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"Prepararse para el competitivo mundo laboral", por Hugo Segurola

De la sabia voz de nuestros mayores (padres o abuelos) hemos escuchado en forma repetida, expresiones como: “hay que aprender a ganarse la vida”, “hay que ganar el pan de cada día con el sudor de la frente”, “Si no se puede estudiar en otro nivel, conocer un oficio abre puertas”.

De muchos de nuestros dirigentes políticos escuchamos decir: “el trabajo dignifica”, “el trabajo es un derecho” o “vamos a generar fuentes de trabajo”.

El propio José Hernández, en su trascendente obra Martín Fierro, lo señala en forma sentenciosa: “Debe trabajar el hombre para ganarse su pan, pues la miseria en su afán, golpea en la puerta de todos, pero entra en la del haragán”.

Además de las ganas y predisposición, resulta imprescindible prepararse para poder acceder a cualquier actividad laboral, ya que cada vez resultan mayores las exigencias del mercado.

La carencia de fuentes de trabajo suele llevar a desiguales competencias entre aquellos que tienen determinada preparación y los que por diversas razones han quedado al margen de una adecuada instrucción.

Partiendo de la realidad que “no todos pueden ser profesionales” o contar con una educación superior, existen alternativas para muchos hombres y mujeres de poder formarse y en base a los conocimientos adquiridos desarrollarse positivamente.

En los comienzos de la década del 80, la Sociedad Italiana puso en marcha una particular iniciativa de educación en sus instalaciones.

Aquel proyecto contó con el acompañamiento de las entonces autoridades municipales y otras que se sucedieron.

La Escuela de Artes y Oficios, fue el punto de partida para la formación de muchas personas en nuestro ámbito; dando paso aquella idea institucional a una estructura más amplia y abarcativa, que hoy se encuentra plenamente consolidada: El Centro de Formación Profesional 401.

La circunstancia de no contar con instalaciones propias, el bajo perfil institucional y su modalidad de enseñanza, han llevado que no se conozca en su total magnitud la trascendente obra que realiza desde hace tiempo este establecimiento.

Anualmente cientos de personas, de ambos sexos y sin limites de edad (los únicos requisitos son ser mayor de 16 años y poseer estudios primarios o EGB completos), concurren a los diferentes cursos que se realizan. Debe destacarse que una vez finalizado el periodo escolar estipulado, se entregan certificados oficiales, los que son extendidos por la Dirección General de Cultura y Educación bonaerense.

Los horarios se encuentran adecuados a las disponibilidades de los alumnos, constando –según las características de cada una de las especialidades- con actividades teóricas y prácticas.

Los instructores a cargo de la amplia oferta educativa, resultan vecinos dorreguenses, que en su condición de idóneos son los responsables de llevar adelante el cronograma anual.

A través de una Comisión, denominada “de Cogestión”, donde intervienen autoridades educativas y también representantes del municipio, se elabora el programa educativo, teniendo en cuenta: prioridades, factibilidades y necesidades en materia de mano de obra, evitando la superposición de cursos o la reiteración de aquellos cuya demanda está cubierta.

Jóvenes que no han tenido acceso a otro nivel de enseñanza, amas de casa, jubilados, desocupados, empleados y cuentapropistas, integran entre otros este particular, como heterogéneo alumnado.

En materia de novedades para el presente ciclo, me permito detallar las alternativas existentes en su sede central: Auxiliar de Familia, especializado en cuidado de niños, Auxiliar Administrativo, Fideero, Diseño de Página Web, Zinguero, Mantenimiento de Edificios, Jardinero, Manipulador de Alimentos, Manicura y Elaboración de queso artesanal.

Para El Perdido se anuncia el curso de Confeccionista de ropa informal y deportiva, mientras que para Oriente existen dos opciones: Coordinador Turístico y Gasista de 3era. Categoría.

El Centro dispone de un local en calle San Martín 531, donde en una suerte de “laberinto” se ubican precarias aulas.

Si bien se han realizado algunas refacciones, el sitio no es el más apto para el desarrollo de la importante misión que diariamente lleva adelante.

Falta de iluminación y ventilación acorde, humedad, reparaciones frecuentes en sus techos y reducido espacio son inconvenientes, solo subsanados con la buena predisposición de docentes y alumnos.

Estas carencias motivan la colaboración de otras instituciones, que ceden sus instalaciones para albergar algunos cursos, pudiendo citarse entre otros: Escuela Técnica, Hogar de Ancianos, Taller Protegido, como así también particulares.

En algún momento y en función de las dificultades anteriormente citadas, se analizó la posibilidad de trasladarse a un sitio más cómodo, circunstancia que con posterioridad quedó sin efecto.

Con expectativa se aguarda el traslado de la Escuela Técnica a su nuevo edificio (el cual todavía se encuentra en construcción), previéndose la utilización de las dependencias de calle Italia, donde actualmente están emplazados los talleres.

La Dirección del Centro de Formación Profesional, que estuvo ejercida durante muchos años por Pedro Deluchi, es ocupada desde el año pasado por José Luis Mársico, a quien secunda la siempre activa, Lidia Valenzuela.

Mársico cuenta con una basta experiencia en el tema, desarrollando su carrera en la ciudad de Tres Arroyos; habiéndole otorgado importante impulso al establecimiento a través de una estrategia de puertas abiertas, complementación con distintos sectores de la comunidad y constante difusión de las propuestas existentes.

A lo largo de su positiva trayectoria, el Centro ha formado a mucha gente, otorgándole herramientas para poder encontrar nuevos caminos en la vida.

Varios de sus alumnos han accedido a un empleo, mientras que otros se han desarrollado en forma independiente.

Nunca es tarde para sumar conocimientos, tampoco para buscar caminos ante las dificultades que plantea la crisis.

En tal sentido: la variedad de la oferta educativa, la seriedad del proyecto y el merecido respeto ganado, hacen del Centro de Formación Profesional 401, una alternativa válida para todos aquellos que quieran labrarse un porvenir venturoso o revertir las adversas condiciones del presente.