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Es hora de mostrar lo que ocurre: basta de invisibilización. Por Sergio Segui

Tener miedo es una de las peores sensaciones que puede padecer una persona. El amor no es sentir temor cuando él entra a la casa, al contrario debiera ser un motivo de alegría.

Pero ella sentía en el cuerpo su llegada, le disgustaba. Le estremecía pensar que las manchas violetas que eran su compañía diaria podían aumentar por el paso demoledor del puño de ese chico que había elegido para "pasarla bien".

Ya era costumbre sentir vergüenza por generar en él esos ataques de furia. Se acentuaba el pensamiento de ser un "pequeño monstruo" capaz de provocar enojos tan diabólicos, que luego se transformarían en extensas horas de solicitud de perdón y lágrimas de remordimiento.

Pero luego de esta vez no se estremecería, ya no lo haría enojar más, la sangre de su cuerpo se detendría, sus ojos no llorarían en medio del pánico, su garganta no suplicaría terminar con esas profundas palizas, sus manos no serían suficiente para detener el aluvión de piñas.

Su fin es este: en medio de una interminable de súplica de piedad, abandonada a la suerte de su verdugo, con el alma cansada de padecimientos y el cuerpo agotado de furia.

* * *

Los femicidios son hechos que ocurren diariamente y hay miles de mujeres que lo padecen. Alarma ver la violencia de género y es necesario atender esa horrible situación.

Algunos sugieren que "siempre hubo femicidios" pero eso no significa que haya que ocultarlos. También siempre hubo hambre, niños desnutridos, discriminación: sin embargo, se deben encarar acciones para que aminoren o se terminen esas situaciones.

Los femicidios son hechos de una realidad cruda, que se quiere tapar, que molesta, que no se quiere ver, de la que se quiere escapar.

A muchos femicidios se los busca ocultar: cuando se los llama crímenes pasionales y a través de sentencias judiciales que, amparándose "en lo pasional", rebajan las penas a los victimarios.

Las mujeres no están "ahora" más cerca de la extinción producto de los malos varones sino que siguen existiendo mujeres cuyas vidas corren peligro.

Todos los días ocurre un femicidio. Hay que mirar, conocer. Atender también aquellos hechos que no llegan a la muerte y que dejan secuelas en el cuerpo y la psiquis.

Es hora de mostrar: basta de invisibilización. (25.11.10)

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