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Turista se queja por la atención recibida en un camping de Marisol

El turista Fabio Marredo escribió un correo electrónico a LA DORREGO en el que menciona que Marisol “es un lugar buenísimo”, en donde fue atendido “con suma amabilidad y dedicación por parte de los comerciantes del lugar, excepto por una persona sumamente inescrupulosa que opera” en el balneario.

“Se trata de Estela Bringas, la dueña, encargada (o lo que sea) del Camping Marisol, con quien habíamos conversado previamente a nuestro arribo al balneario para efectuar una reserva de un "departamento" (nótese las comillas) por siete días, preguntando por las comodidades, estado, y por el cual abonamos $400 en concepto de reserva, restando abonar $600 para completar el pago del alojamiento”, explica el hombre oriundo de Cipoletti, provincia de Río Negro.

“Cuando llegamos al lugar, nos sorprendió que la señora en cuestión nos exigiera el abono del saldo restante incluso antes de que nosotros veamos las instalaciones; sin posibilidad de instalarnos, desarmar los bolsos con comodidad y luego efectuar el pago correspondiente. Luego de unos minutos de discusión, accedimos a su pedido, ya que estábamos cansados por el viaje (750 kilómetros) con dos criaturas, lo que significó desarmar los bolsos en el auto en la entrada para sacar el dinero."

“Una vez realizado el pago, nos entregó la llave y nos indicó en dónde era el departamento en donde nos alojaríamos. Cuando llegamos al mismo, inmediatamente comprendimos el porqué del apuro en cobrarnos la estadía completa antes de siquiera ver el lugar: resultó ser una casilla (por llamarlo de alguna manera) con tres ambientes y un baño, absolutamente carentes de las condiciones de higiene mínimas que requiere un lugar para habitar (insectos por doquier, un hermoso hormiguero en la base del inodoro), especialmente con dos criaturas, con inexistente mantenimiento y gran cantidad de basura diseminada por el "parque" (asiento de inodoro, auto abandonado, chatarra de todo tipo).”

“Cuando fuimos a solicitarle que venga a ver lo que nos estaba entregando, se desentendió del tema, aludiendo que estaba ocupada, y envió a la empleada de limpieza para realizar el aseo del lugar. Nuestra reacción fue solicitarle el reintegro de la suma abonada, ya que consideramos que no se puede ofrecer en alquiler un lugar que ni siquiera pasaría una mínima revisión por parte de las autoridades sanitarias (es inexplicable que los encargados de las inspecciones no hayan visto el estado de las instalaciones).”

“Luego de una discusión pudimos lograr que nos devuelva los $600 que abonamos en concepto de saldo (obviamente perdimos la seña abonada vía transferencia bancaria), y debimos soportar a la señora en cuestión agrediéndonos por sentirse ofendida ante nuestro reclamo.”

“Lo más triste es que la gente que estaba el departamento de al lado nos comentaba algunas de las actitudes que debieron soportar por parte de esta mujer (les apagaba el termotanque para que no gastar tanto, por ejemplo), e incluso se ofrecieron para salirnos de testigos si llamábamos a la gente de inspección sanitaria del balneario, lo que muestra el nivel de disconformidad de los mismos, ya que ellos mismos tuvieron que combatir todo tipo de insectos y hasta ratas, y al no disponer de dinero extra debieron permanecer en el lugar utilizando las instalaciones de un colectivo en el que llegaron para cocinar y otras tareas.”

“Vuelvo a reiterar que el resto de nuestra estadía la pasamos sumamente cómodos y a gusto por la calidad de atención del resto de la gente de tan lindo lugar, al que volveré en cuanto pueda a disfrutar de sus maravillosas playas y la calidez de la gente. Muchas gracias”.

Fabio Marredo
Cipolletti
Río Negro