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"Un sueño demasiado caro e inaccesible", por Hugo César Segurola

El sueño de la casa propia se constituye en el mayor anhelo que puede tener una familia, aunque acceder a ella no resulte una tarea de fácil resolución, especialmente para todos aquellos -una gran mayoría- cuyos ingresos mensuales distan de ser los mejores.

La posibilidad para acceder a créditos accesibles está casi vedada, puesto que las líneas existentes no contemplan a los sectores más postergados.

La necesidad de determinados ingresos conspiran con las ilusiones de muchos asalariados o pequeños cuenta propistas; también de muchos otros, que si bien los montos que originan o perciben son importantes, su condición de no blanqueados (impositivamente) los imposibilita de presentarse ante los bancos.
Por ello los planes habitacionales de características sociales pasan a ser la única alternativa que disponen muchos vecinos.

La sola mención de la posibilidad de nuevos emplazamientos genera singulares expectativas, donde todos a su modo se sienten con derecho a ser incluidos en los mismos, aún sabiendo que existen requisitos y prioridades, que posicionan de mejor forma a unos respecto a otros.

Los anuncios referidos a la próxima concreción del Plan Federal II, es una noticia que con impaciencia se aguardaba.

En tal sentido debe recordarse que este Proyecto se anunció en 2007 (en plena campaña electoral), existiendo una convocatoria masiva para su preinscripción, la que se llevó a cabo en el Polideportivo Municipal.

Fue tal el interés que despertó ese llamado que unas 850 familias, anotaron sus nombres en aquel listado inicial, debiendo mencionarse que las casas previstas no superan las 300, por lo que la demanda existente habrá de continuar insatisfecha.

¿Por qué tantas necesidades habitacionales?

Si bien han sido varias las construcciones que se han venido concretando desde la restauración democrática, las mismas no llegan a cubrir las necesidades.

Ocurre que se han conformado importante cantidad de nuevas parejas, de igual modo se ha producido un considerable movimiento interno a nivel del distrito, donde cientos de habitantes rurales y de poblaciones de la zona se trasladaron hacia la ciudad cabecera.

Las dificultades para afrontar los costos de un alquiler, también la escasa disponibilidad de casas en esa condición, lleva a que muchas de estas familias o matrimonios (aún sin hijos) estén viviendo provisoriamente en sus hogares paternos. No siempre lo hacen en las mejores condiciones de espacio, privacidad o confort.

De acuerdo a la información oficial se encuentran a disposición de los interesados los pliegos de bases y condiciones para la licitación de este Plan, de acuerdo al siguiente detalle:

- 62 viviendas en la ciudad cabecera.

- 2 bloques de 48 viviendas en Coronel Dorrego.

- 64 casas en la ciudad cabecera.

- 28 viviendas en Oriente.

- 19 en El Perdido.

- El total de unidades es de 269, originando una prolongada brecha entre los anotados (más de 800) y las futuras construcciones.

Un dato mayor pasa a ser clave en esta obra: el valor de las cuotas que ha dispuesto el gobierno nacional, las que surgen como de muy difícil acceso para los anotados.

El monto mensual que cada futuro adjudicatario deberá abonar se ha fijado en seiscientos cincuenta pesos ($ 650), cifra que no deja dudas de la inaccesibilidad que está planteando.

Esta decisión ha provocado alerta y preocupación en todos los municipios, habiéndose reunido sus Intendentes ante la necesidad de peticionar en conjunto, para que se desista de estos valores y surjan otros que se adecuen a la realidad y a las posibilidades de los vecinos.

Debe recordarse que las características edilicias de este plan son similares al Federal I, constando de un total de 44 mts2.

¿Por qué unos abonan menos de cien pesos y los otros tendrá que hacerlo casi seis veces más?

Ocurre que los fondos que solventarán este Plan provienen de la ANSES, la cual ha fijado plazos de devolución mucho más cortos para la recuperación de los fondos destinados a estas obras públicas.

Es de esperar que prime el sentido común y que se logre destrabar el tema, fijando cuotas acordes y que reúnan el carácter social, que sin dudas no contemplan las cifras explicitadas.

En lo concerniente al lugar de emplazamiento en la ciudad, la mayoría estarán ubicadas sobre un macizo existente en calle Gregorio Juárez (entre las canchas de Ferroviario y Villa Rosa, el que fuera adquirido en su oportunidad por el municipio. El resto se construirán detrás del Barrio 1º de Mayo, incluyendo el terreno donde tenía sus instalaciones el club de personal del ex Banco Dorrego.

Esta nueva disposición habitacional responde al organigrama urbanístico, que viene dándose de un tiempo a esta parte en nuestro ámbito.

Si bien es aceptada esta realidad, no deja de ser menos cierto que el nuevo diagrama (ocupar sectores anteriormente periféricos), ha sido negativo para un sector de la ciudad: el Barrio Centenario.

No son pocos los interrogantes y también las quejas de vecinos de este lugar, los cuales reclaman por los muchos terrenos existentes, solicitando que la Municipalidad adopte medidas que tiendan a su utilidad, por ejemplo en lo referido a futuras construcciones de viviendas, como la modalidad aquí descripta o bajo otras características.

La perdida de una fuente trascendente de trabajo, con influencia directa para la barriada, como resultó el Ferrocarril fue el primer impacto, agregándose luego el despoblamiento que fue sufriendo, especialmente por la falta de nuevos asentamientos habitacionales en sus dominios.

La oferta en servicios no es desdeñable, como así también el resto de la infraestructura educativa y social, compuesta por la Escuela 7, club Sarmiento y Sala de Primeros Auxilios “Dr. Santiago Loydi”.

Las justas expresiones de los habitantes del lugar, debe ameritar la mirada y las acciones de sus gobernantes para procurar revertir esta realidad demográfica, cuyas primeras medidas (si es que no se ha realizado) deben pasar por un relevamiento de los espacios disponibles y en que condición legal se encuentran, a efectos de contemplar en el futuro la posibilidad de construcciones que posibiliten mayor presencia de gente en un barrio, que no pocos consideran marginado.

En lo específico de las 269 viviendas anunciadas, se prevé para fin de mes la apertura de sobres licitatorios, lo que podría marcar además un nuevo inconveniente a los ya citados: ¿son suficientes los 80.000 pesos previstos para cada casa, tanto para su edificación cómo para los costos que demandarán la concreción de servicios complementarios? ¿Estarán dispuestas las empresas oferentes a aceptar las tareas totales con esos montos?

En lo específico de las 269 viviendas, es de esperar que no se trate de anuncios electorales; surgiendo elemental que las cifras de las cuotas respondan socialmente y no se vuelvan prohibitivas para sus adjudicatarios.

Atento a las últimas noticias surgidas, el sueño de la casa propia se está convirtiendo en una pesadilla, que solamente el buen criterio y el sentido común (condiciones que no siempre abundan en la función pública) pueden revertir.