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Biblioteca Popular: "un barco a la deriva en medio de la tempestad de la crisis"

Sobre la expiración del año pasado los dorreguenses fuimos impuestos de la complicada situación por la que atravesaba la Biblioteca Popular local.

Sus autoridades fueron contundentes en el momento de explicar la situación reinante: “la institución está es riesgo y puede cerrarse”.

El impacto de la noticia generó reacción en algunos sectores, surgiendo colaboraciones espontáneas para enfrentar esta difícil coyuntura.

Una importante deuda contraída con AFIP, había motivado varias intimaciones y ante el riesgo de tener que atravesar una drástica decisión, angustiadas las personas a cargo de la Comisión Directiva procuraron apoyos.

Debe recordarse que el estudio de los Contadores Raúl y Martín Reyes brindó el asesoramiento profesional correspondiente, a la par que la Asociación Amigos del Hospital, ofreció la colaboración para la instrumentación de una rifa similar a la “del cachivache”, para lo cual contactó a la entidad con la persona encargada de este tipo de eventos, además de acompañar desde la logística organizativa.

La difusión de la noticia provocó que el público contribuyera con la campaña lanzada y en las primeras semanas “parecía que iban a resultar escasos los números puestos a la venta”.

En el mes de enero se realizó el primer sorteo de este plan, que benefició a la vecina Analía Fernández, con el Fiat 600, circunstancia que estaba contemplada para aquellas personas que adquirieron la rifa al contado.

El entusiasmo reinante por la respuesta inicial, motivó hacer frente a la afligente deuda con el estado nacional.

Pero allí no terminaban los padecimientos institucionales, puesto que un nuevo desafío se presentaba en su horizonte: vender la totalidad de los números en juego, para poder cumplir con el responsable de proveer de los vehículos propuestos como premios.

Llegaron las fiestas y luego las vacaciones, cada cual como en el Don Pirulero “atendió su propio juego”; mientras que los directivos de la octogenaria entidad comenzaron a sentir como propio un problema que todavía no ha encontrado soluciones.

Al decir de la esforzada y tesonera Hilda Fradejas, quedaron sin poder venderse un total de 300 números, existiendo escaso tiempo para poder concretarlo, puesto que el sorteo final se llevará a cabo el 4 de Marzo.

Cada bono tiene un costo de 40 pesos, debiendo destacarse que los premios pendientes son un Citroen y varios electrodomésticos.

El estancamiento registrado en las ventas obligó a un llamado a la comunidad, para que colabore en esta instancia crucial.

Los inconvenientes de la Biblioteca no se agotan en este tema, puesto que ya se está analizando como enfrentar la crisis que plantea 2009.

En tal sentido –extraoficialmente- pudo saberse que se estudia disminuir horarios de atención al público (en principio “podría” ser eliminado el horario matutino, como una forma de achicar gastos.

¿Con qué fondos cuenta la Biblioteca para su mantenimiento?

Si bien oficialmente no se confirmaron las cifras, pudo saberse que actualmente unos 300 socios aportan una cuota de 5 pesos en forma mensual.

La Conabip (Comisión Nacional de apoyo a Bibliotecas Populares) brinda un aporte anual de unos 10.000 pesos, mientras que de un estamento provincial se reciben unos 300 pesos cada treinta días.

En lo que respecta al municipio, su colaboración (como subsidio) ronda mensualmente los 800 pesos.

Atento a los costos de mantenimiento, personal, servicios y la compra de textos dichos ingresos no permiten cubrir la totalidad de las erogaciones surgidas.

Las tradicionales “ferias de pulga” han surgido como una alternativa recaudadora, que permite sumar pesitos para poder enfrentar compromisos cada vez mayores.

¿Su condición “subterránea” de existencia es la que provoca tanto desinterés?

¿Qué sea una entidad sin vista a la calle y de difícil acceso, lleva a la gente a no conocerla o desconocerla?

¿Cómo puede ser posible que con sus 80 años de existencia no disponga de instalaciones propias?

¿En qué quedaron las promesas políticas de proveer de un edificio a nuestra Biblioteca?

¿Nadie considera el aporte cultural, social, educativo y solidario de la entidad?

¿Qué sucederá si las pocas y ya agotadas personas que la administran, desisten de seguir haciéndolo?

¿No importa su invalorable documentación?

La Biblioteca hace tiempo que viene pidiendo ayuda, algunos pocos escucharon el llamado y dentro de sus posibilidades concurrieron ante el llamado.

La disyuntiva de la hora reclama respuestas.

En lo inmediato sumar esfuerzos para adquirir las rifas pendientes, donde surjan varios vecinos dispuestos a aportar 40 pesos puede significar de mucho para una institución que se encuentra a la deriva, en plena tempestad: sin salvavidas protectores y con una costa de soluciones cada vez más lejana.

La Biblioteca está en emergencia y es de esperar que el auxilio no llegue tarde, que se tenga que lamentar un nuevo naufragio en las agitadas aguas de la embravecida crisis.

Ya no se trata de seguir reclamando un edificio, que surge siempre como lejano; sino que están en juego los 80 años de su historia.

La continuidad solo ha sido posible hasta aquí por la tenacidad y compromiso de unas pocas y ya casi vencidas mujeres.

Ojalá no lleguemos a decir un día no muy lejano: “había una vez una Biblioteca Popular…