*Aclaración: Parafernalia: Conjunto de usos habituales en determinados actos o ceremonias, y de objetos que en ellos se emplean.
Paragonando los términos literales que ofrece el diccionario en su denotación hacia el término indicado en el título, añado y por analogía, que siendo a mí entender, la vida, una actividad, hay objetos, como lo son los valores que coadyuvan al ejercicio de la misma.
Como un retazo de alas prestadas en alquiler por el ángel de los sueños, La meca fue testigo de su existencia, un elefante aportó la metáfora para indicar el día…estaba pensando en Mahoma, pero me aburrió seguir leyendo su historia e inventar una poesía en su vida….
Pensé en el sol, pensé en el mar, miré al cielo, lo vi tan infinito, algunas de sus estrellas iluminan mi camino, son luz ultravioleta, me enseñan a ser. Volví a los anaqueles, por último recurrí a ese proceso mnemotécnico que avizora en recuerdo el ejercicio de la memoria, y en la memoria subyacen y coexisten simplemente momentos, así yo invento mis propias metáforas, yo soy mi existencia y yo mis sueños…
Me instalé en la vida, retrocedí unos años, aun puedo divisar esa estructura gurrumina, que como una dádiva regalaba silencio y pedía permiso para respirar.
La mezquita local no era de mi agrado, mucho menos ensuciar mis rodillas.
Yo era un arrabal adjunto a esa gran población que se erigía en Escuela, en la matriz de la enseñanza que cobijaba en la lectura mi educación.
Aprendí a leer de grande, no me avergüenza ésta metáfora, me enorgullece en mi existencia actual, soy agraciado de haber tenido un guía instructor en esa aventura que esconde el ejercicio de la lectura, y toda la belleza que rodea su estructura, y ese ángel vigía que custodiaba y hacía enmendar cada uno de los errores ortográficos. Me enseñó que las palabras bien escritas saben mejor, que los errores son para corregirlos, que con un verso se escribe una poesía, que con la lectura se aprende, se puede invertir tiempo en sabiduría.
La No-lectura atestigua la ignorancia…la lectura disimula sospechas.
Hablé de metáforas, invoqué mi existencia, y pendiente la alusión a los sueños invoco su ausencia para que se haga presente en mí.
Y ahora epilogando el final, y con las palabras justas, bien escritas y sin errores ortográficos, dejo constancia de mi recuerdo hacia alguien que inculcó en mí, el amor a la lectura y a escribir bien, recuerdo de alguien, de alguien quién se despidió hace dos años, y porque me retrotraigo a ella en cada lectura, en cada palabra, en cada letra, en cada tilde que acentúa el sentido de cada oración.
Y no estoy soñando…estoy bien despierto...estaba recordando a mi profesora KELA MERINO, por cierto.
Como un retazo de alas prestadas en alquiler por el ángel de los sueños, La meca fue testigo de su existencia, un elefante aportó la metáfora para indicar el día…estaba pensando en Mahoma, pero me aburrió seguir leyendo su historia e inventar una poesía en su vida….
Pensé en el sol, pensé en el mar, miré al cielo, lo vi tan infinito, algunas de sus estrellas iluminan mi camino, son luz ultravioleta, me enseñan a ser. Volví a los anaqueles, por último recurrí a ese proceso mnemotécnico que avizora en recuerdo el ejercicio de la memoria, y en la memoria subyacen y coexisten simplemente momentos, así yo invento mis propias metáforas, yo soy mi existencia y yo mis sueños…
Me instalé en la vida, retrocedí unos años, aun puedo divisar esa estructura gurrumina, que como una dádiva regalaba silencio y pedía permiso para respirar.
La mezquita local no era de mi agrado, mucho menos ensuciar mis rodillas.
Yo era un arrabal adjunto a esa gran población que se erigía en Escuela, en la matriz de la enseñanza que cobijaba en la lectura mi educación.
Aprendí a leer de grande, no me avergüenza ésta metáfora, me enorgullece en mi existencia actual, soy agraciado de haber tenido un guía instructor en esa aventura que esconde el ejercicio de la lectura, y toda la belleza que rodea su estructura, y ese ángel vigía que custodiaba y hacía enmendar cada uno de los errores ortográficos. Me enseñó que las palabras bien escritas saben mejor, que los errores son para corregirlos, que con un verso se escribe una poesía, que con la lectura se aprende, se puede invertir tiempo en sabiduría.
La No-lectura atestigua la ignorancia…la lectura disimula sospechas.
Hablé de metáforas, invoqué mi existencia, y pendiente la alusión a los sueños invoco su ausencia para que se haga presente en mí.
Y ahora epilogando el final, y con las palabras justas, bien escritas y sin errores ortográficos, dejo constancia de mi recuerdo hacia alguien que inculcó en mí, el amor a la lectura y a escribir bien, recuerdo de alguien, de alguien quién se despidió hace dos años, y porque me retrotraigo a ella en cada lectura, en cada palabra, en cada letra, en cada tilde que acentúa el sentido de cada oración.
Y no estoy soñando…estoy bien despierto...estaba recordando a mi profesora KELA MERINO, por cierto.
Nota: el autor es estudiante de Derecho en la Universidad Nacional del Sur.
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