Por el polvoriento camino, avanza lentamente la triste figura de un anciano vagabundo, su mirada… su mirada es triste, denota el paso del tiempo; al mirarlo me hace pensar que quizás… que quizás haya tenido una familia…esposa…hijos.
Su andar es lento, apesadumbrado, sus pasos torpes, su calzado, son una suerte de borceguíes rotosos con cordones desprendidos, gastados por el andar en el tiempo por los caminos desparejos de la vida dejan ver sus dedos desnudos, maltratados por las inclemencias del tiempo.
Tiene una barba profusa y muy blanca, una gorra esconde su lacia y larga cabellera, también blanca, se apoya en un palo que le sirve de bastón y donde lleva pendiendo su“lingerie”.
Se detiene, se sienta despaciosamente en una piedra al costado del camino, se lo nota extenuado, respira dificultosamente, con movimientos toscos abre su “mono” y saca algo para saciar su hambre, hace frío…lleva un sobretodo que oculta sacos y pulloveres harapientos.
Su mirada se pierde en el horizonte… ¿Qué recuerdos cruzarán por su mente?
Tal vez… rememore aquel viejo y destartalado tren de carga del que se apeaba generalmente en las estaciones ferroviarias de la campaña, allí donde la población era escasa.
Tal vez…recuerde y hasta busque con su vista, el embarcadero de hacienda.
Tal vez… los galpones ferroviarios donde acampaba
Tal vez…se encuentra olvidado, envuelto en sus harapos
Tal vez… ni figure en las incontrastables y frías cifras de las estadísticas y los censos.
¿Qué importa su nombre? y mucho menos si ha tenido o tiene una historia, un relato que le de sentido a su existencia.
Tal vez…antes era el ser libre que viajaba en los vagones de los trenes de carga, durmiendo a la intemperie, difundiendo sus pensamientos, lejos estaba el caminante austero de hoy, que va imitando la migración de las golondrinas.
Tal vez…tiene el alma ensombrecida por la feroz y perversa maquinaria globalizadora.
Tal vez… le han quitado el brillo a su mirada
Tal vez…
Su andar es lento, apesadumbrado, sus pasos torpes, su calzado, son una suerte de borceguíes rotosos con cordones desprendidos, gastados por el andar en el tiempo por los caminos desparejos de la vida dejan ver sus dedos desnudos, maltratados por las inclemencias del tiempo.
Tiene una barba profusa y muy blanca, una gorra esconde su lacia y larga cabellera, también blanca, se apoya en un palo que le sirve de bastón y donde lleva pendiendo su“lingerie”.
Se detiene, se sienta despaciosamente en una piedra al costado del camino, se lo nota extenuado, respira dificultosamente, con movimientos toscos abre su “mono” y saca algo para saciar su hambre, hace frío…lleva un sobretodo que oculta sacos y pulloveres harapientos.
Su mirada se pierde en el horizonte… ¿Qué recuerdos cruzarán por su mente?
Tal vez… rememore aquel viejo y destartalado tren de carga del que se apeaba generalmente en las estaciones ferroviarias de la campaña, allí donde la población era escasa.
Tal vez…recuerde y hasta busque con su vista, el embarcadero de hacienda.
Tal vez… los galpones ferroviarios donde acampaba
Tal vez…se encuentra olvidado, envuelto en sus harapos
Tal vez… ni figure en las incontrastables y frías cifras de las estadísticas y los censos.
¿Qué importa su nombre? y mucho menos si ha tenido o tiene una historia, un relato que le de sentido a su existencia.
Tal vez…antes era el ser libre que viajaba en los vagones de los trenes de carga, durmiendo a la intemperie, difundiendo sus pensamientos, lejos estaba el caminante austero de hoy, que va imitando la migración de las golondrinas.
Tal vez…tiene el alma ensombrecida por la feroz y perversa maquinaria globalizadora.
Tal vez… le han quitado el brillo a su mirada
Tal vez…
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