez había dejado el saco a un lado, a su auxilio había llegado su esposa Mónica con un abrigo indispensable. De su rica verba surgieron las palabras finales arengando al público, expresando el agradecimiento a todos los vecinos e invitando a quedarse un rato más…
El frío reclamaba de abrigos, comenzaba a hacer sentir sus efectos.
Sin embargo la gente estaba dispuesta a seguir siendo parte de la fiesta.
Y fue entonces que la concurrencia marchó decidida, tratando de encontrar un poco de calor en las puertas del “rancho”.
Una larga mesa aguardaba, a la gente de Bomberos Voluntarios correspondía este capítulo del festejo. Durante varios días habían trabajado para preparar “el mejor chocolate” que se recuerde.
Enormes ollas, paletas, cucharas y un montón de voluntades que primero rallaron las oscuras barras, que luego mezclaron con la blanca leche, transformándolas en 700 litros de una bebida vital para el friolento –como estoico publico-
Integrantes de la Comisión Directiva, bomberos, colaboradores y vecinos repartieron vasos y depositaron su dulce contenido, satisfaciendo la ansiedad de la gente.
El Presidente Lavios, su hija Eugenia, José Del Valle, Néstor Uribe, Fabián Arruti, “Lali” Leonardo Manuela Mendía, Cristina González, Ana María Pantaleone, “Carlitos” Rodríguez e Hilda Fradejas eran algunas de las personas que marchaban llevando jarras llenas o vacías.
Adentro Osvaldo Tear, Abel Ibarra, Hugo Conti y Soñia Domínguez seguían con la tarea de revolver un contenido, que cada vez parecía tener más adeptos.
El chocolate fue complementado con unas 5000 tortas fritas, que fueron amasadas y cocinadas por el grupo de mujeres de la Peña Nativista.
Enormes canastas mostraban el contenido de las tentadoras y autóctonas tortas. Haydee Jalif, Patricia Atala, Oscar Oviedo y Raúl Illescas parecían no dar abasto con el reparto, mientras que el Presidente de la Comisión del Bicentenario (aún vestido de gaucho) se sumaba a la tarea.
Era hora de irse, no era aconsejable seguir repitiendo la propuesta de chocolate y tortas fritas… La gente seguía disfrutando del festejo.
Quedaron en mí imágenes y voces…
Más temprano había notado emoción sincera en muchos vecinos…
El Profesor Fabián Barda, me había dicho de la necesidad de interpretar el mensaje del “Bicentenario”, de “repensar” la patria…
Al vecino Roberto Schwindt lo vi feliz junto a sus nietos, con el corazón recuperado, con la alegría de una fiesta patria en familia.
El Intendente Zorzano habló de la necesidad de dejar de lado las broncas, los rencores, las diferencias sectoriales. También planteó trabajar en pos de objetivos comunes para la sociedad.
25 de Mayo de 2010… En los 200 años de la patria, en el año del Bicentenario: ¡¡La gente volvió a la calle!
Por un rato los dorreguenses dejamos de ser meros actores de reparto o silenciosos espectadores, para sentirnos protagonistas de un momento histórico, único…seguramente: irrepetible.
Al fin de cuentas, aunque no acostumbremos a ponerlo en práctica muy seguido: “Juntos es más fácil…”.
¿Se animará la gente a salir a la calle, a vestirse de pueblo?
¿Condicionará el frío que anuncia el pronóstico del tiempo y el feriado largo, para la participación de la comunidad?
¿Se dejarán de lado resquemores, broncas, diferencias?
¿Se preferirá mirarlo desde la ventana, esperar que la televisión reproduzca las imágenes o se estará dispuesto a ser protagonistas de una jornada histórica?
Estas y otras preguntas se planteaban los organizadores, también aquellos que tenemos la misión de reflejar los sucesos del día a día.
Afortunadamente y tal como aconteció en todo el país, Coronel Dorrego dejó de lado su habitual apatía, la modorra y la indiferencia (tan nuestra), para asociarse a través del conjunto a una fiesta que contempló a todas las expresiones, que le brindó un lugarcito a cada habitante dispuesto a aceptar la convocatoria.
El público fue llegando en forma puntual, reuniéndose a lo largo de varias cuadras de la Avenida Fuertes, todos en orden, respetando lugares, ubicándose codo a codo, sintiéndose vecinos todos.
Los guardapolvos de los alumnos de los niveles primarios y secundarios lucían su mejor blanco, mezclándose con los rosas y celestes en cuadritos de los Jardines de Infantes.
La familia aparecía en el escenario callejero en todo su esplendor: padres, abuelos y tíos, hijos, hermanos y otros parientes en la calle desfilando o en las veredas viendo el paso del desfile, aplaudiendo con in disimulado orgullo.
Niñas y niños llevando en sus manos banderitas argentinas, saltando felices, lágrimas y sonrisas como expresivas mascaras de una tarde en paz y confraternidad.
Un himno argentino cantado con el corazón, una letra transmitida desde el alma, aflorando con su mejor voz en las rojas gargantas de una multitud (difícil de precisar su número).
Decididos a observar lo que ocurría más allá de la plaza y, por acertada sugerencia de Adalberto Suárez (Camarógrafo del Canal), comenzamos a recorrer “la Avenida” desde San Martín hasta Martín Fierro.
Nos encontramos con varias postales: imágenes y voces que encerramos en una cinta, que habremos de atesorar por siempre, que algún día de mañana se convertirán en documento de los sucesos de este 25 de mayo de 2010.
Los Jardines de Infantes, SEIM, Escuelas de distintos niveles y lugares mostrando la importancia de la educación, expresando en cada docente y alumnos el beneplácito por conformar cada uno de ellos un eslabón en la extensa cadena de protagonistas.
Las maestras del presente marchando junto a las alumnas del Instituto Superior de Formación Docente, unidas por un mismo propósito: seguir enseñando y formando.
Los representantes de las distintas corrientes inmigratorias de la ciudad y la zona: italianos, sirios, daneses, holandeses, vascos y la delegación española, reforzada con sus centros: “A Morriña (gallegos), de Castilla y León, asturianos y los valencianos locales.
Los pocos habitantes de San Román se vinieron en delegación a la fiesta, se juntaron con los que están aquí y lucieron estandartes que son afines al sentimiento de su gente: como el de la Sala de Primeros Auxilios “Lotario González” o el del Centro Social Valenciano. Como muestra de que estuvieron todos, se trajeron de la Ermita hasta el mismísimo “santito” que da nombre a la localidad.
En medio de la recorrida, con pasos apresurados vimos marchar en busca de los representantes de la colectividad “vasca” a don Máximo Corcuera: auténtico ejemplo de lucha, perseverancia y coraje cívico.
Nos encontramos después con la nutrida representación de El Perdido, donde estaban “los alemanes del Volga” luciendo sus trajes típicos, expresando su sentido de pertenencia. A su lado el Delegado Walter Lagos y varias señoras (entre otras Mirta de Moyano), todas esforzadas colaboradoras de la siempre bien cuidada “capillita” del lugar.
Aparicio, Faro, Irene y Oriente también dijeron presente: escuelas, jardines e instituciones llevando en alto el nombre de sus sitios, trayendo a la ciudad cabecera el mensaje que viene del otro lado del río o de la despoblada zona rural.
Los Amigos del Folklore con el blanco y azul de su uniforme, con la presencia de sus hombres y mujeres que desde la danza ganaron merecido respeto. Marcando el recorrido (como siempre) “Coco” y “Tita” Basualdo, veteranos guardianes de una idea de tradición que se mantiene inalterable.
“Criollos de la Querencia”, esta vez de a pie… Allí estaba desde su enorme estatura paisana Pedro Rocha, manteniendo en alto aquel banderín que con tanto orgullo y pasión (y muchas veces en soledad) levantó mi viejo. (Héctor Segurola)
También la gente de la entidad que permite pasear el nombre del pago en todo el país: La Peña Nativista. Desde la belleza de su Paisana Flor Micaela Ulbedal, pasando por Raúl Illescas, sin poder lucir su consagrado emprendado por estas cuestiones de la veda, terminando con Raúl Martínez, su actual Presidente y “Miguelito” Marcos, abrigado con el viejo poncho de “don Julián” (su padre).
Los Bomberos Voluntarios con Daniel Michelena de abanderado, a paso lento y sin la prisa de la emergencia, recibieron el aplauso sincero de los vecinos, agradeciéndoles por la vigilia de tantos años, por los auxilios y la voluntaria decisión de servir a diario.
Enfermeras y auxiliares, una ambulancia y la presencia del Hospital “Eva Perón”, también las salitas periféricas que se ocupan de la salud y que recuerdan a dos médicos (de los de antes), “Cholo” Loydi y Juan Carlos Conti.
El deporte a través de sus instituciones: Independiente, Ferroviario, Villa Rosa, San Martín y otros exponentes de actividades que hacen a la recreación, al entretenimiento y a la formación de muchos chicos; también el resto de las entidades sociales y de servicio.
Vehículos de otros días, modernas unidades del presente, maquinas municipales y otras instituciones se encargaron de cerrar el desfile.
El paso de cada vecino, de cada delegación, fue magistralmente adornado por la música de artistas nuestros, unidos desde las melodías folklóricas en este día tan especial: Cristian de Marco, Fernando Di Marco, Rodrigo Terrón, Hugo Basualdo, Fernando Strasser y Roberto Sola.
Nadie estaba dispuesto a volverse a casa, por eso largas fueron las colas de autos y de gente caminando en búsqueda de la cancha de Independiente.
En la previa se podía observar a Gabriel Bermúdez ultimando detalles, a Fabio Sosa y Fabián Fuertes abocados a los ajustes finales del sonido y a varios fotógrafos/as buscando retener las distintas imágenes del acontecimiento.
Las filmadoras en manos de Ezequiel Balestra, Pablo Rodríguez (desde lo alto) y Adalberto Suárez (desde el campo de juego) procurando las mejores tomas para las emisiones televisivas y la red, que permitirán disfrutar cómodamente y en cada hogar de “la segunda fiesta del bicentenario).
Repleta la tribuna del rojo, esta vez impregnada de celeste y blanco.
Cientos, miles los dorreguenses que se ubicaron en las amplias instalaciones de 25 de Mayo y Lequerica.
Todos mezclados: profesionales y trabajadores, también más de un desocupado, jubilados, docentes, ricos y pobres, gente de aquí y de la zona, amigos de todos los días y también esos que se miran con recelo, funcionarios, políticos, amas de casa, jóvenes y viejos…
Unas cuarenta parejas entregando un logrado “Pericón Nacional”, que tuvo a empleados, docentes, concejales, hombres del común y hasta el propio Intendente, Fabián Zorzano, entre sus bailarines.
A la voz de “ahura” fueron entregando algunas figuras de la danza.
La cancha se olvidó por un rato los gritos de gol, la pasión se vistió esta vez con los colores de la patria.
Nora Cenci se olvidó por un rato de su rol de Directora de Cultura, dejando en sus colaboradores el último tramo de la aceitada organización, dispuesta a disfrutar la fiesta “desde adentro”.
Los Consejeros Escolares “Chichita” Roche y Cristian Nielsen cambiaron la rutina de tramites y papeles por las figuras de un baile, con varias noches de ensayo.
Juan Carlos Chalde dejó vacía la banca para unir sus manos con las de María Elena, su feliz mamá. A la también Concejal, Gladys Di Domenico -como pocas veces- se la pudo ver sonreír a lo largo del extenso recorrido.
Sin botas y de alpargatas, con un poncho marrón, Leoncio José Aldea, representó a uno de esos “gauchos pobres” que a diferencia de los que lucen la riqueza en sus pilchas, ellos la llevan en el corazón.
Y hubo otros vecinos participando de la fiesta, en la mención de algunos de ellos el reconocimiento a todos: Carlos Peciña y “Carlitos” Molina, representantes de El Perdido, Marcelo Ocaña, Alejandro Ponce por la Agrupación Amigos del Folklore, Miguel Lluch sin el traje y la corbata de todos los días, Raúl Martínez y su esposa Olga, Osvaldo Poggio teniendo a Margo (la esposa de “Yiye”) como compañera, Elsa Paris, César Rivas, Matilde y Miguel Marcos, Rosa D´Annunzio, “Pedrito” Rovein, Héctor Mario Balda, Silvia Sola y Héctor Montero.
La tarde ya no pudo resistir a la presión insoportable de la noche y fue necesario que Oscar Sauco levantara la palanca para que las torres de iluminación se encendieran a pleno.
Fue posible entonces ver con mayor nitidez el mensaje que levantaron desde sus pancartas los operarios del Taller Protegido: ¡Viva la patria!
En esa expresión sentida y en la valerosa actitud cotidiana de sus portadores, quedó plasmado el mensaje de todo un pueblo… el grito se multiplicó, se ganó en la tribuna, se hizo tan inmenso como el mismo cielo que anunciaba la caída del sol.
Gustavo Ariel Blazquez había dejado el saco a un lado, a su auxilio había llegado su esposa Mónica con un abrigo indispensable. De su rica verba surgieron las palabras finales arengando al público, expresando el agradecimiento a todos los vecinos e invitando a quedarse un rato más…
El frío reclamaba de abrigos, comenzaba a hacer sentir sus efectos.
Sin embargo la gente estaba dispuesta a seguir siendo parte de la fiesta.
Y fue entonces que la concurrencia marchó decidida, tratando de encontrar un poco de calor en las puertas del “rancho”.
Una larga mesa aguardaba, a la gente de Bomberos Voluntarios correspondía este capítulo del festejo. Durante varios días habían trabajado para preparar “el mejor chocolate” que se recuerde.
Enormes ollas, paletas, cucharas y un montón de voluntades que primero rallaron las oscuras barras, que luego mezclaron con la blanca leche, transformándolas en 700 litros de una bebida vital para el friolento –como estoico publico-
Integrantes de la Comisión Directiva, bomberos, colaboradores y vecinos repartieron vasos y depositaron su dulce contenido, satisfaciendo la ansiedad de la gente.
El Presidente Lavios, su hija Eugenia, José Del Valle, Néstor Uribe, Fabián Arruti, “Lali” Leonardo Manuela Mendía, Cristina González, Ana María Pantaleone, “Carlitos” Rodríguez e Hilda Fradejas eran algunas de las personas que marchaban llevando jarras llenas o vacías.
Adentro Osvaldo Tear, Abel Ibarra, Hugo Conti y Soñia Domínguez seguían con la tarea de revolver un contenido, que cada vez parecía tener más adeptos.
El chocolate fue complementado con unas 5000 tortas fritas, que fueron amasadas y cocinadas por el grupo de mujeres de la Peña Nativista.
Enormes canastas mostraban el contenido de las tentadoras y autóctonas tortas. Haydee Jalif, Patricia Atala, Oscar Oviedo y Raúl Illescas parecían no dar abasto con el reparto, mientras que el Presidente de la Comisión del Bicentenario (aún vestido de gaucho) se sumaba a la tarea.
Era hora de irse, no era aconsejable seguir repitiendo la propuesta de chocolate y tortas fritas… La gente seguía disfrutando del festejo.
Quedaron en mí imágenes y voces…
Más temprano había notado emoción sincera en muchos vecinos…
El Profesor Fabián Barda, me había dicho de la necesidad de interpretar el mensaje del “Bicentenario”, de “repensar” la patria…
Al vecino Roberto Schwindt lo vi feliz junto a sus nietos, con el corazón recuperado, con la alegría de una fiesta patria en familia.
El Intendente Zorzano habló de la necesidad de dejar de lado las broncas, los rencores, las diferencias sectoriales. También planteó trabajar en pos de objetivos comunes para la sociedad.
25 de Mayo de 2010… En los 200 años de la patria, en el año del Bicentenario: ¡¡La gente volvió a la calle!
Por un rato los dorreguenses dejamos de ser meros actores de reparto o silenciosos espectadores, para sentirnos protagonistas de un momento histórico, único…seguramente: irrepetible.
Al fin de cuentas, aunque no acostumbremos a ponerlo en práctica muy seguido: “Juntos es más fácil…”.
1 comentario:
Que bueno!!!! una maravilla como han trabajado todos!!!!! que placer ver el empeño y garra que le han puesto, un placer ver con que alegria funcionarios y vecinos de Dorrego como con alegria han desfilado, bailado y representado roles variados. Mis más sinceras felicitaciones a Nora Cenci, Ruben Terrón quienes han sido la escencia del festejo y a quienes corrieron de un lado para el otro como Cristian Nielsen quin se lo vió corriendeo de lado a otro, el municipio, la gente y la comunidad en general un placer, ya hacia tiempo que no no retornaba a Dorrego, pero fué un placer.
Tito de La Plata.
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