A pesar de lo mucho que se ha dicho sobre el asunto, y más allá de las especulaciones que surgen de la coyuntura y de los análisis que se puedan hacer sobre eventuales beneficiados y perjudicados; la rutina de la discusión en pos de una supuesta búsqueda del ideal y progreso para los habitantes, todos, queda obstaculizada por una dialéctica violenta, que no alcanza a justificar ni siquiera lo más justo y evidente.
Esto ocurre a pesar que paradójicamente, las propuestas de diferentes sectores , por ejemplo una reducción de los derechos de exportación, especialmente en soja, vayan a contramano de esa aspiración supuestamente compartida.
Se suele apuntar hacia ningún cambio ocurrido en la matriz distributiva del ingreso en los últimos años, integrando las menudeadas intervenciones discursivas, políticamente correctas de una dirigencia que se ve enmarañada, confundida y complicada; en algunos casos por haber sido gobierno o adherente; y en otros por posiciones insostenibles comparadas con las actuales, por virtud de una tecnología, donde los sofismas desnudan una mutación descarada.
Un par de aseveraciones escuchadas en el transcurso de esta semana, respetables como opiniones, (hasta la opinión de la Sociedad Rural Argentina, en voz de su titular es válida en el sistema democrático) y háblo sobre el hecho del razonamiento, no sobre su acepción, me llamaron la atención, como si estuviese casi soñando épocas vividas.
La frase “Crecer para igualar” tiene un significado profundísimo, en lo que estoy seguro, la mayoría, aspiramos como meta a conseguir en nuestro país.
Pronunciadas por un funcionario de la CEPAL, en la cumbre del Mercosur en San Juán, revelan en forma oficial la opinión de una de las organizaciones latinoamericanas más respetadas en todo el mundo, y habla de una concepción más que filosófica, en el norte elegido por Argentina para delinear su rumbo.
Detalló el comentario sobre la reducción del desempleo y un ciclo político-económico sostenidamente redistribuidor que demuestran que las cosas están mucho mejor, o menos peor, como se quiera entender, de lo que se insiste en diagnosticar, con elementos nada rigurosos y potencialmente aciagos.
Por otra parte, casi inmediatamente terminada la mesa redonda de la rural de Palermo sobre los derechos de exportación a la producción agropecuaria, los diputados Adrián Pérez y Alfonzo Prat Gay, de la Coalición Cívica liderada por Elisa Carrió, delinearon un hegemónico discurso sobre la eliminación total del actual gravámen a los exportadores.
El cálculo de los legisladores explicaba cómo 9000 millones de pesos pasarían de estar administrados por el gobierno nacional, supuestamente al dominio genuino que con su actividad productora, generaría un derrame de bonanza económica sobre las economías de ciudades del interior, compensando de manera mucho más eficiente, dijeron, el manejo clientelar producido hasta ahora.
No es en este comentario, sería bastante largo tratar de desentrañar cómo la actividad privada podría suplir voluntariamente la salud, educación, obras de infraestructura y toda actividad de desarrollo y asistencia social pública llevada a cabo por el estado nacional.
Lo que sí quiero dejar mi reflexión, es sobre la innombrable palabra derrame, representativa de la más espantosa concentración y desigualdad entre todos los argentinos y los campesinos de aquí y de todos lados, pergeñada con la más solapada premeditación en políticas vinculadas a la actividad y hasta con el anuncio de un ministro de economía que sobraban más de 100000 productores que finalmente abandonaron su ocupación y forma de ganarse la vida.
La Señora Carrió dice que es la única que interpreta y representa al sector, y tiene todo su derecho; y su partido de presentar los proyectos que le parezcan adecuados, lo que sí no deberían es jugar con dolores y efectos que todavía perduran.
Al menos arrogarse representaciones, en un marco de entendimiento sorprendente sobre los problemas de gentes que jamás se han ocupado. Pero no son los únicos, será que los discursos varían según la agenda semanal. El tren pasa una sola vez, la singular multiplicidad de la vida radica en que es el único juego que se juega sin saber si habrá otra oportunidad. Muchos...ya la perdieron.
Esto ocurre a pesar que paradójicamente, las propuestas de diferentes sectores , por ejemplo una reducción de los derechos de exportación, especialmente en soja, vayan a contramano de esa aspiración supuestamente compartida.
Se suele apuntar hacia ningún cambio ocurrido en la matriz distributiva del ingreso en los últimos años, integrando las menudeadas intervenciones discursivas, políticamente correctas de una dirigencia que se ve enmarañada, confundida y complicada; en algunos casos por haber sido gobierno o adherente; y en otros por posiciones insostenibles comparadas con las actuales, por virtud de una tecnología, donde los sofismas desnudan una mutación descarada.
Un par de aseveraciones escuchadas en el transcurso de esta semana, respetables como opiniones, (hasta la opinión de la Sociedad Rural Argentina, en voz de su titular es válida en el sistema democrático) y háblo sobre el hecho del razonamiento, no sobre su acepción, me llamaron la atención, como si estuviese casi soñando épocas vividas.
La frase “Crecer para igualar” tiene un significado profundísimo, en lo que estoy seguro, la mayoría, aspiramos como meta a conseguir en nuestro país.
Pronunciadas por un funcionario de la CEPAL, en la cumbre del Mercosur en San Juán, revelan en forma oficial la opinión de una de las organizaciones latinoamericanas más respetadas en todo el mundo, y habla de una concepción más que filosófica, en el norte elegido por Argentina para delinear su rumbo.
Detalló el comentario sobre la reducción del desempleo y un ciclo político-económico sostenidamente redistribuidor que demuestran que las cosas están mucho mejor, o menos peor, como se quiera entender, de lo que se insiste en diagnosticar, con elementos nada rigurosos y potencialmente aciagos.
Por otra parte, casi inmediatamente terminada la mesa redonda de la rural de Palermo sobre los derechos de exportación a la producción agropecuaria, los diputados Adrián Pérez y Alfonzo Prat Gay, de la Coalición Cívica liderada por Elisa Carrió, delinearon un hegemónico discurso sobre la eliminación total del actual gravámen a los exportadores.
El cálculo de los legisladores explicaba cómo 9000 millones de pesos pasarían de estar administrados por el gobierno nacional, supuestamente al dominio genuino que con su actividad productora, generaría un derrame de bonanza económica sobre las economías de ciudades del interior, compensando de manera mucho más eficiente, dijeron, el manejo clientelar producido hasta ahora.
No es en este comentario, sería bastante largo tratar de desentrañar cómo la actividad privada podría suplir voluntariamente la salud, educación, obras de infraestructura y toda actividad de desarrollo y asistencia social pública llevada a cabo por el estado nacional.
Lo que sí quiero dejar mi reflexión, es sobre la innombrable palabra derrame, representativa de la más espantosa concentración y desigualdad entre todos los argentinos y los campesinos de aquí y de todos lados, pergeñada con la más solapada premeditación en políticas vinculadas a la actividad y hasta con el anuncio de un ministro de economía que sobraban más de 100000 productores que finalmente abandonaron su ocupación y forma de ganarse la vida.
La Señora Carrió dice que es la única que interpreta y representa al sector, y tiene todo su derecho; y su partido de presentar los proyectos que le parezcan adecuados, lo que sí no deberían es jugar con dolores y efectos que todavía perduran.
Al menos arrogarse representaciones, en un marco de entendimiento sorprendente sobre los problemas de gentes que jamás se han ocupado. Pero no son los únicos, será que los discursos varían según la agenda semanal. El tren pasa una sola vez, la singular multiplicidad de la vida radica en que es el único juego que se juega sin saber si habrá otra oportunidad. Muchos...ya la perdieron.
1 comentario:
Hoy si comparto su opinion.
Todos deberiamos ser mas humildes, nadie es mas representativo que otro, solo las representaciones por pequeñas que sean, en consenso pueden lograr un efecto duradero para el crecimiento del pais.
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