jueves

El acceso sudeste a la ciudad. Por Hugo C. Segurola

¿Qué es noticia, que un perro mordió a un hombre o que un hombre mordió a un perro?

¿Qué es noticia, el avión qué llegó a destino o el que se precipitó a tierra?

La voracidad informativa, la competencia y convengamos también: la necesidad de satisfacer requerimientos de un público que “gusta” consumir catástrofes, dramas, violencia y peleas mediáticas suele dar prioridad en la agenda periodística “a las malas por sobre las buenas noticias”.

Alejados de la morbosidad, de la pelea del rating y con un mensaje más cercano al vecino; los pequeños medios tampoco estamos exentos de caer en la tentación “de contar y mostrar en función de lo que quiere la gente”.

“Para muestra un botón… o un acceso”

Muchas veces citamos de accidentes registrados en el acceso Sudeste.

Hablamos de la falta de visibilidad, de las dificultades que implicaba el sector para quienes salían o ingresaban a nuestra ciudad.

Contamos también del valioso aporte de un vecino: Ricardo Solari, que investigó, reunió antecedentes y ejerció un derecho que pocos ciudadanos utilizan: el de peticionar ante las autoridades.

Dijimos de trámites extensos, de burocracia y de falta de respuestas por parte de las autoridades.

Protestamos por la tardanza en concretar la licitación de las obras.

Dudamos primero de la concreción del proyecto, después de su culminación.

Hoy se discute de la efectividad de las medidas implementadas,

Hoy se sigue reclamando una rotonda.

Apenas transcurrieron 24 horas de su habilitación y ya se debate sobre “los accidentes futuros”.

Sabido es que ninguna obra por si sola y aunque guarde las mayores medidas de seguridad, puede garantizar la no existencia de accidentes.

Pero a fuerza de ser sinceros y de observar el vaso de la realidad “medio lleno y con sentido optimista”, resulta oportuno rescatar los aspectos positivos de esta obra:

1.- Valorizar la actitud comprometida de Ricardo Solari, que a partir de ser victima de una accidente en el lugar, decidió armar su propio expediente (consta de 200 fojas) y en reiteradas ocasiones insistir ante las autoridades municipales para modificar la estructura del polémico acceso.

2.- Las gestiones desarrolladas tanto desde el Concejo Deliberante como el Ejecutivo local, que se iniciaron en la administración anterior y tuvieron continuidad en la presente.

3.- El seguimiento que hizo del tema el responsable de Vialidad, Aldo Mazzarini, acompañando las tramitaciones desde su principio hasta el final.

4.- La contribución de la Nación, con una inversión que superó los cuatro millones de pesos y que tuvo en el OCCOVI a su ejecutor.


5.- La responsabilidad de la Empresa contratista, que a diferencia de la mayoría de los casos, anticipó la finalización de la obra casi en un mes. Fuentes seguras aportaron otro dato significativo: a pesar de la no llegada de los fondos en tiempo y forma los responsables técnicos afrontaron los costos de ejecución, materiales y personal con recursos propios.

6.- Que ha cambiado sustancialmente la imagen del lugar, donde la iluminación, la doble via y las rampas de desaceleración, además de brindar mayores seguridades permiten observar en forma acorde y con mejor estética el acceso principal a Coronel Dorrego.

Las variantes concretadas no garantizan accidentes-cero, en tal sentido además de la pericia de los conductores, es imprescindible: prudencia, respeto a las normas de tránsito y la necesaria atención que demanda un tramo de la ruta donde las velocidades son cada vez mayores y múltiples los riesgos.

Para el final de esta nota, recurro a los interrogantes planteados al comienzo de la misma: ¿Qué es noticia, los accidentes ocurridos en el acceso por el Cristo o la puesta en marcha de una obra largamente anhelada?

No hay comentarios.: