Queremos compartir con ustedes lo vivido en las Misiones Familiares realizadas en Coronel Dorrego (provincia de Buenos Aires) entre el 23 y el 30 de enero de este año.
En esta oportunidad las familias misioneras fueron invitadas por el párroco del lugar, el P. Hugo Díaz. Participaron cinco matrimonios de la Familia de Schoenstatt de la ciudad de La Plata, más tres adultos y alrededor de 55 jóvenes (tres de la Capital Federal, dos de Lobería y una de Sauce de Luna) acompañados por dos seminaristas: Oscar y Matías, y dos Padres de Schoenstatt: el P. Javier Arteaga y el P. Beltrán Gómez.
Las misiones, un regalo para la Iglesia
Las Misiones Familiares son un inmenso regalo de la Madre y Reina para la Iglesia y en especial para el Movimiento. Desde el principio se sintió que esta Misión tenía algo distinto: fue la primera realizada en lugares por donde pasó el Padre y Fundador en sus visitas a la Argentina, y siempre dejó su huella. Esto lo expresó el lema de esta Misión: "Madre del pueblo, aquí está tu nueva generación".
La expresión "Madre del Pueblo" fue dicha por el Padre Kentenich en varias ocasiones en sus charlas dadas en Paso Mayor (provincia de Buenos Aires) en el año 1952. "Aquí está tu nueva generación" es expresión de un nuevo grupo de misioneros que anhela seguir al Padre en la tarea de llevar a María al pueblo.
María, Madre del Pueblo
Desde la llegada los misioneros sintieron muy fuertemente la presencia maternal y cálida de la Madre, que se manifestaba a través de la comunidad del pueblo, de su disponibilidad y entrega. Se albergaron en el Colegio San José, de las Hermanas Franciscanas. Una de ellas, la Hna. Martina de 74 años, y otra, la Hna. Eligia de 90 (festejados en medio de la misión) una semana antes de comenzar la Misión ofrecieron su escuela para tener una mayor comodidad ya que el colegio asignado anteriormente no tenía suficientes espacios para la actividad misionera. Todo esto demuestra el grado de generosidad, apertura y entrega encontrado allí. En este colegio el Padre y Fundador había estado por el año 1949, la Hermana Eligia lo conoció personalmente describiéndolo como "un hombre de poca estatura que transmitía mucha serenidad y reverencia hacia el otro".
Se merece un especial agradecimiento la participación dentro del seno de la comunidad misionera del P. Hugo, quien compartió diariamente todas las actividades, dando un ejemplo de sencillez y humildad.
A medida que iban transcurriendo los días se experimentó que el pueblo abría sus puertas, la gente comenzaba a acercarse: niños, jóvenes y adultos empezaron a participar en las distintas actividades (talleres, Santa Misa, rezo del Rosario). Sin duda la Mater estaba presente.
Ella ya los había precedido entrando a todos los hogares debido a la fuerte acción de la Campaña durante muchos años. Así se pudo experimentar cómo Ella verdaderamente es en este lugar la Madre del Pueblo.
Peregrinación a Paso Mayor
El viernes 28 se organizó una peregrinación a Paso Mayor. Allí esperaban los hermanos de Bahía Blanca. En el medio de la nada, a 70 Km. de Coronel Dorrego se erige una Capilla bendecida por el Padre y Fundador en el año 1952. En ese momento él dirigió estas palabras a la Familia:
..."Si pienso en los estandartes y si observo a todos los que están aquí, entonces creo que aún después de cincuenta años, nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos, hablarán de este recibimiento".
Sin duda que los misioneros sintieron muy personalmente estas palabras y, con el sol poniéndose en el horizonte, comenzó la Eucaristía presidida por el obispo auxiliar de Bahía, cinco sacerdotes, asistidos por los tres seminaristas. Participaron unas cien personas. La capilla ardía y la concurrencia también, los jóvenes y no tan jóvenes de la juventud femenina y masculina de La Plata y de Bahía Blanca terminaron cantando a viva voz: "Madre de la Alianza" y otras canciones más. Ya de noche, con el cielo diáfano embellecido por estrellas gigantes, compartieron una cena ofrecida a los misioneros y a la comunidad bahiense en el medio de campo, en el llamado Salón del Tata.
Esta experiencia fue única, no sólo para los que hace años pertenecen al Movimiento, sino y muy especialmente para los jóvenes, que no se cansaron de repetir lo fuerte que había sido esta vivencia de la presencia del Padre.
El sábado concluyó la misión con la Santa Misa en la parroquia, que para esta oportunidad se vio colmada de gente del pueblo. La plática del Padre Hugo, muy encendida en el Espíritu, puso un marco a la despedida que culminó con una peña en la plaza principal, donde se compartieron cantos y bailes con todos los que se acercaron.
El Padre y Fundador sigue dejando su huella
Ha sido una experiencia hermosa. Se pudo palpar la Iglesia de las nuevas playas donde María está presente, donde el Padre y Fundador deja de nuevo su huella, donde sus hijos salen al encuentro de las personas para compartir y enriquecer su fe.
"Gracias a todos los que nos acompañaron con la oración, haciéndonos sentir su presencia en pos de la fecundidad misionera, gracias a los padres de los hijos que confiaron en nuestras familias para llevarlos a Coronel Dorrego. Gracias, mil gracias a todos", concluyen los misioneros.
Y como dijo un joven cuando compartía su vivencia de la misión: para entender lo que sucede en las misiones simplemente hay que vivirlas. (12|02|11)
En esta oportunidad las familias misioneras fueron invitadas por el párroco del lugar, el P. Hugo Díaz. Participaron cinco matrimonios de la Familia de Schoenstatt de la ciudad de La Plata, más tres adultos y alrededor de 55 jóvenes (tres de la Capital Federal, dos de Lobería y una de Sauce de Luna) acompañados por dos seminaristas: Oscar y Matías, y dos Padres de Schoenstatt: el P. Javier Arteaga y el P. Beltrán Gómez.
Las misiones, un regalo para la Iglesia
Las Misiones Familiares son un inmenso regalo de la Madre y Reina para la Iglesia y en especial para el Movimiento. Desde el principio se sintió que esta Misión tenía algo distinto: fue la primera realizada en lugares por donde pasó el Padre y Fundador en sus visitas a la Argentina, y siempre dejó su huella. Esto lo expresó el lema de esta Misión: "Madre del pueblo, aquí está tu nueva generación".
La expresión "Madre del Pueblo" fue dicha por el Padre Kentenich en varias ocasiones en sus charlas dadas en Paso Mayor (provincia de Buenos Aires) en el año 1952. "Aquí está tu nueva generación" es expresión de un nuevo grupo de misioneros que anhela seguir al Padre en la tarea de llevar a María al pueblo.
María, Madre del Pueblo
Desde la llegada los misioneros sintieron muy fuertemente la presencia maternal y cálida de la Madre, que se manifestaba a través de la comunidad del pueblo, de su disponibilidad y entrega. Se albergaron en el Colegio San José, de las Hermanas Franciscanas. Una de ellas, la Hna. Martina de 74 años, y otra, la Hna. Eligia de 90 (festejados en medio de la misión) una semana antes de comenzar la Misión ofrecieron su escuela para tener una mayor comodidad ya que el colegio asignado anteriormente no tenía suficientes espacios para la actividad misionera. Todo esto demuestra el grado de generosidad, apertura y entrega encontrado allí. En este colegio el Padre y Fundador había estado por el año 1949, la Hermana Eligia lo conoció personalmente describiéndolo como "un hombre de poca estatura que transmitía mucha serenidad y reverencia hacia el otro".
Se merece un especial agradecimiento la participación dentro del seno de la comunidad misionera del P. Hugo, quien compartió diariamente todas las actividades, dando un ejemplo de sencillez y humildad.
A medida que iban transcurriendo los días se experimentó que el pueblo abría sus puertas, la gente comenzaba a acercarse: niños, jóvenes y adultos empezaron a participar en las distintas actividades (talleres, Santa Misa, rezo del Rosario). Sin duda la Mater estaba presente.
Ella ya los había precedido entrando a todos los hogares debido a la fuerte acción de la Campaña durante muchos años. Así se pudo experimentar cómo Ella verdaderamente es en este lugar la Madre del Pueblo.
Peregrinación a Paso Mayor
El viernes 28 se organizó una peregrinación a Paso Mayor. Allí esperaban los hermanos de Bahía Blanca. En el medio de la nada, a 70 Km. de Coronel Dorrego se erige una Capilla bendecida por el Padre y Fundador en el año 1952. En ese momento él dirigió estas palabras a la Familia:
..."Si pienso en los estandartes y si observo a todos los que están aquí, entonces creo que aún después de cincuenta años, nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos, hablarán de este recibimiento".
Sin duda que los misioneros sintieron muy personalmente estas palabras y, con el sol poniéndose en el horizonte, comenzó la Eucaristía presidida por el obispo auxiliar de Bahía, cinco sacerdotes, asistidos por los tres seminaristas. Participaron unas cien personas. La capilla ardía y la concurrencia también, los jóvenes y no tan jóvenes de la juventud femenina y masculina de La Plata y de Bahía Blanca terminaron cantando a viva voz: "Madre de la Alianza" y otras canciones más. Ya de noche, con el cielo diáfano embellecido por estrellas gigantes, compartieron una cena ofrecida a los misioneros y a la comunidad bahiense en el medio de campo, en el llamado Salón del Tata.
Esta experiencia fue única, no sólo para los que hace años pertenecen al Movimiento, sino y muy especialmente para los jóvenes, que no se cansaron de repetir lo fuerte que había sido esta vivencia de la presencia del Padre.
El sábado concluyó la misión con la Santa Misa en la parroquia, que para esta oportunidad se vio colmada de gente del pueblo. La plática del Padre Hugo, muy encendida en el Espíritu, puso un marco a la despedida que culminó con una peña en la plaza principal, donde se compartieron cantos y bailes con todos los que se acercaron.
El Padre y Fundador sigue dejando su huella
Ha sido una experiencia hermosa. Se pudo palpar la Iglesia de las nuevas playas donde María está presente, donde el Padre y Fundador deja de nuevo su huella, donde sus hijos salen al encuentro de las personas para compartir y enriquecer su fe.
"Gracias a todos los que nos acompañaron con la oración, haciéndonos sentir su presencia en pos de la fecundidad misionera, gracias a los padres de los hijos que confiaron en nuestras familias para llevarlos a Coronel Dorrego. Gracias, mil gracias a todos", concluyen los misioneros.
Y como dijo un joven cuando compartía su vivencia de la misión: para entender lo que sucede en las misiones simplemente hay que vivirlas. (12|02|11)
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