Ser
Dedicado a "Pirucha" que a pesar de los tropezones sigue caminando.
Si hago dos pasos y me caigo, tendré que levantarme y seguir…
Si repito mi empresa y resbalo con mis piernas, quiere decir que deba aprender a caminar y solo, porque ya estoy algo grande.
Si me equivoco al escribir tendré que buscar un diccionario y si lo hago al hablar seguro deba redimirme y pedir perdón…otra vez.
Mientras dormía soñé con un campo, un verde prado, llano como el horizonte, me remitía a la niñez, a la infinitez de los días, al correr libremente, sin obstáculos, sin metas, a los problemas ajenos, a los dolores indoloros. Después desperté y todo era meseta, y un camino montañoso y sinuoso, y a mi alrededor no había nadie, grité fuerte, para comprobar si estaba soñando y pude oír mi eco, estaba bien solo. El domingo había mostrado sus garras y me atenazó con su grisácea caparazón…el arco iris que acrece a la tempestad había desaparecido, hace tiempo.
El aura del verano me desayunaba entre mates y tortas, ahora este ser perezoso aguarda hasta el almuerzo, siempre y cuando no estire el descanso hasta la siesta.
Sólo en el “desierto” comencé a entender el sentido de la vida, “¿de qué forma?”, me pregunté, a lo que respondí: “cuando la altivez del adolescente rebelde choca con los muros de la adultez, donde la autonomía y la independencia que enaltecen su doctrina son meros espejismos, entonces está bueno darse un buen golpe y abrir los ojos”… de eso se trata caminar solo.
La diáspora comenzaba a perpetrarse: “exiliado” desde hace 5 años en los aledaños de la cuna que me dio origen, en Bahía Blanca… Sobre un campo fértil, comencé a cultivar de ideas mi ideología, mi pensar, mi sentir: un vestigio es una huella, y una huella un camino.
Mientras doy mis primeros pasos, la caminata va adquiriendo diversas formas que requieren un cumplimiento estricto, me obliga a arrodillarme, me hace arrastrar, y otras veces me obliga a correr, lejos, bien lejos…todo es un camino sin retorno. Van apareciendo los primeros obstáculos…
El cerebro es un “patrimonio de ideas”, selecciono lo que me agrada y suprimo lo que me disgusta. Ya no me dejo convencer y engañar por eso del “pan y circo”, vana mentira, voy a la raíz de los hechos, soy un “manifestante” más en aras de la verdad.
Leo el diario, respetando sus secciones, reflexiono y sigo. Antes en otrora tiempo alteraba su orden, comenzando por los deportes.
Denuncio mi falta de interés, sentencio a prisión mi estupidez, y sigo, transito en vereda opuesta a la “niñez”, y sigo, y sigo desde mi exilio. De vez en cuando vuelvo: “no os he olvidado”, le digo a mis padres, -casi- siempre el servicio de combi a merced de mis necesidades, “Santagada 355: última parada” esboza el chofer. Al bajar, quise correr, antes de aprender (bien) a caminar, hice dos pasos y tropecé con mis piernas: caí, ¡Sí! pero me levanté y seguí, de eso se trata la vida.
Aclaración: Pan y circo: esta frase fue acuñada en el siglo I por el poeta romano Juvenal, quien describía la costumbre de los emperadores romanos de regalar trigo y entradas para los juegos circenses como forma de mantener al pueblo distraído de la política.
Con ésta simple denotación que me asiste de metáfora, hago alusión a mi accionar de no dejarme engañar con facilidad, de buscar la verdad, ante todo, y ya adentrado y habiendo “chocado” contra los muros de la adultez dejar la diversión, o el circo, para otro momento o para otra etapa. (09|02|11)
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