La Patria, es el espacio físico, afectivo y espiritual en el cual cada uno de quienes somos partícipes nos reconocemos como integrantes de ella.
La Patria más allá de las fronteras geográficas, con su carga simbólica, forma parte de nuestro territorio interno, poblado de vivencias, recuerdos y sentimientos.
Como un caracol con su caparazón a cuestas nos acompaña en nuestro recorrido; formando una protección que nos cobija como individuos y hermana como pueblo.
Al arribar a los 200 años del nacimiento de nuestra patria, grandes contrastes y paradojas atraviesan y recorren la sociedad argentina, distando de aquellos ideales que le dieron origen a nuestra Nación.
El impulso dado a la Educación a fin del siglo XIX, permitió en gran parte los avances sociales que posteriormente se reflejaron en el siglo XX.
Hoy, con un presente fragmentado, resulta insustituible retomar dicho ideario como modo de acercar oportunidades, que nos permita una mayor cohesión social.
La tarea de “educar al soberano”, no debe ser solamente desde la especificidad propia del sistema educativo, sino también modelando una personalidad madura de nuestro pueblo argentino desde una cultura superadora, con la ejemplaridad ética, política y social que pueda brindar la sociedad en su conjunto.
La Patria más allá de las fronteras geográficas, con su carga simbólica, forma parte de nuestro territorio interno, poblado de vivencias, recuerdos y sentimientos.
Como un caracol con su caparazón a cuestas nos acompaña en nuestro recorrido; formando una protección que nos cobija como individuos y hermana como pueblo.
Al arribar a los 200 años del nacimiento de nuestra patria, grandes contrastes y paradojas atraviesan y recorren la sociedad argentina, distando de aquellos ideales que le dieron origen a nuestra Nación.
El impulso dado a la Educación a fin del siglo XIX, permitió en gran parte los avances sociales que posteriormente se reflejaron en el siglo XX.
Hoy, con un presente fragmentado, resulta insustituible retomar dicho ideario como modo de acercar oportunidades, que nos permita una mayor cohesión social.
La tarea de “educar al soberano”, no debe ser solamente desde la especificidad propia del sistema educativo, sino también modelando una personalidad madura de nuestro pueblo argentino desde una cultura superadora, con la ejemplaridad ética, política y social que pueda brindar la sociedad en su conjunto.
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