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La Biblioteca Popular tiene nueva comisión directiva

Con la realización de la Asamblea de la Biblioteca Popular Coronel Dorrego, se puso fin a una etapa muy difícil y compleja, donde las dificultades económicas dominaron el escenario de la entidad.

La difusión otorgada a la situación que atravesaba, generaron en la población diversas reacciones, entre ellas surgió la solidaridad de la Asociación Amigos del Hospital Municipal y del Estudio Contable Reyes, del mismo modo que muchos vecinos se sumaron a la cruzada recaudadora, contribuyendo con la compra de una rifa.

Hubo también criticas fáciles y sugerencias “salvadoras”, unas y otras se hicieron a la distancia o desde la comodidad de un llamado telefónico o un correo electrónico.

El primer inconveniente sigue radicando en la carencia de una casa propia y acorde a sus funciones especificas.

Vivir de prestado ha sido una constante en su existencia, que supera los ochenta años.

Como he señalado en otras ocasiones, las barreras arquitectónicas impiden el acceso a todo público, quedando vedado su ingreso a personas mayores, con dificultades físicas o discapacitadas.

A ello se suman los problemas que arrastra el edificio (ubicado en el subsuelo del Centro Cívico), como escasa iluminación, humedad, filtraciones y deterioro.

¿Por qué no ha sido Coronel Dorrego capaz de conseguir un edificio propio para la Biblioteca?

¿Cuáles han sido las razones para qué durante ocho décadas y a pesar de múltiples gestiones la realidad siga siendo la misma?

¿Tiene que ver su “vida subterránea” con ignorar la importancia que guarda su documentación y servicio?

¿En qué cajón quedaron las promesas de terminar con esta situación?

¿Por qué no surgen los apoyos, qué suelen brotar como hongos cuando de acompañar otras actividades se trata?

Además del Proyecto de expropiación domiciliaria presentado por el ex Diputado José Del Valle y luego vetado por el entonces Gobernador Felipe Solá, ¿Qué otros trámites se han concretado?

¿En qué quedaron los compromisos de solución de algunas administraciones municipales?

Las otras dificultades son de índole económico-financiera, donde al decir de sus autoridades los ingresos mensuales (cuotas de socios, aporte de la Conabip, Provincia, Municipalidad y Feria de Pulgas) no alcanzan para afrontar los gastos mensuales de funcionamiento

Estas circunstancias (agravadas por la crisis imperante) implicaron la disminución de horas de atención, como una forma de reducir los costos fijos.

Como se sabe en 2008 la intimación de la A.F.I.P. por una cuantiosa deuda puso en riesgo la continuidad institucional, lo que llevó a realizar una campaña de recaudación para afrontar tales gastos.

Se cierra hoy una etapa en la Biblioteca, donde los contratiempos no fueron pocos; quedando muchas veces empequeñecidas las acciones y contribuciones surgidas desde su seno, donde muchos jóvenes y adultos han encontrado apoyo escolar, acceso libre a valiosos textos, como así también un ámbito de lectura y recreación cultural de suma importancia.

No deben olvidarse la realización de cursos diversos, entre los que pueden citarse el de Orientación Vocacional (sin costo alguno) o el actual, que acerca nociones básicas sobre Computación.

Aún y a pesar de sus problemas, la entidad siguió otorgando respuestas a sus asociados y público en general, acercando las últimas novedades literarias y proponiendo para tal fin, que sean los propios vecinos los que hagan conocer sus preferencias en materia de lectura.

Un párrafo aparte para la tarea desarrollada por Hilda Fradejas, que debió cargar sobre sus flacos hombros la pesada carga de una difícil realidad institucional.

Fue tal la pasión y el compromiso asumido, que transformó a la entidad en “su propia casa”, tomando como asuntos personales problemas que no eran de su exclusiva responsabilidad.

A diario pudo verse su repetido tránsito entre la sede y el local de Fuertes y San Martín, donde parecía estar de guardia tratando de sumar pesitos con la venta de artículos en consignación o con los talonarios de una “rifa salvadora”.

Trámites bancarios, informaciones a la prensa, pedidos de ayuda y gestiones fueron temas constantes en la agenda de sus días.

Unas pocas compañeras estuvieron a su lado en los arduos momentos transcurridos.

En estas breves líneas el sincero reconocimiento a su compromiso de lucha; destacándose el esfuerzo y coraje desde su simple condición de “ama de casa”, convertida en valiente protectora de una historia de 80 años, que no puede ni debe sucumbir ante la indiferencia, el olvido o la desidia.

Es de esperar entonces que las personas que tomen la posta dejada por esta Comisión Directiva, sean capaces de encontrar la formula para preservar la historia y el valioso patrimonio de la Biblioteca.

Del mismo modo nuestros funcionarios y dirigentes políticos deben sincerar su pensamiento respecto de esta institución y el valor que le asignan. En tal sentido no pueden admitirse nuevas promesas u oportunistas frases de campaña.

La preocupante actualidad me lleva a repetir las mismas palabras, publicadas en esta página el pasado 2 de Febrero: “Ojala no lleguemos a decir un día no muy lejano: “había una vez en Dorrego una Biblioteca Popular…”