Noche. 21:45 hs. Estadio de Liniers. La ansiedad del reencuentro. Las ganas de escucharlo... Las luces se apagan y una voz, de acento inconfundible dice: "Me llamo barro, aunque Miguel me llame...".
Comenzó el hechizo. El catalán hacía su entrada al escenario, y desde ese momento, sus seguidores iban a volar en el temblor de la garganta de este cantautor que interpretó, en la primera parte de su recital, los poemas de Miguel Hernández.
No faltó nada. Ni la emoción de "La Elegía", ni la fuerza de "Para la Libertad", ni la dulzura de las "Nanas de la cebolla"...Luego, los clásicos: soñamos con "Mediterráneo", evocamos amores ausentes y presentes con "Sinceramente tuyo" y "No hago otra cosa que pensar en ti", nos conmovimos con la espera de "Penélope", nos rebelamos contra el mandato de aceptar el destino en "Pueblo Blanco", nos amigamos con el pasado oyendo "Los recuerdos"...
No faltó nada, ni el piano hechicero, ni un violín angelical, ni la entrega de este artista que nos sigue despertando la admiración, la ternura y hasta las lágrimas, después de tantos años...
Se acabó, pero sin "Fiesta", se acabó en la dulce melodía de un piano y en la bella letra de "Lucía" que nos recordaba, bajo la luna de noviembre, que todavía es posible creer en la música que nos mima el alma.
Gracias, Nano. Hasta la próxima. (24.11.10)
Comenzó el hechizo. El catalán hacía su entrada al escenario, y desde ese momento, sus seguidores iban a volar en el temblor de la garganta de este cantautor que interpretó, en la primera parte de su recital, los poemas de Miguel Hernández.
No faltó nada. Ni la emoción de "La Elegía", ni la fuerza de "Para la Libertad", ni la dulzura de las "Nanas de la cebolla"...Luego, los clásicos: soñamos con "Mediterráneo", evocamos amores ausentes y presentes con "Sinceramente tuyo" y "No hago otra cosa que pensar en ti", nos conmovimos con la espera de "Penélope", nos rebelamos contra el mandato de aceptar el destino en "Pueblo Blanco", nos amigamos con el pasado oyendo "Los recuerdos"...
No faltó nada, ni el piano hechicero, ni un violín angelical, ni la entrega de este artista que nos sigue despertando la admiración, la ternura y hasta las lágrimas, después de tantos años...
Se acabó, pero sin "Fiesta", se acabó en la dulce melodía de un piano y en la bella letra de "Lucía" que nos recordaba, bajo la luna de noviembre, que todavía es posible creer en la música que nos mima el alma.
Gracias, Nano. Hasta la próxima. (24.11.10)
1 comentario:
Hermoso. Solo vos podes describirlo asi :) Te felicito!
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