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De acuerdo a un artículo publicado hoy por La Nueva Provincia, Pedro Raúl Caramelli ingresó a la Cooperativa Telefónica en 1.972 y llegó al cargo de gerente en 1.980.
El 22 de noviembre de 1.993 solicitó licencia laboral por sufrir --tal como lo argumentó-- trastornos distímicos y neurosis depresiva de desarrollo fóbico, lo que corrientemente se denomina fobia laboral.
Las afecciones fueron constatadas por certificados médicos extendidos en forma mensual, hasta que Caramelli decidió "por razones estrictamente jurídicas, pese a que el consejo médico sugería seguir con el tratamiento", reincorporarse a sus funciones el 23 de noviembre de 1.995.
El 1 de diciembre de ese año, sin embargo, Caramelli se dio por despedido, dado que se había designado --presuntamente, fuera de lo reglamentado por los estatutos-- un gerente general que estaba por encima de sus propias funciones.
El 7 de octubre de 1.999 la Justicia Laboral dispuso que la cooperativa indemnizara a Caramelli con 110 mil pesos. Además, la entidad tuvo que pagar 80 mil de honorarios profesionales, 32 mil de intereses y 25 mil de tasas judiciales.
Posteriormente el ex gerente inició otra demanda con la entidad, en este caso por "daño físico y moral", por una cifra superior a los 600 mil pesos (la que, se estima, hoy se habría multiplicado sustancialmente, tomando en cuenta que pasó casi una década desde que se inició la causa).
En una nota publicada por "La Nueva Provincia" en octubre de 2.000, Caramelli aseguró que "no haría nada que pudiera poner en riesgo la estabilidad de la cooperativa".
El 22 de noviembre de 1.993 solicitó licencia laboral por sufrir --tal como lo argumentó-- trastornos distímicos y neurosis depresiva de desarrollo fóbico, lo que corrientemente se denomina fobia laboral.
Las afecciones fueron constatadas por certificados médicos extendidos en forma mensual, hasta que Caramelli decidió "por razones estrictamente jurídicas, pese a que el consejo médico sugería seguir con el tratamiento", reincorporarse a sus funciones el 23 de noviembre de 1.995.
El 1 de diciembre de ese año, sin embargo, Caramelli se dio por despedido, dado que se había designado --presuntamente, fuera de lo reglamentado por los estatutos-- un gerente general que estaba por encima de sus propias funciones.
El 7 de octubre de 1.999 la Justicia Laboral dispuso que la cooperativa indemnizara a Caramelli con 110 mil pesos. Además, la entidad tuvo que pagar 80 mil de honorarios profesionales, 32 mil de intereses y 25 mil de tasas judiciales.
Posteriormente el ex gerente inició otra demanda con la entidad, en este caso por "daño físico y moral", por una cifra superior a los 600 mil pesos (la que, se estima, hoy se habría multiplicado sustancialmente, tomando en cuenta que pasó casi una década desde que se inició la causa).
En una nota publicada por "La Nueva Provincia" en octubre de 2.000, Caramelli aseguró que "no haría nada que pudiera poner en riesgo la estabilidad de la cooperativa".
