La sorpresiva presencia del intendente Fabián Zorzano para dar (escasos) detalles del caso Echeto dejaron a muchos vecinos sin la posibilidad de escuchar al jefe comunal responder sobre un tema que ha generado mucha preocupación en una comunidad que quiere saber qué paso, porqué pasó, si hubo o no responsables, qué sanciones se aplicarán en caso de que se comprobaran esas responsabilidades y, fundamentalmente, que necesita certezas de que no volverá a suceder.
El jefe comunal se presentó (el reglamento lo avala) en el recinto deliberativo espontáneamente, aduciendo que lo que podía decir en esa ocasión no iba a cambiar demasiado de si lo hacía en la interpelación promovida por los bloque de la oposición porque imperaba el secreto de sumario.
Como uno imagina que Zorzano no tomó esta decisión minutos antes de la sesión del Concejo, la pregunta es: ¿porqué desde el área de Prensa y Ceremonial del municipio no se anunció su visita al cuerpo legislativo, teniendo en cuenta, además, que no es una práctica habitual que un intendente se presente en el Concejo?
Al no difundirse esta información, este periodista interpreta (algo discutible, como toda interpretación) que la maniobra apuntó a descomprimir la situación, a evitar que la transmisión de la sesión fuera masiva y a que muchos vecinos y periodistas se acercaran al recinto a presenciar la sesión.
Es sabido (hay casos anteriores que lo demuestran) que el interés comunitario y periodístico por la actividad del Concejo es mayor cuando se tratan asuntos controvertidos y polémicos.
Esta hipótesis (insisto, opinable y debatible) que sostengo es atendible si se tiene en cuenta que el actual partido de gobierno, la Unión Cívica Radical, cuando fue oposición durante los ocho años de gobierno justicialista, llevó adelante un (ponderable y necesario) férreo control de la gestión del Departamento Ejecutivo.
Ya sea desde la conducción partidaria como desde el bloque de concejales, el radicalismo presentó una importante cantidad de pedidos de informes, emitió críticos comunicados sobre varias determinaciones del gobierno de Testani y hasta hubo al menos dos interpelaciones a funcionarios de su gabinete.
En este tema, como también ocurre con los aumentos de tasas y otras cuestiones, el discurso y la acción de los dirigentes y concejales de los partidos políticos que han tenido representación legislativa, suelen ser zigzagueantes y cambiantes según del lado del mostrador en que se encuentren: sobran los ejemplos de que muchos de nuestros políticos, ante un mismo tema, han actuado distinto cuando eran oposición y pasaron a ser oficialistas o viceversa.
Nadie pretende que se utilice políticamente la muerte de una beba ni que se haga sensacionalismo mediático con el tema; tampoco hacer una caza de brujas ni quebrar con el principio de inocencia hasta que se demuestre lo contrario. Pero hay una familia de nuestra ciudad que tiene muchas dudas y necesita respuestas.
Esta familia, y el resto de la comunidad, merecen saber qué pasó y porqué. Sería bueno que cuando se esclarezca lo sucedido, se haga público por la mayor cantidad de canales de información posibles. (22.03.10)
El jefe comunal se presentó (el reglamento lo avala) en el recinto deliberativo espontáneamente, aduciendo que lo que podía decir en esa ocasión no iba a cambiar demasiado de si lo hacía en la interpelación promovida por los bloque de la oposición porque imperaba el secreto de sumario.
Como uno imagina que Zorzano no tomó esta decisión minutos antes de la sesión del Concejo, la pregunta es: ¿porqué desde el área de Prensa y Ceremonial del municipio no se anunció su visita al cuerpo legislativo, teniendo en cuenta, además, que no es una práctica habitual que un intendente se presente en el Concejo?
Al no difundirse esta información, este periodista interpreta (algo discutible, como toda interpretación) que la maniobra apuntó a descomprimir la situación, a evitar que la transmisión de la sesión fuera masiva y a que muchos vecinos y periodistas se acercaran al recinto a presenciar la sesión.
Es sabido (hay casos anteriores que lo demuestran) que el interés comunitario y periodístico por la actividad del Concejo es mayor cuando se tratan asuntos controvertidos y polémicos.
Esta hipótesis (insisto, opinable y debatible) que sostengo es atendible si se tiene en cuenta que el actual partido de gobierno, la Unión Cívica Radical, cuando fue oposición durante los ocho años de gobierno justicialista, llevó adelante un (ponderable y necesario) férreo control de la gestión del Departamento Ejecutivo.
Ya sea desde la conducción partidaria como desde el bloque de concejales, el radicalismo presentó una importante cantidad de pedidos de informes, emitió críticos comunicados sobre varias determinaciones del gobierno de Testani y hasta hubo al menos dos interpelaciones a funcionarios de su gabinete.
En este tema, como también ocurre con los aumentos de tasas y otras cuestiones, el discurso y la acción de los dirigentes y concejales de los partidos políticos que han tenido representación legislativa, suelen ser zigzagueantes y cambiantes según del lado del mostrador en que se encuentren: sobran los ejemplos de que muchos de nuestros políticos, ante un mismo tema, han actuado distinto cuando eran oposición y pasaron a ser oficialistas o viceversa.
Nadie pretende que se utilice políticamente la muerte de una beba ni que se haga sensacionalismo mediático con el tema; tampoco hacer una caza de brujas ni quebrar con el principio de inocencia hasta que se demuestre lo contrario. Pero hay una familia de nuestra ciudad que tiene muchas dudas y necesita respuestas.
Esta familia, y el resto de la comunidad, merecen saber qué pasó y porqué. Sería bueno que cuando se esclarezca lo sucedido, se haga público por la mayor cantidad de canales de información posibles. (22.03.10)
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