El pasado martes 13 de abril, se cumplieron 12 años de la desaparición física de nuestro amigo y compañero (de Peña) Amando Pía…Gancho.
Y decimos física, porque no hay reunión en la que su nombre no sea mencionado, no hay momento en que alguna anécdota lo relacione, no hay acontecimiento que no lo haya tenido presente.
Por eso sentimos que sigue estando en la memoria, y en el recuerdo de todos los que tanto lo apreciáramos.
Gancho fue un dirigente comprometido –también en otros ámbitos de la comunidad- con una particular capacidad de trabajo, pero por sobretodo sintió a esta institución de un modo que merece ser destacado.
Como todo aquel que abraza con pasión una bandera, su nombre fue sinónimo de Peña y se constituyo por años en su referente máximo junto a un grupo de jóvenes entusiastas y comprometidos que mucho tiempo dedicaron a la institución en momentos en que los números exigían oficiar de albañiles y pintores aficionados.
Desde la presidencia que ocupó, desde el bandoneón que ejecutara en cada salida del Cuerpo de Danzas, desde la esquina de Maciel y San Martín cuando el armado del palco central convocaba o desde la fosa de su taller…siempre trabajando incansablemente y siempre! sin ningún tipo de interés que no fuese otro que el engrandecimiento de su Peña.
Su mano entró muchas veces en su bolsillo – sin titubeos- en búsqueda de soluciones, sobretodo cuando el poncho de la institución resultaba corto para cubrir todos los compromisos contraídos.
Dueño de un gran oído musical, con amplio dominio de un instrumento nada fácil de ejecutar, capaz de arrancarle los mas dulces sonidos que seducen a bailar un pericón, una huella, triunfo, amores, gato, encondido, chacarera y tantos!
Aquellas danzas engarzadas en las estampas creativas de Ñusta de Piorno que viajaron a tantos escenarios: Retablo Sureño, Antología Musical Surera, entre otros.
Cuántos placeres compartidos!!!
Un hombre robusto, grande también de tamaño, no dejaba dudas que había estado en su fosa de alineación y balanceo delatado por los rastros que dejaba su mano en su frente al acomodarse hacia atrás su lacio cabello oscuro en disminución franca.
Aficionado a la lectura, coleccionista de muchos artículos, revistas, libros de temas varios, discos de pasta, como así, tantos amigos de diversos ámbitos y muchos afectos.
Generoso, gran protector de su familia pequeña, poco interesado en acumular dinero y en sus cobranzas del taller. De no ser por su hermana, muchos trabajos meses hubieran tardado en ser cobrados.
En fin…tanto hay para decir de Gancho!!!
Quizás lo mas sorprendente aquel final, tan difícil de imaginar…
Tanta energía y fortaleza que lo caracterizo en su paso por la vida, impedía creer que aquella tarde/noche otoñal de 1998, la muerte venia haciéndose paso entre los amigos y las lagrimas que colmaban los pasillos del hospital municipal.
Y otra vez la Peña supo de perdidas como en otras ocasiones.
Pero el profundo sentimiento que anida en el corazón tantas mujeres y hombres que aman la Peña exige –como en el teatro- que la función debe continuar y nuevas manos comenzaron a portar el testimonio permitiendo sostener el rumbo elegido.
Con mucha justicia el 25 de abril de 2002, por ordenanza del Honorable Concejo Deliberante se designa con el nombre de Amando Pía un espacio verde en la plazoleta ubicada entre las calles Guillermo Aranda, Juan B Maciel, Hipólito Irigoyen y Raúl Sánchez.
Y lo más importante es que el nombre de Gancho, la persona, permanece en el corazón de todos los que tuvimos la fortuna de compartir su paso por la vida.
¡Hasta siempre Gancho!
Y decimos física, porque no hay reunión en la que su nombre no sea mencionado, no hay momento en que alguna anécdota lo relacione, no hay acontecimiento que no lo haya tenido presente.
Por eso sentimos que sigue estando en la memoria, y en el recuerdo de todos los que tanto lo apreciáramos.
Gancho fue un dirigente comprometido –también en otros ámbitos de la comunidad- con una particular capacidad de trabajo, pero por sobretodo sintió a esta institución de un modo que merece ser destacado.
Como todo aquel que abraza con pasión una bandera, su nombre fue sinónimo de Peña y se constituyo por años en su referente máximo junto a un grupo de jóvenes entusiastas y comprometidos que mucho tiempo dedicaron a la institución en momentos en que los números exigían oficiar de albañiles y pintores aficionados.
Desde la presidencia que ocupó, desde el bandoneón que ejecutara en cada salida del Cuerpo de Danzas, desde la esquina de Maciel y San Martín cuando el armado del palco central convocaba o desde la fosa de su taller…siempre trabajando incansablemente y siempre! sin ningún tipo de interés que no fuese otro que el engrandecimiento de su Peña.
Su mano entró muchas veces en su bolsillo – sin titubeos- en búsqueda de soluciones, sobretodo cuando el poncho de la institución resultaba corto para cubrir todos los compromisos contraídos.
Dueño de un gran oído musical, con amplio dominio de un instrumento nada fácil de ejecutar, capaz de arrancarle los mas dulces sonidos que seducen a bailar un pericón, una huella, triunfo, amores, gato, encondido, chacarera y tantos!
Aquellas danzas engarzadas en las estampas creativas de Ñusta de Piorno que viajaron a tantos escenarios: Retablo Sureño, Antología Musical Surera, entre otros.
Cuántos placeres compartidos!!!
Un hombre robusto, grande también de tamaño, no dejaba dudas que había estado en su fosa de alineación y balanceo delatado por los rastros que dejaba su mano en su frente al acomodarse hacia atrás su lacio cabello oscuro en disminución franca.
Aficionado a la lectura, coleccionista de muchos artículos, revistas, libros de temas varios, discos de pasta, como así, tantos amigos de diversos ámbitos y muchos afectos.
Generoso, gran protector de su familia pequeña, poco interesado en acumular dinero y en sus cobranzas del taller. De no ser por su hermana, muchos trabajos meses hubieran tardado en ser cobrados.
En fin…tanto hay para decir de Gancho!!!
Quizás lo mas sorprendente aquel final, tan difícil de imaginar…
Tanta energía y fortaleza que lo caracterizo en su paso por la vida, impedía creer que aquella tarde/noche otoñal de 1998, la muerte venia haciéndose paso entre los amigos y las lagrimas que colmaban los pasillos del hospital municipal.
Y otra vez la Peña supo de perdidas como en otras ocasiones.
Pero el profundo sentimiento que anida en el corazón tantas mujeres y hombres que aman la Peña exige –como en el teatro- que la función debe continuar y nuevas manos comenzaron a portar el testimonio permitiendo sostener el rumbo elegido.
Con mucha justicia el 25 de abril de 2002, por ordenanza del Honorable Concejo Deliberante se designa con el nombre de Amando Pía un espacio verde en la plazoleta ubicada entre las calles Guillermo Aranda, Juan B Maciel, Hipólito Irigoyen y Raúl Sánchez.
Y lo más importante es que el nombre de Gancho, la persona, permanece en el corazón de todos los que tuvimos la fortuna de compartir su paso por la vida.
¡Hasta siempre Gancho!
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