Cuando en abril pasado la dorreguense Mariana Mengoni conoció a Carolina Dehesa, presidenta de la Fundación Banco de Alimentos, no dudó en acercarse a ella y preguntarle de qué se trataba el proyecto.
"Yo estaba en el instituto en el que estudio Psicología Social, la escuché y la interrogué sobre esa iniciativa. Me invitó a llegar al establecimiento de la fundación. Una vez que conocí a la gente que colabora y me interioricé en la mision del banco de Alimentos ya no pude alejarme. Hoy es parte importante de mi vida", cuenta la joven ante la consulta de LA DORREGO.
El Banco de Alimentos funciona como puente entre las organizaciones sociales que necesitan ayuda y las empresas que pueden brindar esa ayuda pero no saben bien cómo hacerlo.
"Trabajando en equipo con la fundación, las empresas canalizan la mercadería que ya no puede ser comercializada, se aseguran un reparto equitativo y transparente, y al colaborar con nosotros se comprometen con una problemática social que nos afecta a todos como es `combatir el hambre´, relató Mariana.
"La idea de nuestra fundación no es la del asistencialismo. Las organizaciones sociales que retiran el alimento del depósito realizan una donación simbólica en centavos por kilo de alimento, que es el sustento económico que necesitamos para mantenernos de pie, ya que pagamos impuestos, y mantenemos el establecimiento, entre otras acciones. Tampoco queremos sostener pobreza", contó.
"La donación que los comedores o merenderos le entregan al Banco de Alimentos es mínima y no es determinante para la entrega del alimento. Se les entrega hoy a las organizaciones sociales un porcentaje del alimento que necesitan diariamente para asistir a las personas que van a allí en busca de alimento, pero la fundación tiene como próxima misión -una vez que el Banco de Alimentos esté funcionando como corresponde- poner en marcha proyecto de integración social, con talleres ofreciendo el aprendisaje de oficios, talleres de salud para adolescentes, grupos terapéuticos de apoyo a familias carenciadas", mencionó la joven.
"Son muchísimas las cosas que se pueden hacer, la gente es solidaria y sólo es necesario transmitir con transparencia los propósitos del dispositivo, sin dejar margen a la duda. No olvidemos que vivimos en un país en el que la gente está harta de que se le mienta, de ahí que cuesta confiar, pero no es imposible lograrlo", se esperanzo.
Mariana reside en Bahía Blanca desde el año 2007, estudia y trabaja, y ahora también se hace un lugar para esta actividad.
La única dorreguense hoy en la fundación explicó que "es necesario hacer algo si queremos cambiar la realidad que nos circunda, quedarnos en la queja permanente no ayuda de nada ni a nosotros mismos ni a los demás, haciendo algo como esto, llevando adelante una labor social, no sólo se ayuda a los que más lo necesitan, también te ayudás en la gratificación de sentir que sos parte activa de la sociedad que cree que algo distinto es posible y no se queda sentado esperando que algo cambie sino que acciona para que ese cambio se produzca", culminó Mengoni.
INFORME: Sergio Segui / Especial para LA DORREGO
"Yo estaba en el instituto en el que estudio Psicología Social, la escuché y la interrogué sobre esa iniciativa. Me invitó a llegar al establecimiento de la fundación. Una vez que conocí a la gente que colabora y me interioricé en la mision del banco de Alimentos ya no pude alejarme. Hoy es parte importante de mi vida", cuenta la joven ante la consulta de LA DORREGO.
El Banco de Alimentos funciona como puente entre las organizaciones sociales que necesitan ayuda y las empresas que pueden brindar esa ayuda pero no saben bien cómo hacerlo.
"Trabajando en equipo con la fundación, las empresas canalizan la mercadería que ya no puede ser comercializada, se aseguran un reparto equitativo y transparente, y al colaborar con nosotros se comprometen con una problemática social que nos afecta a todos como es `combatir el hambre´, relató Mariana.
"La idea de nuestra fundación no es la del asistencialismo. Las organizaciones sociales que retiran el alimento del depósito realizan una donación simbólica en centavos por kilo de alimento, que es el sustento económico que necesitamos para mantenernos de pie, ya que pagamos impuestos, y mantenemos el establecimiento, entre otras acciones. Tampoco queremos sostener pobreza", contó.
"La donación que los comedores o merenderos le entregan al Banco de Alimentos es mínima y no es determinante para la entrega del alimento. Se les entrega hoy a las organizaciones sociales un porcentaje del alimento que necesitan diariamente para asistir a las personas que van a allí en busca de alimento, pero la fundación tiene como próxima misión -una vez que el Banco de Alimentos esté funcionando como corresponde- poner en marcha proyecto de integración social, con talleres ofreciendo el aprendisaje de oficios, talleres de salud para adolescentes, grupos terapéuticos de apoyo a familias carenciadas", mencionó la joven.
"Son muchísimas las cosas que se pueden hacer, la gente es solidaria y sólo es necesario transmitir con transparencia los propósitos del dispositivo, sin dejar margen a la duda. No olvidemos que vivimos en un país en el que la gente está harta de que se le mienta, de ahí que cuesta confiar, pero no es imposible lograrlo", se esperanzo.
Mariana reside en Bahía Blanca desde el año 2007, estudia y trabaja, y ahora también se hace un lugar para esta actividad.
La única dorreguense hoy en la fundación explicó que "es necesario hacer algo si queremos cambiar la realidad que nos circunda, quedarnos en la queja permanente no ayuda de nada ni a nosotros mismos ni a los demás, haciendo algo como esto, llevando adelante una labor social, no sólo se ayuda a los que más lo necesitan, también te ayudás en la gratificación de sentir que sos parte activa de la sociedad que cree que algo distinto es posible y no se queda sentado esperando que algo cambie sino que acciona para que ese cambio se produzca", culminó Mengoni.
INFORME: Sergio Segui / Especial para LA DORREGO
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