Con mucho más énfasis que cuando debe condenar los abusos sexuales cometidos por sacerdotes en todo el mundo, el papa Benedicto XVI criticó a los homosexuales en su discurso de fin de año en el que calificó la confusión de los sexos como una amenaza tan grave para la humanidad como los cambios climáticos que registra el planeta. El ataque del jefe de la Iglesia católica contra lo que considera "la negación de las leyes de la naturaleza", generó fuertes críticas de asociaciones y personalidades homosexuales tanto en Italia como en el resto de Europa.
La nueva condena a los homosexuales ocurre pocos días después de que el Vaticano rechazara aprobar la propuesta de despenalización universal de la homosexualidad presentada el pasado 18 de diciembre en la ONU por 66 países.
Las críticas a la autorización a "cambiar sexo" o "género" que aceptan algunas legislaciones fueron hechas por el Papa con ocasión de los saludos de fin de año a la Curia Romana, que reunió a cardenales y prelados de todo el mundo en la suntuosa Sala Clementina del palacio apostólico. "No es el hombre que decide, es Dios el que decide quien es hombre y quien es mujer", advirtió el Papa, atacando la teoría que establece una diferencia entre aquellos que nacen biológicamente con órganos genitales de un sexo y la mentalidad del otro.
Esta arcaica postura de la Iglesia Católica sirve para repasar lo inadmisible que resulta que en pleno siglo XXI existan países en los que ser homosexual, lesbiana, travesti, transexual o bisexual es un delito y se paga hasta con la vida.
En tal sentido, Francia, como presidente de turno de la Unión Europea, solicitó a la ONU, que se exigiera la despenalización universal de la homosexualidad.. Irán lleva la delantera, siendo justificados los crímenes en contra de jóvenes en plazas públicas sólo por el hecho de haber sido sorprendidos besando a otro joven o porqué alguien los denunció por ser gays.
Situación que también ocurre en varios países en especial del Medio Oriente, África y Asia. Son ocho países los que condenan a muerte a los gays, lesbianas y bisexuales (Afganistán, Irán, Mauritania, Nigeria, Pakistán, Arabia Saudita, Sudán y Yemen), además hay que sumarles Egipto, que persigue bajo otras causas a los homobisexuales, específicamente los llamados crímenes contra el Islam (una vez más la religión sustenta crímenes y asesinatos). Libia condena cuando se sorprende a dos personas del mismo género teniendo sexo.
En Chechenia se condena entre 3 y 6 años de cárcel, además hay países en donde está prohibida la homosexualidad incluso en expresiones artísticas como el cine, la literatura o la pintura, estos países son: Algeria, Bahrain, Bangladesh, Bosnia, Jordania, Kuwait, Líbano, Omán, y Siria. En Malasia se puede condenar hasta 20 años a dos personas del mismo género por tener sexo o por sólo presentar una inclinación homosexual.
Mientras que hay países en los que se condena a CADENA PERPETUA, estos son: Bangladesh, Bhutan, Guyana (sí acá cerca de nosotros), India, Maldivas, Singapur, Uganda y Nepal. Son países en su mayoría Islámicos, pero también está el caso de Burindí, un país africano que tiene mayoría católica y que recientemente aprobó penas de 3 meses a dos años a los actos homosexuales. Al parecer los católicos y los islámicos tienen ahora más similitudes de las que creíamos.
Para cerrar esta nota editorial, es oportuno contarles la firme posición del Grupo Cristiano de Arcadia Cádiz, que nació de la necesidad de ayudar a todo aquel cristiano que se siente rechazado por la Iglesia Católica por su condición de Homosexual.
Esta entidad, aclara que son más los homosexuales cristianos que desean integrar su condición homosexual con la fe en Jesús de Nazaret, y considera que no deben ser marginados por preceptos morales que no obedecen al auténtico mensaje de Dios.
Este grupo entiende que la palabra de Jesús y su vida enseña que Dios es amor, amor para todos los seres humanos sin ninguna excepción, liberándolos de cualquier tipo de incomprensión e intolerancia, entienden que el amor de Jesús está por encima de las normas y gobiernos establecidos.
Este grupo de homosexuales cristianos no se desaniman y se comprometen a seguir luchando el tiempo que haga falta por la total igualdad. Los derechos del colectivo homosexual también son Derechos Humanos, los cuales, con su homofobia, parecen no querer reconocer la jerarquía eclesiástica.
Además, entienden que no se encuentran razones en los Evangelios para marginar a los homosexuales, para tratarles de "enfermos", ni para negarles su plena igualdad en el seno de la sociedad, ni de las Iglesias. Tampoco para imponer el celibato como norma de obligatorio cumplimiento para los prebísteros, para defender un único modelo de familia, para negar el acceso al sacerdocio a las mujeres o para mantener posiciones sobre una moral sexual y reproductiva, que no son compartidas por la inmensa mayoría de los y las fieles.