“ Mi literatura no tiene nada que ver con nada, yo no comprometo mi literatura, mis palabras no se enlodan con la política, mi lenguaje es mío y me expresa a mí “.
JOSE MARTÍ.
El resultado de una evolución inevitable, ha sumado a la exposición del dato puro y duro, la carga emocional del relato personal de los hechos y acontecimientos, que no sería más, que la interpretación periodística de esas cuestiones.
Recuperar tiempos y espacios de la experiencia real y opinar sobre ellas , impone la obligatoriedad inseparable de tratar episodios más conflictivos y confusos, como son los lugareños, junto a los que transcurren lejos y a otra velocidad, distantes como vistos en televisión, o precisamente en la pantalla.
Lo último es desmedidamente más fácil, porque no convivimos, ni conocemos, ni tenemos ninguna ilación con quienes deben escuchar nuestras opiniones o criterios sobre advenimientos que los involucran.
Esta tarea, la de la comunicación y sin duda, la opinión, sobre contenidos que nos ocupan aquí, traen siempre aparejada alguna rémora que forma parte precedente de un eventual descontento.
Esto será así, ahora, y siempre, configurando el marco de convivencia, que dicta la diversidad, de poder expresarse con distintas opiniones sobre un mismo tema.
El rumbo elegido por los responsables de este programa, con una alusión clara y simbólica acerca de la memoria y sus vericuetos, absorbe y seduce, al menos llevarlo adelante.
Tomar la disputa de cómo debió ser y no fué, hacer visible elementos y hechos, incorpóreos y complejos a la vez, escondidos, desaparecidos, trata de una especie de encastre de la memoria articulada con propias historias y sentimientos que conmueven y despiertan taxativos laberintos.
Adherir al poder unificador de la negación, preservando una fachada de normalidad y taparse ojos y oídos ante los problemas se convierte en la peor de las incorduras. Aquí no advendrá, al menos eso nos hemos impuesto y se nos ha reconocido.
Seremos lo que deberemos ser, o no seremos nada.
Hemos conseguido una identidad, nuestra opinión es dicha , pero donde las personas son invitadas a que nos cuenten su forma de pensar, y aspectos relevantes de su vida, se explayan cómodamente, como debe ser, sobre lo que quieren abordar y sin desarmonizar ninguna introspección que desaliente la satisfacción y la jactancia del programa, de contar con una persona que habla de vivencias familiares, íntimas, caras a su relato y a su vida misma, frente al gran público.
Hemos sido nominados para ganar un premio, sólo eso.
No llegamos a ninguna parte, no tocamos ningún cielo, de lo que sí estamos seguros, que jamás nuestras opiniones quedarán a mitad de camino. (17.10.10)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario