miércoles

Basualdo: "En nuestras mentes, debemos conservar que hubo cobardes que sembraron tortura"

Lamentablemente aún escuchamos los resabios de “algo habrán hecho".

Proceso de Reorganización Nacional es el nombre con el que se autodenominó la dictadura militar que gobernó de facto la Argentina entre 1976 y 1983, como consecuencia del golpe de Estado. Dicha actividad, conllevaba suspender la actividad política, disolver el Congreso, destituir la Corte Suprema de Justicia, disolver los Partidos Políticos, suspender los derechos de los trabajadores, intervenir sindicatos, prohibir las huelgas, suspender la vigencia del los Estatutos Docentes, quemar miles de libros y revistas considerados peligrosos, censurar a los Medios de Comunicación, apoderarse de numerosos organismos, y tantas otras que serían interminables.

A partir del 24 de marzo todo fue “legal”, la AAA con todos sus asesinos y los comandos militares, policiales y civiles pasaron a actuar abiertamente.

En aquella época, el concepto "democracia" no existía, y hoy por hoy, debemos exigir que se acepte y más aún la prensa, los medios, las radiodifusoras, no existe peor cosa que callar la verdad.

Falta llegar aún más la Justicia, pero no sólo para las juntas Militares, sino también para ese sector de la sociedad que practicaba el terrorismo civilmente, subversivos que colocaban bombas sin importarles el lugar, no es Memoria si no se cuenta y se recuerda todo completo. Porque si ser Militar deshonró la Patria, ser subversivo o “montonero”, no fue glorificante. ¿Cuál de los dos merecen mayor repudio?

Rechazo merece todo el que hace justicia por mano propia. Rechazo merece aquel que quiere imponerse por la fuerza. Rechazo merece todo el que quiere tomar el poder constitucional por la fuerza. Rechazo merece el que a través de la violencia tiene a todo un pueblo en vilo.

La Memoria impide olvidar, y el recuerdo nutre el presente, por eso en nuestras mentes debemos conservar que hubo cobardes que sembraron tortura, desapariciones y muerte, y debemos recordarlos a esos desaparecidos, con sus sueños y su compromiso con la sociedad de su momento.

Que fueron miles ilusiones sepultadas.

Que hubo robos de niños y cambio de identidades.

Que hubo cómplices serviciales, intelectuales y países que apoyaron.

Que esto nos debe unir, por sobre toda consideración secundaria el pedido de justicia.

Que no nos debemos olvidar de Jorge Julio López, ya que con él revivimos la historia y ya que junto a esa desaparición debemos volver a repetir hoy y más que nunca ¡NUNCA MÁS!. Y esperemos que esa triste evaporación “democrática” de López, sólo sea mera coincidencia del pasado. (24.03.10)

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