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La tierra de San Martín y Perón vuelve a encontrar su destino suramericano, dice la CCP

Los presidentes suramericanos, en una histórica reunión, eligieron por unanimidad al ex presidente de la República Argentina, Néstor Kirchner, como Secretario General de la UNASUR, el principal organismo de nuestra integración continental.

La Corriente Causa Popular, inspirada en la acción y el pensamiento de Jorge Abelardo Ramos, manifiesta su más legítimo orgullo y su más decidido apoyo a esta decisión de los países que integran nuestra Patria Grande. Con ella se consolida la política latinoamericana de los gobiernos de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández, que es la actualización y la síntesis de la mejor tradición argentina, la de San Martín, la de Artigas, la de Manuel Ugarte y la de Juan Domingo Perón.

Un argentino, digno heredero de estos prohombres, estará al frente del primer proyecto de integración suramericana que conoce la historia. En efecto, nunca antes, desde el Congreso Anfictiónico convocado por Simón Bolívar, ha existido la oportunidad de incluir a todos los países de nuestro subcontinente en un organismo colectivo, sin la presencia amenazante de los EE.UU. Vale la pena recordar que la UNASUR tuvo su estreno en la también histórica reunión de Santiago de Chile, cuando la unanimidad continental desbarató los intentos golpistas en la República de Bolivia.

La Argentina vuelve a tener el papel protagónico latinoamericano que pensara Juan Domingo Perón en la década del cincuenta. Argentina vuelve a la tradición que se iniciara con el Libertador y que continuó con Carlos Calvo y la doctrina Drago, con Roque Sáenz Peña y su rechazo a la doctrina Monroe, con Hipólito Yrigoyen y su repudio a la invasión yanqui a la República Dominicana.

Y de la misma manera que la pequeña codicia porteña expresada por Rivadavia se opuso al proyecto sanmartiniano, hoy hay argentinos que por psicopatía facciosa, como la diputada Elisa Carrió, o por contumacia oligárquica y antidemocrática, como el conductor televisivo Mariano Grondona, se oponen indignamente al galardón que para los argentinos significa la elección de los presidentes suramericanos. Detrás de sus viciosos argumentos sobrevive el ánimo parroquial, la medianía de horizonte, el espíritu de campanario que caracterizó a los “pequeños hombres del Plata” de los que hablaba Juan Bautista Alberdi.

Pese a su pequeñez, la Argentina ha encontrado, esperemos que para siempre, su destino suramericano. (10.05.10)

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