El sólo hecho de convivir en comunidad, conlleva a que nuestros actos, sean personales o no, tengan un marco de regularidad.
Algunos hechos tienen repercusión pública, ya sea porque son protagonizados por personas públicas o por su labor, con injerencia en actividades públicas, trascienden a la media de los conciudadanos y sus actos son conocidos masivamente por el resto de la población.
Es bueno que todos nos controlemos mutuamente en ese ámbito, el público, y también participar, opinar y protagonizar todo hecho que haga a nuestra vida cotidiana en comunidad.
Algunas personas, como decía, tienen una exposición mayor que otras y eso las hace vulnerables comparadas con otras que dentro de un anonimato, que yo no inventé, edifican un alteración emotiva alrededor de cualquier tema, que surga principalmente en el blog de LA DORREGO.
El anonimato no deslegitima la opinion, pero sí la falta de racionalidad y razonabilidad, muchas veces, que más allá del filtro casi natural con que la radio trata los mensajes, arman en unas cuantas opiniones un clima de alteración y confrontación, por cualquier tema que sea, muchas veces sin relativa importancia.
Cristina Fernández, que últimamente tiene todas la culpas, según opiniones mayoritarias, de todos lo que nos pasa, seguramente no se hará cargo de los que nos pasa en el pago chico; y no háblo de responsabilidades políticas, lo de Cristina era sólo un comentario anecdótico, sino de hacernos cargo, que no podemos confrontar por estupideces, que cada uno debemos hacernos cargo de nuestra quinta, hace a nuestra responsabilidad.
El gobierno que tenemos lo elegimos todos, el nacional, el provincial y el local. En este último, existe como en los otros, alguien que ejecuta y otro que controla.
El que perdió no se puede desentender, que todo lo tiene que hacer el que ganó. Obviamente “oposicion”, no hace mención al exclusivo trabajo de oponerse.
De hecho para obstentar ese lugar, alguien lo eligió y espera de él, lo que escuchó previamente que tenía pensado hacer en su tarea futura.
Han podido suceder dos cosas seguramente, cuando se trata de ejecutar, si así requería la elección, la perdió y no lo pudo hacer.
Cuando se trata de legislar y controlar, se trata de eso, a no ser que quien prometía haya confundido promesas con realidades y ahora obviamente, su función sencillamente no es esa.
Pero lo que hay que comprender, de una vez por todas, que toda nuestra riqueza como comunidad, la construímos nosotros los habitantes de este pueblo, privativo de nuestros representantes, que elegimos de acuerdo a compatibilidad política, social y también de conveniencia; pero lo más importante es que está en nosotros mismos, moderar nuestra convivencia en el trato diario, tambien mediante instituciones, sociales, religiosas, deportivas, comunitarias, educativas que no hacen otra cosa que ayudar en el trancurso de nuestra existencia y apartarnos de un autoflagelo cotidiano donde todo es negro y que no se puede más.
Es cierto, que no nos va mejor o peor porque nosotros opinemos al respecto, lo que sí hay que tener en cuenta que un clima de negativismo a nadie ayuda, por el contrario muchas actividades, incluso las mas insospechadas se nutren de tener y construir panoramas alentadores que ayudan paradójicamente cuando las situaciones son realmente preocupantes y necesitan de toda nuestra fortaleza física, moral y espiritual.
Algunos hechos tienen repercusión pública, ya sea porque son protagonizados por personas públicas o por su labor, con injerencia en actividades públicas, trascienden a la media de los conciudadanos y sus actos son conocidos masivamente por el resto de la población.
Es bueno que todos nos controlemos mutuamente en ese ámbito, el público, y también participar, opinar y protagonizar todo hecho que haga a nuestra vida cotidiana en comunidad.
Algunas personas, como decía, tienen una exposición mayor que otras y eso las hace vulnerables comparadas con otras que dentro de un anonimato, que yo no inventé, edifican un alteración emotiva alrededor de cualquier tema, que surga principalmente en el blog de LA DORREGO.
El anonimato no deslegitima la opinion, pero sí la falta de racionalidad y razonabilidad, muchas veces, que más allá del filtro casi natural con que la radio trata los mensajes, arman en unas cuantas opiniones un clima de alteración y confrontación, por cualquier tema que sea, muchas veces sin relativa importancia.
Cristina Fernández, que últimamente tiene todas la culpas, según opiniones mayoritarias, de todos lo que nos pasa, seguramente no se hará cargo de los que nos pasa en el pago chico; y no háblo de responsabilidades políticas, lo de Cristina era sólo un comentario anecdótico, sino de hacernos cargo, que no podemos confrontar por estupideces, que cada uno debemos hacernos cargo de nuestra quinta, hace a nuestra responsabilidad.
El gobierno que tenemos lo elegimos todos, el nacional, el provincial y el local. En este último, existe como en los otros, alguien que ejecuta y otro que controla.
El que perdió no se puede desentender, que todo lo tiene que hacer el que ganó. Obviamente “oposicion”, no hace mención al exclusivo trabajo de oponerse.
De hecho para obstentar ese lugar, alguien lo eligió y espera de él, lo que escuchó previamente que tenía pensado hacer en su tarea futura.
Han podido suceder dos cosas seguramente, cuando se trata de ejecutar, si así requería la elección, la perdió y no lo pudo hacer.
Cuando se trata de legislar y controlar, se trata de eso, a no ser que quien prometía haya confundido promesas con realidades y ahora obviamente, su función sencillamente no es esa.
Pero lo que hay que comprender, de una vez por todas, que toda nuestra riqueza como comunidad, la construímos nosotros los habitantes de este pueblo, privativo de nuestros representantes, que elegimos de acuerdo a compatibilidad política, social y también de conveniencia; pero lo más importante es que está en nosotros mismos, moderar nuestra convivencia en el trato diario, tambien mediante instituciones, sociales, religiosas, deportivas, comunitarias, educativas que no hacen otra cosa que ayudar en el trancurso de nuestra existencia y apartarnos de un autoflagelo cotidiano donde todo es negro y que no se puede más.
Es cierto, que no nos va mejor o peor porque nosotros opinemos al respecto, lo que sí hay que tener en cuenta que un clima de negativismo a nadie ayuda, por el contrario muchas actividades, incluso las mas insospechadas se nutren de tener y construir panoramas alentadores que ayudan paradójicamente cuando las situaciones son realmente preocupantes y necesitan de toda nuestra fortaleza física, moral y espiritual.
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