viernes

"Sabor agridulce: la mediatización de la política". Por Hugo César Segurola

A diario podemos observar como desde pequeños a grandes temas son discutidos a través de la prensa, quedando -muchas veces- desplazados o ignorados los ámbitos naturales de discusión.

La mediatización de los conflictos se ha constituido en un camino más rápido para su tratamiento, lo cual no implica que sea lo más aconsejable o eficiente para la dilucidación de los mismos.

Muchos sectores de la sociedad encuentran a diario en los medios de comunicación una vía para canalizar sus enojos, reclamos o peticiones.

En la mayoría de los casos tiene que ver con la falta de respuesta de organismos públicos, funcionarios o dirigentes.

En otros se saca provecho del impacto del mensaje.

Muchas veces se lo utiliza como moneda de cambio, como “sutil” amenaza, que más de una vez se escucha en los pasillos oficiales: “ahora me voy al cable o a la radio…”

¿Por qué en los medios?

Varias pueden ser las respuestas a este interrogante, a modo de síntesis algunas de ellas:

- Por la inmediatez, ya que una expresión ante una cámara o un micrófono acorta notoriamente los pasos burocráticos de una entrevista personal o audiencia.

- Porque un tema expuesto mediáticamente deja su condición de anónimo o desconocido para convertirse en público.

- Por la repercusión que se logra.

- Porque muchas veces, ya sea por el cúmulo de gestiones, por la falta de interés o por la trascendencia de la cuestión, los reclamos no son debidamente atendidos.

Es necesario reconocer que los medios han sabido usufructuar esas inquietudes, convirtiéndose los oyentes, televidentes y lectores en valiosas “fuentes” que permiten ser disparadores de diferentes hechos.

Convengamos también que los propios dirigentes públicos se han adaptado a esta formula, ya sea siendo muy “dependientes” del mensaje de los medios o utilizando el alcance y penetración de éstos como vía de respuesta a los interrogantes opositores o ciudadanos, evitando la formalidad institucional.

Casos testigos

Coronel Dorrego no escapa a esta modalidad, bastando para ello escuchar la programación diaria de esta emisora o leer su página para darse cuenta de la incidencia de LA DORREGO en el tratamiento y recepción de varios conflictos.

Un simple y acotado repaso sirve como ejemplo de lo expuesto:

- Aquí se escucharon las contundentes palabras del cura párroco Hugo Díaz Súnico, hablando que la “droga entraba a mano llena”.

- La denuncia de usurpación de terrenos en Marisol y las dificultades originadas por falta de profesionales médicos dejaron de ser un tema exclusivo de Oriente, instalándose con peso en la ciudad cabecera.

- El caso Echeto llegó a conocimiento de la gente desde estos micrófonos, de igual modo la ocupación ilegal de viviendas por parte de algunas familias locales.

- La nota editorial referida a la inseguridad, motivó una gran movida que incluyó la presencia del Jefe de la Departamental y una serie de movimientos posteriores en la esfera policial.

- La primer noticia referida al robo de un vehículo oficial y la dimisión del Director de la Producción fue primicia de nuestra página. Aquí se fue potenciando el debate.

Estos son algunos ejemplos que permiten ilustrar sobre la cuestión, que hablan del alcance del mensaje y también de la trascendencia de los medios de comunicación en la sociedad moderna.

¿Es lo correcto? ¿Es lo aconsejable?

Si cualquiera de ustedes me lo preguntara, mi respuesta resultaría ambigua.

Desde este lado: (como trabajador de prensa) bienvenido el debate, la discusión, el esclarecimiento, la libre expresión sin excluidos, el tratamiento abierto de todos los temas, el interés que despierta en la audiencia.

Desde lo personal y en mi condición de vecino, me preocupa que “los medios marquen la agenda”, que las respuestas o las acciones surjan a partir de una nota o un comentario.

Me inquieta que se “marche detrás de los hechos, que pocas veces se prevenga”.

Me genera desencanto que se desvalorice la institucionalidad, que se profundice el descrédito.

¿No son culpables muchos de nuestros dirigentes de esta falta de credibilidad?

Ya sea por acción, omisión, desidia, acostumbramiento al cargo o comodidad muchos de nuestros representantes (de antes y de ahora), han fallado, han sido responsables del enojo o del descontento de la gente.

Es oportuno recordar también que cada uno de ellos fueron legitimados por el voto ciudadano.

Es necesario tener en consideración que no pocos funcionarios y concejales se han repetido en los cargos, que las reelecciones fueron una constante, que los puestos de decisión política parecen ejercerse en forma vitalicia: algunos son como la democracia, están desde 1983…

¿Cómo se cambia?

Con la participación, con el compromiso, con la responsabilidad de los partidos políticos generando sus debates internos, con la vuelta a la militancia.

Terminando con las designaciones “a dedo” o virtuales, dándoles lugar también a “los vecinos sin titulo”.

Manteniendo abiertas las casas partidarias todo el año, instalando la discusión, eliminando las asambleas armadas. Atreviéndose a cambiar.

Recuperando la condición de ciudadanos, utilizando el mecanismo de petición.

Tomando el ejemplo de vecinos ocupados y preocupados que le ponen nombre y apellido a sus dichos y reclamos, como: Carlota Maciel, José Bertone, Ricardo Solari, José Dardo Barrios, Gustavo Rodríguez o Adolfo Rodríguez.

Mientras nada de esto ocurra los medios seguirán teniendo la preeminencia del debate. Lejos de alegrarme… me causa profunda, enorme tristeza cívica.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El tema de que los medios sean los mediadores entre política y sociedad no es nuevo, pero lo importante es que la gente entienda que los ámbitos de discusión y organización son las calles. Los medios manejan sus intereses por lo tanto es una mirada recortada de la realidad, cada uno de nosotros -como cuerpo activo y pasivo de esta sociedad- debemos darnos el trabajo de desarrollar una capacidad crítica en la lectura de los medios.
Ya hace una par de décadas que Martín-Barbero remarca que uno de los principales objetivos de los medios es establecer una opacidad en el receptor y hacerlo creer que está participando en la discusión, cuando en realidad cuando en realidad está consumiendo una parte de la realidad que se plantea como total y absoluta. Por este motivo es que la gente cada vez menos se interesa en política, y cree que los ejes planteados por el neoliberalismo -inseguridad, corrupción, pobreza, etc, etc- son cuestiones que están ancladas en la política, cosa que personalmente no creo que se todo así más allá de que existieron, existen y van a seguir existiendo.

Matias