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¡Albricias, algunos de nuestros dirigentes detectaron la crisis social!‏. Escribe Hugo C. Segurola

Aunque algunos parecen estar recién enterados de la problemática social, desde hace tiempo la crisis ha ganado terreno fronteras adentro de nuestro distrito, instalándose como una suerte de carroña dispuesta a carcomer sobre las osamentas de la indigencia.

Nuevamente se imita el accionar de la Policía, por aquello de actuar “sobre los hechos consumados” y de igual modo que sucede con los uniformados surge clara la falta de previsión, primero y de operatividad, después.

Al inaugurarse las sesiones deliberativas en abril pasado, volvió a citarse la misma cifra que en años anteriores: “Desde el municipio se asiste a 2.500 familias”.

Se dijo luego que la asistencia no era total, que variaban los casos y que la ayuda consistía en: medicamentos, pasajes, alimentos, pago de servicios y otros requerimientos.

La imposibilidad de acceder a ingresos aceptables y frecuentes se constituye en un problema irresuelto para muchos de nuestros vecinos.

Las carencias se suman en muchos hogares de la ciudad y las localidades de la zona, produciendo inconvenientes colaterales que no pueden desconocerse: marginalidad, falta de oportunidades, ocio, deserción escolar, violencia familiar, delito en aumento y el crecimiento de las adicciones.

Seguidamente algunos datos son indicadores de la situación que se vive en Coronel Dorrego:

- Desocupación y sub-ocupación (lo que involucra changas, tareas en formas temporaria o estacional.

- Numerosas personas sin cobertura social.

- En el presente algunos enfermos oncológicos no reciben en tiempo y forma las drogas que hasta hace algunos meses, la Provincia entregaba en forma regular.

- Endeudamiento bancario de sectores comerciales y del agro.

- Falta de líneas crediticias acordes.

- Mayor presión fiscal y menos posibilidades del cumplimiento de los compromisos tributarios.

- Atrasos en la Coparticipación Provincial.

- Despidos, suspensiones y recortes de sueldos.

- Caída de las ventas en los distintos rubros comerciales.

- Importante cantidad de vecinos que carecen de servicios: (luz, gas natural, teléfono)

- Imposibilidad del pago de alquileres, lo que motiva que muchas parejas (incluso algunas con hijos), deban instalarse en sus hogares paternos o de algún familiar.

- Incremento del Servicio Alimentario Escolar: en forma parcial o total se cubren diariamente las necesidades de 2.331 chicos, en nuestro ámbito. Si bien los pibes tienen un plato de comida asegurado, se pierde la posibilidad de compartirlo en familia. ¿Qué sucede con ellos, los fines de semana?

¿Cuáles son los aportes de la Provincia por chico, a diario?

Copa de leche $ 1,00 ,(a partir de junio, anteriormente $ 0,70)

Comedor simple $ 2,00, primaria, $ 2,30, adolescente.

Comedor completo $ 2,70, adolescente.

- Crecimiento del “cirujeo”, práctica que no solo busca obtener elementos para provecho propio o su posterior venta, sino que algunas personas satisfacen requerimientos alimenticios de esa forma.

Además de la ayuda oficial, debe mencionarse el invalorable aporte de instituciones intermedias, que con un alto grado de solidaridad, se suman en la tarea de asistir a los más postergados.

Cáritas Parroquial aporta alimentos, indumentaria, medicamentos y a veces el pago de pasajes, kerosene o garrafas a unas 200 familias.

A través del P.A.M.I. más de 200 abuelos reciben en la ciudad y la zona, las bolsas con alimentos (las que vienen cada vez más flacas, consecuencia de los mismos importes para mercaderías que han incrementado sus costos.)

Asimismo debe tenerse en consideración el aporte del Hogar de Ancianos (más de 30 personas hospedadas), Geriátrico del Hospital Municipal y la colaboración entre sus fieles más necesitados, por parte de las distintas Iglesias (Evangélicas y Católica).

Además de los comedores escolares, debe citarse la tarea de las Guarderías “Rayitos de Itatí” y “Mariposas”, como así también la contención salida laboral que brinda el Taller Protegido.

El resto de la comunidad, a pesar de las dificultades por las que atraviesa, brinda su aporte diario mediante la compra de rifas, bonos, donaciones u otras colaboraciones.

Es menester que funcionarios, concejales y políticos dejen a un lado “los diagnósticos” y pongan todo su esfuerzo, capacidad, y profesionalismo aportando ideas que tiendan a enfrentar estos afligentes temas, que azotan a una amplia franja de la sociedad.

Que dediquen también parte de su tiempo a atender los llamados de los miles de postergados.

Que existan para ellos oídos que los escuchen, voces que se levanten en su nombre y manos que se tiendan solidarias.

Más que “Resoluciones de papel” o “Reuniones para analizar la crisis”, se requiere de respuestas en cuestiones que no son nuevas y que en algunos casos refleja “la imprevisión con que se actúa” y lo más dramático: “el escaso conocimiento de la realidad que algunos de nuestros dirigentes tienen”.

Haciendo una lectura más clara y cercana de la actualidad, cientos de vecinos saben que no tienen armas para enfrentar esta coyuntura y que lejos están de poder modificarla; pero han interpretado que solidariamente: “el dolor, la miseria y la angustia pueden compartirse, haciendo que sus letales efectos sean más soportables, cuando se los enfrenta en comunidad y con amor…”