Dice en su edición de hoy el Diario “El Litoral” de la Provincia de Santa Fe: El "Bichi" Fuertes apaga las velitas, para agregar seguidamente, “Nacido en Coronel Dorrego, provincia de Buenos Aires, el goleador histórico de los registros profesionales del Club Atlético Colón en la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), el “Bichi” Esteban Oscar Fuertes, celebra hoy sus 36 años.
Con 91 gritos con la camiseta sabalera y llevando la mítica camiseta “20” en la espalda, el “Bichi” es el máximo ídolo de la institución y referente de la última levantada del equipo de Mohamed. Llegar a los 100, el gran objetivo de Fuertes para el 2009.”
Hasta alli la referencia del diario santafesino al acontecimiento social que involucra al reconocido futbolista profesional.
Aquí: en la llanura bonaerense donde los campos matizan el paisaje con los diversos colores de esperanzadores sembrados, donde la milonga y las danzas son emblemas de autenticidad, donde curtidos paisanos son el ejemplo vivo de la tradición que sintetizan en inmortal unión criollo e indio a un costado de la Ruta 3, en este lugar comenzó la historia del gran goleador.
El día después de la navidad de 1972 al hogar de Raquel y Hugo como verdadero regalo de aquellas fiestas llegó Esteban. El paso del tiempo sumaría nuevos hermanos a una lista que terminó en doce.
En la casa humilde la mesa resultaba chica para recibir a tantos, platos llenos que eran fruto del esfuerzo y de manos que se sumaban en la búsqueda del pan diario. Las circunstancias fueron creando responsabilidades en los varones: trabajar se convirtió en una necesidad que los mayores afrontaron con hidalguía.
No era cuestión de elegir sino de cumplir y poner el hombro en tiempos duros. El flaquito aquel con sueños de grandes goles y la conquista del mundo alguna vez se convirtió en repartidor de “La Blanca”, la despensa de Jorge Daher ; también supo de autos ajenos que debían limpiarse con esmero en el lavadero de “Micky” y mucho antes de salir en los diarios y revistas en fotos de color y en extensas notas fue uno de los tantos canillitas de Agencia Aldea que se encargó de llevar noticias a domicilio.
Tiempo libre para correr detrás de la pelota y en arquitos improvisados ir dejando la marca de tantos goles que nadie pudo contar, de gritos que ningún archivo registra, de emociones que solo reviven cuando la nostalgia vuelve a recorrer las páginas de la niñez.
Días largos en lo de la abuela Felisa, en el caserón de la calle once que todavía en este tramo es de tierra, enfrente, donde está hoy la plaza: la canchita del monte circundada por sus enormes árboles surgía en su mente de chiquilín como el gran estadio que alguna vez estaba convencido de poder pisar.
De pequeña estatura, de enorme aporte al fútbol, de incondicional adhesión a Independiente: Ernesto “vasco” Elisalde fue quién lo acercó a las inferiores rojas, en tiempos que Carlos Prado comenzaba con los cimientos de una estructura llamada luego Fútbol Infantil.
Imposible de olvidar aquel año 1989 cuando un equipo formado por jóvenes se coronó campeón de la mano de Rubén Balestra y Marcelo Sola como técnicos.
Fue a cancha llena en Ferroviario donde Independiente logró imponerse por penales a un gran equipo de San Martín, que entre otros notables foráneos tenía al golero Ocampo, al talentoso “ruso” Baranosky y al implacable goleador “nano Seijas”.
El voto del público lo consagró como Deportista del año en la Primera Noche del Deporte, organizada por Cable Video Sur. El chiquilín de larga figura apenas musitó gracias al recibir el trofeo en recordada noche en el cine San Martín.
El primer paso hacia la cima fue a nivel regional: Sporting de Punta Alta; luego llegaría un largo itinerario de equipos, países, fama, éxitos, tristezas, records, vuelta olímpica en el club de sus amores y un reconocimiento forjado en base al esfuerzo, la voluntad y las enormes ansias de vencer.
Es larga la lista y habla por sí sola de las conquistas obtenidas: Independiente y Racing, doble paso por la dura y difícil “B” en El Porvenir y Los Andes, Platense, Colón, River y sus partidas al exterior: el Derby de Inglaterra, Lens de Francia, Tenerife de España y la poca feliz experiencia en la U chilena.
Fue la novedad de aquellos tiempos y el comentario repetido: el flaco fue invitado al programa de “la Alfano”… Después resultaría costumbre verlo en los grandes espacios de la televisión, en especiales y en las principales revistas y diarios nacionales.
“El flaco” de siempre pasó a ser “el bichi”, uno de los hijos “del burro” se transformó en estrella del fútbol.
Esteban Fuertes: el famoso jugador de fútbol que paseó el nombre de Coronel Dorrego por el mundo.
Esteban Fuertes: el guerrero herido que se repuso de lesiones de las que algunos nunca vuelven.
Esteban Fuertes: el que superó la privilegiada barrera de los 100 goles, el que busca idéntica cifra con la rojinegra del sabalero.
Esteban Fuertes: el padre, el esposo, el amigo, el compañero, el hermano del bolsillo y del corazón grande, el hijo de Raquel: la misma que acompañó sus sueños, la mujer que supo dividir el afecto en doce porciones iguales.
Esteban Fuertes: el de la doble página en “El Gráfico”, el que sale en recuadro especial en “Olé”, el que aparece en Fox o T y C Sports…
Esteban Fuertes: el que siempre vuelve al lugar de las simples cosas, el que pasea su presente en un importado o una 4 x 4, el que estaciona su corazón familiero en la casa de techos azules del barrio Barrio San Martín.
Esteban Fuertes: el que dejó la escuela temprano, el del reparto y los diarios bajo el brazo, el flaquito aquel que se ilusionaba con su gran domingo.
Esteban Fuertes: el que compartirá emotivo acontecimiento con Johana (quinceañera sobrina) en una noche de mesa grande, de sueños nuevos, de sentimientos sinceros.
Esteban Fuertes: el que a fuerza de pelearle a la adversidad pudo como pocos transformar tantas ilusiones en una positiva realidad.
El pibe ya es un hombre. Aquel del primer grito de campeón a los dieciséis…hoy, después de otra navidad: con los suyos comparte FELIZ los 36. (26.12.08)
Con 91 gritos con la camiseta sabalera y llevando la mítica camiseta “20” en la espalda, el “Bichi” es el máximo ídolo de la institución y referente de la última levantada del equipo de Mohamed. Llegar a los 100, el gran objetivo de Fuertes para el 2009.”
Hasta alli la referencia del diario santafesino al acontecimiento social que involucra al reconocido futbolista profesional.
Aquí: en la llanura bonaerense donde los campos matizan el paisaje con los diversos colores de esperanzadores sembrados, donde la milonga y las danzas son emblemas de autenticidad, donde curtidos paisanos son el ejemplo vivo de la tradición que sintetizan en inmortal unión criollo e indio a un costado de la Ruta 3, en este lugar comenzó la historia del gran goleador.
El día después de la navidad de 1972 al hogar de Raquel y Hugo como verdadero regalo de aquellas fiestas llegó Esteban. El paso del tiempo sumaría nuevos hermanos a una lista que terminó en doce.
En la casa humilde la mesa resultaba chica para recibir a tantos, platos llenos que eran fruto del esfuerzo y de manos que se sumaban en la búsqueda del pan diario. Las circunstancias fueron creando responsabilidades en los varones: trabajar se convirtió en una necesidad que los mayores afrontaron con hidalguía.
No era cuestión de elegir sino de cumplir y poner el hombro en tiempos duros. El flaquito aquel con sueños de grandes goles y la conquista del mundo alguna vez se convirtió en repartidor de “La Blanca”, la despensa de Jorge Daher ; también supo de autos ajenos que debían limpiarse con esmero en el lavadero de “Micky” y mucho antes de salir en los diarios y revistas en fotos de color y en extensas notas fue uno de los tantos canillitas de Agencia Aldea que se encargó de llevar noticias a domicilio.
Tiempo libre para correr detrás de la pelota y en arquitos improvisados ir dejando la marca de tantos goles que nadie pudo contar, de gritos que ningún archivo registra, de emociones que solo reviven cuando la nostalgia vuelve a recorrer las páginas de la niñez.
Días largos en lo de la abuela Felisa, en el caserón de la calle once que todavía en este tramo es de tierra, enfrente, donde está hoy la plaza: la canchita del monte circundada por sus enormes árboles surgía en su mente de chiquilín como el gran estadio que alguna vez estaba convencido de poder pisar.
De pequeña estatura, de enorme aporte al fútbol, de incondicional adhesión a Independiente: Ernesto “vasco” Elisalde fue quién lo acercó a las inferiores rojas, en tiempos que Carlos Prado comenzaba con los cimientos de una estructura llamada luego Fútbol Infantil.
Imposible de olvidar aquel año 1989 cuando un equipo formado por jóvenes se coronó campeón de la mano de Rubén Balestra y Marcelo Sola como técnicos.
Fue a cancha llena en Ferroviario donde Independiente logró imponerse por penales a un gran equipo de San Martín, que entre otros notables foráneos tenía al golero Ocampo, al talentoso “ruso” Baranosky y al implacable goleador “nano Seijas”.
El voto del público lo consagró como Deportista del año en la Primera Noche del Deporte, organizada por Cable Video Sur. El chiquilín de larga figura apenas musitó gracias al recibir el trofeo en recordada noche en el cine San Martín.
El primer paso hacia la cima fue a nivel regional: Sporting de Punta Alta; luego llegaría un largo itinerario de equipos, países, fama, éxitos, tristezas, records, vuelta olímpica en el club de sus amores y un reconocimiento forjado en base al esfuerzo, la voluntad y las enormes ansias de vencer.
Es larga la lista y habla por sí sola de las conquistas obtenidas: Independiente y Racing, doble paso por la dura y difícil “B” en El Porvenir y Los Andes, Platense, Colón, River y sus partidas al exterior: el Derby de Inglaterra, Lens de Francia, Tenerife de España y la poca feliz experiencia en la U chilena.
Fue la novedad de aquellos tiempos y el comentario repetido: el flaco fue invitado al programa de “la Alfano”… Después resultaría costumbre verlo en los grandes espacios de la televisión, en especiales y en las principales revistas y diarios nacionales.
“El flaco” de siempre pasó a ser “el bichi”, uno de los hijos “del burro” se transformó en estrella del fútbol.
Esteban Fuertes: el famoso jugador de fútbol que paseó el nombre de Coronel Dorrego por el mundo.
Esteban Fuertes: el guerrero herido que se repuso de lesiones de las que algunos nunca vuelven.
Esteban Fuertes: el que superó la privilegiada barrera de los 100 goles, el que busca idéntica cifra con la rojinegra del sabalero.
Esteban Fuertes: el padre, el esposo, el amigo, el compañero, el hermano del bolsillo y del corazón grande, el hijo de Raquel: la misma que acompañó sus sueños, la mujer que supo dividir el afecto en doce porciones iguales.
Esteban Fuertes: el de la doble página en “El Gráfico”, el que sale en recuadro especial en “Olé”, el que aparece en Fox o T y C Sports…
Esteban Fuertes: el que siempre vuelve al lugar de las simples cosas, el que pasea su presente en un importado o una 4 x 4, el que estaciona su corazón familiero en la casa de techos azules del barrio Barrio San Martín.
Esteban Fuertes: el que dejó la escuela temprano, el del reparto y los diarios bajo el brazo, el flaquito aquel que se ilusionaba con su gran domingo.
Esteban Fuertes: el que compartirá emotivo acontecimiento con Johana (quinceañera sobrina) en una noche de mesa grande, de sueños nuevos, de sentimientos sinceros.
Esteban Fuertes: el que a fuerza de pelearle a la adversidad pudo como pocos transformar tantas ilusiones en una positiva realidad.
El pibe ya es un hombre. Aquel del primer grito de campeón a los dieciséis…hoy, después de otra navidad: con los suyos comparte FELIZ los 36. (26.12.08)