Quizá para quien participó activamente en las actividades de esta celebración, para quien estuvo en la cocina de los actos, ha pasado una de las fechas más memorable de nuestra ciudad y bromea con “el próximo bicentenario lo voy a volver a hacer”.
Para quienes participamos desde la vereda, no sólo pasó la fiesta del Bicentenario sino también, la fiesta que nos convocó para vivir los 200 años de la patria, desde nuestro Dorrego querido, aquel Dorrego que dejamos por distintos motivos y al que, aún hoy, volvemos para decir “presente”.
Me pareció muy linda la idea de ir festejando en las distintas zonas del partido y más lindo me pareció que nada se suspendiera, porque las inclemencias del tiempo, por ejemplo, embarraban los caminos.
Este fue un festejo emotivo y por sobre todas las cosas popular, donde los habitantes de la ciudad dijeron “si”.
Se acercaba el 25 y todos estaban pendientes de cómo iba a estar el clima, un 25 de mayo que encontró a las autoridades en Oriente y que por otra parte, a las ocho de la mañana en la ciudad cabecera se izaba la enseña nacional con representantes de algunas instituciones locales que se unieron en un espontáneo Himno Nacional, sin música, sin bandas, pero con mucho respeto, al punto tal, que un automovilista que pasaba en ese momento paro su coche y se bajó a entonar también él nuestro canción patria.
El desfile, no sólo fue un desfile, fue también un lugar de encuentro, donde nos vimos nuevamente con aquellos antiguos compañeros de primaria y de secundaria, los que esperando les toque el paso por el palco central, nos invitaban a aplaudir y a un: “¿dónde estás vos?” “Cuánto tiempo”
El Pericón Nacional cerraría estos actos, en un Independiente con sus tribunas a pleno, cual clásico local. Cuarenta parejas participaron del pericón, ochenta dorreguenses se propusieron escribir en sus historias personales “yo baile para el bicentenario”, un pericón que no supo de ideologías políticas, de individualismos, un pericón donde más de uno quedo afuera porque no se animó a bailar y que –seguramente- para una nueva convocatoria dirá que si (esto lo digo porque además era lo que se oía en las tribunas).
Todo esto, era lo que se vivía desde las veredas, las tribunas, vivencias que gracias a Dios tuve la oportunidad de compartir, porque no vivo en Dorrego pero le pegó en el palo.
Gracias a todos por brindarnos una jornada de patriotismo, el que no debemos dejar que se pierda hasta una próxima celebración. Felicitaciones Dorrego.
Para quienes participamos desde la vereda, no sólo pasó la fiesta del Bicentenario sino también, la fiesta que nos convocó para vivir los 200 años de la patria, desde nuestro Dorrego querido, aquel Dorrego que dejamos por distintos motivos y al que, aún hoy, volvemos para decir “presente”.
Me pareció muy linda la idea de ir festejando en las distintas zonas del partido y más lindo me pareció que nada se suspendiera, porque las inclemencias del tiempo, por ejemplo, embarraban los caminos.
Este fue un festejo emotivo y por sobre todas las cosas popular, donde los habitantes de la ciudad dijeron “si”.
Se acercaba el 25 y todos estaban pendientes de cómo iba a estar el clima, un 25 de mayo que encontró a las autoridades en Oriente y que por otra parte, a las ocho de la mañana en la ciudad cabecera se izaba la enseña nacional con representantes de algunas instituciones locales que se unieron en un espontáneo Himno Nacional, sin música, sin bandas, pero con mucho respeto, al punto tal, que un automovilista que pasaba en ese momento paro su coche y se bajó a entonar también él nuestro canción patria.
El desfile, no sólo fue un desfile, fue también un lugar de encuentro, donde nos vimos nuevamente con aquellos antiguos compañeros de primaria y de secundaria, los que esperando les toque el paso por el palco central, nos invitaban a aplaudir y a un: “¿dónde estás vos?” “Cuánto tiempo”
El Pericón Nacional cerraría estos actos, en un Independiente con sus tribunas a pleno, cual clásico local. Cuarenta parejas participaron del pericón, ochenta dorreguenses se propusieron escribir en sus historias personales “yo baile para el bicentenario”, un pericón que no supo de ideologías políticas, de individualismos, un pericón donde más de uno quedo afuera porque no se animó a bailar y que –seguramente- para una nueva convocatoria dirá que si (esto lo digo porque además era lo que se oía en las tribunas).
Todo esto, era lo que se vivía desde las veredas, las tribunas, vivencias que gracias a Dios tuve la oportunidad de compartir, porque no vivo en Dorrego pero le pegó en el palo.
Gracias a todos por brindarnos una jornada de patriotismo, el que no debemos dejar que se pierda hasta una próxima celebración. Felicitaciones Dorrego.
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