En la medianoche del sábado se presentaron las listas para las elecciones del 28 de Junio. Hasta ahora, a poco más de un mes para los comicios, en la campaña abundaron las chicanas y las exacerbaciones, pero escasearon las ideas.
Candidaturas testimoniales de un lado, candidatos millonarios que aparecen hasta en la sopa, personajes de la farándula en algunas listas, políticos impresentables en otras; hombres que despotrican contra la política partidaria se dieron cuenta de que la única manera de intentar cambiar la realidad es a través de la política y la participación electoral.
Un tipo muy positivo que se agrupó con partidos de la oposición para enfrentarse electoralmente al Gobierno que integra.
Gente que se llenó la boca ponderando la militancia y fidelidad partidarias de Raúl Alfonsín cuando éste murió, pero que con sus acciones hicieron todo lo contrario.
Desde un lado gritan: “Votenme porque sino vuelve al caos”. Del otro lado bando retrucan: “Votenme porque los que están no sirven para nada, están desquiciados y no hicieron nada bien”.
Las internas partidarias quedaron en el olvido. Brilla la dedocracia. Candidatos elegidos a espaldas de los afiliados.
“Che, qué te parece si tentamos a este abogado o a aquella contadora o a este médico”. “Te parece, mirá que no tienen experiencia política o militancia y ni siquiera un sentido de pertenencia partidaria”. “Pero es lo que busca la gente”. “Y bueno, vayamos a verlo”.
Partidos políticos cerrados que, seguramente, cobrarán vida ahora para volver a bajar las persianas el 29 de junio.
Los comités, unidades básicas o como se llamen, no forman cuadros, no debaten otra cosa que no sean candidaturas, dirigentes políticos provinciales y nacionales que se acuerdan que estos lugres existen, pero recién volverán dentro de dos años, cuando se vote nuevamente.
Dirigentes locales que hace dos años, nada más que eso, apoyaron a la derecha más reaccionaria encarnada en las figuras del represor de docentes Sobisch y del falso ingeniero Blumberg, y que ahora representan en el distrito a los Gobiernos nacional y provincial.
Concejales que no sobresalieron en sus bancas, vuelven a candidatearse.
Mezquindades, chicanas, contradicciones, frases vaciadas de contenido, candidatos marketineros, paracaidistas de la política que recién cuando vieron afectados sus intereses y negocios saltan a la vida cívica y destacan la trascendencia del voto popular cuando muchas veces lo despreciaron.
Ahora bien, ¿no tendremos nosotros, la sociedad civil, algo de responsabilidad en todo esto? Nuestros dirigentes políticos, los viejos, los nuevos, los que se reciclan, ¿vinieron del planeta Marte? ¿Nacieron de un repollo? Por acción o por omisión; por poca memoria o por pereza intelectual, los avalamos, los toleramos y permitimos que ocuparan los espacios que ocupan.
Candidaturas testimoniales de un lado, candidatos millonarios que aparecen hasta en la sopa, personajes de la farándula en algunas listas, políticos impresentables en otras; hombres que despotrican contra la política partidaria se dieron cuenta de que la única manera de intentar cambiar la realidad es a través de la política y la participación electoral.
Un tipo muy positivo que se agrupó con partidos de la oposición para enfrentarse electoralmente al Gobierno que integra.
Gente que se llenó la boca ponderando la militancia y fidelidad partidarias de Raúl Alfonsín cuando éste murió, pero que con sus acciones hicieron todo lo contrario.
Desde un lado gritan: “Votenme porque sino vuelve al caos”. Del otro lado bando retrucan: “Votenme porque los que están no sirven para nada, están desquiciados y no hicieron nada bien”.
Las internas partidarias quedaron en el olvido. Brilla la dedocracia. Candidatos elegidos a espaldas de los afiliados.
“Che, qué te parece si tentamos a este abogado o a aquella contadora o a este médico”. “Te parece, mirá que no tienen experiencia política o militancia y ni siquiera un sentido de pertenencia partidaria”. “Pero es lo que busca la gente”. “Y bueno, vayamos a verlo”.
Partidos políticos cerrados que, seguramente, cobrarán vida ahora para volver a bajar las persianas el 29 de junio.
Los comités, unidades básicas o como se llamen, no forman cuadros, no debaten otra cosa que no sean candidaturas, dirigentes políticos provinciales y nacionales que se acuerdan que estos lugres existen, pero recién volverán dentro de dos años, cuando se vote nuevamente.
Dirigentes locales que hace dos años, nada más que eso, apoyaron a la derecha más reaccionaria encarnada en las figuras del represor de docentes Sobisch y del falso ingeniero Blumberg, y que ahora representan en el distrito a los Gobiernos nacional y provincial.
Concejales que no sobresalieron en sus bancas, vuelven a candidatearse.
Mezquindades, chicanas, contradicciones, frases vaciadas de contenido, candidatos marketineros, paracaidistas de la política que recién cuando vieron afectados sus intereses y negocios saltan a la vida cívica y destacan la trascendencia del voto popular cuando muchas veces lo despreciaron.
Ahora bien, ¿no tendremos nosotros, la sociedad civil, algo de responsabilidad en todo esto? Nuestros dirigentes políticos, los viejos, los nuevos, los que se reciclan, ¿vinieron del planeta Marte? ¿Nacieron de un repollo? Por acción o por omisión; por poca memoria o por pereza intelectual, los avalamos, los toleramos y permitimos que ocuparan los espacios que ocupan.