El sargento Luis Alberto Gérez, el primer policía en llegar al lugar donde Rocío acababa de ser violada, rociada con combustible y quemada dijo que "en los 22 años que lleva como policía nunca vio nada igual".
"Nunca podré olvidarlo. Vi a la nena toda quemada desde la cintura hacia abajo, la ropa hecha jirones y con mucha sangre. Lo primero que pensé fue que habría ocurrido algún incendio en un campo y ella había logrado escapar", explicó el uniformado.
"La nena lloraba por momentos, pero mantenía la lucidez y, ya en camino hacia el hospital, pudo contarnos algo de lo que le había pasado. No podía creer lo que me contaba: que un hombre alto y de ojos claros la había atropellado en el centro, mientras iba con su bicicleta al club Independiente a jugar al básquet. Que la había subido a un auto anaranjado y que la había llevado muy lejos. Fue tremendo", detalló Gérez.
La pequeña tenía un moretón en la cara y restos de la cinta de embalar con la que el violador la ató y amordazó seguían adheridos a su pelo. Ella le dijo: "Un hombre me ató las manos y la boca y me golpeó muy fuerte".
"La pielcita se le desgarraba y quedaba adherida a la camilla. Ahí, cuando la llevé al hospital, no aguanté y me puse a llorar como un chico", contó el Policía al diario Clarín. (21.06.08)
FOTO: Diario Clarín
"Nunca podré olvidarlo. Vi a la nena toda quemada desde la cintura hacia abajo, la ropa hecha jirones y con mucha sangre. Lo primero que pensé fue que habría ocurrido algún incendio en un campo y ella había logrado escapar", explicó el uniformado.
"La nena lloraba por momentos, pero mantenía la lucidez y, ya en camino hacia el hospital, pudo contarnos algo de lo que le había pasado. No podía creer lo que me contaba: que un hombre alto y de ojos claros la había atropellado en el centro, mientras iba con su bicicleta al club Independiente a jugar al básquet. Que la había subido a un auto anaranjado y que la había llevado muy lejos. Fue tremendo", detalló Gérez.
La pequeña tenía un moretón en la cara y restos de la cinta de embalar con la que el violador la ató y amordazó seguían adheridos a su pelo. Ella le dijo: "Un hombre me ató las manos y la boca y me golpeó muy fuerte".
"La pielcita se le desgarraba y quedaba adherida a la camilla. Ahí, cuando la llevé al hospital, no aguanté y me puse a llorar como un chico", contó el Policía al diario Clarín. (21.06.08)
FOTO: Diario Clarín
1 comentario:
TODOS LOS POLICIAS NO SON MALOS ESE POBRE POLICIA SE LE PARTIA EL ALMA COMO AMI CUANDO LEIA EL COMENTARIO LA FELICITO A LA POLICIA POR PRONTO. ACIONAR LOS SALUDOS MUY ATTE DES ORIENTE.......JUAN CARLOS.....
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