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Las continuidades y las descontinuidades que han dado correlato, revisionismo mediante, a los hechos históricos de los últimos 200 años o sin casi, han construido identidades ambivalentes, sobre por supuesto, mentalidades ambidextras, en el fundamento de lo que son: relatos, fábulas, narraciones que apelan a la propia forma del narrador, a partir de una pericia determinada , que aprovecha los recursos retóricos como los mecanismos de enunciación.
La revolución/independencia, encarnada en la potencialidad social criolla genuina esta más cerca de ser un mito que la realidad de los hechos.
La fuerza de lo simbólico, el fervor de las efemérides efímeras que dejan todo en su lugar a los pocos días , se ha ido comprendiendo a travéz de los años y ha puesto a la sociedad y a sus gobiernos en un compromiso en tiempo real para hablar efectivamente de Independencia.
La usurpación y violación de los originarios, no sufrió y no lo ha hecho reparatorio, ningún proceso de independencia que se conozca.
El fervor contradictorio de los gauchos patriota, algunos de ellos extranjeros, jugando a dos puntas, algunos queriendo ser independientes en lo comercial, otros solamente cambiando de patrón europeo, casi ninguno pensando en la raíz de la medida, como acción libertaria.
El inalterable bronce de ilustres, desde el altar secularizado del monumento donde viven la sobrevida inalterable los próceres patrios, descoloca verdades instauradas, sufridas por la vacancia de las minorías y que sin la menor duda, siempre pasan por la creencia de la divinidad y que no han sido sujetos humanos, quienes han protagonizado y seguirán protagonizando la historia.
El acontecer inconcluso de los derechos por suelo y sangre de gauchos, negros, indios, durante, antes y después son las tres temporalidades que acompasan ese gran acontecimiento que sigue repercutiendo hasta hoy.
La relación de dependencia, en algunos aspectos trabajosamente atenuada en los últimos tiempos nos tiene que hacer pensar necesariamente, que las libertades construídas a diario sobre identificaciones genuinas, raíces científicamente comprobadas, más allá de la suposición o deseos de cada uno, autodeterminaciones culturales, económicas, históricas, coherentes con nuestra médula latinoamericana no serán en vano, ni producto de ningún intento individual momentáneo.
Muchos más de los que creemos, somos hijos de estos pueblos, el 56 por ciento de la población desciende total o parcialmente de ancestros indígenas y el 44 por ciento proviene de familiares europeos, esto lo demuestra un estudio del servicio sobre huellas digitales genéticas de la UBA ; se sobreestima el origen europeo argentino, según Daniel Corach, profesor de genética y biología molecular .
Es difícil, pensar la historia de una sociedad ,sin encontrar en sus coyunturas más intensas, las voces, los rostros, las vidas, o los nombres, de un nada reducido grupo de personas postergadas que pueden condensar las formas abreviadas de una genealogía, cuando la historia solo lo que nos proyecta son figuras singulares de silueta perdurable.
La revolución/independencia, encarnada en la potencialidad social criolla genuina esta más cerca de ser un mito que la realidad de los hechos.
La fuerza de lo simbólico, el fervor de las efemérides efímeras que dejan todo en su lugar a los pocos días , se ha ido comprendiendo a travéz de los años y ha puesto a la sociedad y a sus gobiernos en un compromiso en tiempo real para hablar efectivamente de Independencia.
La usurpación y violación de los originarios, no sufrió y no lo ha hecho reparatorio, ningún proceso de independencia que se conozca.
El fervor contradictorio de los gauchos patriota, algunos de ellos extranjeros, jugando a dos puntas, algunos queriendo ser independientes en lo comercial, otros solamente cambiando de patrón europeo, casi ninguno pensando en la raíz de la medida, como acción libertaria.
El inalterable bronce de ilustres, desde el altar secularizado del monumento donde viven la sobrevida inalterable los próceres patrios, descoloca verdades instauradas, sufridas por la vacancia de las minorías y que sin la menor duda, siempre pasan por la creencia de la divinidad y que no han sido sujetos humanos, quienes han protagonizado y seguirán protagonizando la historia.
El acontecer inconcluso de los derechos por suelo y sangre de gauchos, negros, indios, durante, antes y después son las tres temporalidades que acompasan ese gran acontecimiento que sigue repercutiendo hasta hoy.
La relación de dependencia, en algunos aspectos trabajosamente atenuada en los últimos tiempos nos tiene que hacer pensar necesariamente, que las libertades construídas a diario sobre identificaciones genuinas, raíces científicamente comprobadas, más allá de la suposición o deseos de cada uno, autodeterminaciones culturales, económicas, históricas, coherentes con nuestra médula latinoamericana no serán en vano, ni producto de ningún intento individual momentáneo.
Muchos más de los que creemos, somos hijos de estos pueblos, el 56 por ciento de la población desciende total o parcialmente de ancestros indígenas y el 44 por ciento proviene de familiares europeos, esto lo demuestra un estudio del servicio sobre huellas digitales genéticas de la UBA ; se sobreestima el origen europeo argentino, según Daniel Corach, profesor de genética y biología molecular .
Es difícil, pensar la historia de una sociedad ,sin encontrar en sus coyunturas más intensas, las voces, los rostros, las vidas, o los nombres, de un nada reducido grupo de personas postergadas que pueden condensar las formas abreviadas de una genealogía, cuando la historia solo lo que nos proyecta son figuras singulares de silueta perdurable.
1 comentario:
Creo que no es que sea difícil "pensar" la historia de esa manera, es difícil encontrar voces que emitan ese pensamiento: inclusive en las escuelas y los medios...
Pero estamos en eso...
Muy buena la columna de Euge, serái bueno que puedan descargarse también tus editoriales y demás participaciones.
Gracias.
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