Inmensas resultan sus casi 600.000 hectáreas, aunque pequeño surja en el mapa de la Provincia de Buenos Aires, donde sus menos de 20.000 habitantes llevan a considerarlo “un distrito pequeño”, sin demasiada influencia si se lo compara demográficamente con los grandes conglomerados del Conurbano bonaerense.
Aún con estas circunstancias que señala inexorablemente la realidad, podemos preciarnos y congratularnos que el nombre de “Coronel Dorrego”, está inserto con enormes moldes en el recuerdo, en la memoria y también en el presente.
Coronel Dorrego…
En la figura señera del prócer federal que nos dio nombre. Aquel que fusilado en Navarro “resucitò en las proclamas, se agigantó en las luchas por una libertad plena: Manuel Dorrego.
Coronel Dorrego…
En la lucha diaria de su gente: mujeres y hombres identificados con su llanura, su paisaje de verdes y su tesoro de tranquilidad.
Coronel Dorrego…
En la rica vida de sus instituciones, en el esfuerzo de sus dirigentes para preservarlas de los embates de la crisis.
Coronel Dorrego…
En las manos que se tienden sinceras y abiertas al que precisa.
En la tesonera tarea de esas pocas mujeres que tejen ilusiones propias y ajenas, como las que integran Cáritas.
En los aportes para un servicio mejor, que ofrece la Asociación Amigos del Hospital.
En la larga espera de una casa propia, por parte de la Biblioteca Popular.
Coronel Dorrego…
En la tradición que se respeta, en la guitarra que transmite el mensaje de sus paisanos.
En la jineteada, en el lazo tirado con maestría, en el mate cebado con la yerba de la amistad.
En las danzas virtuosamente interpretadas.
En el acontecimiento que renueva afectos y emociones cada Octubre: “La Fiesta de las Llanuras”.
Coronel Dorrego…
En el compromiso de cantarle a la realidad, de oponerse con fuerza a la inequidad; en el respeto ganado a lo largo y ancho del país, Luís Acosta García: “Payador de payadores.”
Coronel Dorrego…
En los valses y canciones de aquellos hermanos que fueron dueños de un estilo propio: Víctor y Abel Visconti.
En la limpia trayectoria del canto surero que en cada escenario, entrega Karen Arranz.
En las manos de Santina Antonini, dejándonos un Himno y una canción, rescatando del olvido las enseñanzas de su padre y maestro.
En la pluma virtuosa de Rubén Terrón y su gran obra: “De la sangre al laurel”.
En sus tantos solistas y conjuntos.
En la medalla de Oro de Patricio Pretti en los Juegos Bonaerenses.
En la noche de “Grandes Valores”, con Roberto Argentino.
En la poesía vertical del consagrado Roberto Juarroz Balda.
En los versos de Isidro Álvarez Alonso.
En la guitarra de Amaranto Álvarez.
En la poesía gauchesca de José Alaiz y Dario Lemos.
En los constantes premios de Hugo de Cos.
En la mujer que a tantos transmitió el hábito de la lectura, en su obra póstuma: “Kela” Merino.
En los recuerdos de “Don Braulio”, en la personalidad de Mario Pérez.
Coronel Dorrego…
En una noche de gloria en el mítico Luna Park, con Ernesto “Cacho” Basualdo como semifondista.
En el título de Primer Campeón Argentino de Polo, que surgió de nuestra zona y que llevó este nombre.
En la coronación nacional de Daniel Alberto Loyzaga en ciclismo.
En aquel 8vo. Puesto de Ruben”Grucho” Blanco, en Olavaria.
En las conquistas de los Hermanos Satorra, en los principales circuitos del país, siguiendo el camino trazado por el abuelo, Modesto.
En los títulos de Fabián Colturi, en la capacidad mecánica de su padre, Pichón.
En los campeonatos de Omar Halberg y Carlos Farré.
En las memorables competencias de ayer de: Tumini y Codagnone.
En la trayectoria y los goles de Esteban Fuertes.
En las redes mejicanas que sucumben ante los impactos de Mauro Gerk.
En las ilusiones de Primera de Nicolás Palacio.
En los caminos exitosos de los hermanos Rasmussen: Guillermo como jugador de Básquetbol, Juan Pablo en Ecuador, cumpliendo tareas de instructor y Federico, mostrando sus aptitudes de buen futbolista en Lanús.
Coronel Dorrego…
En los miles de vecinos que se instalaron en distintos lugares del país y del exterior.
En los que se quedaron aquí, resistiendo ante la adversidad.
En los que un día llegaron para encontrar entre nosotros, “su lugar en el mundo”
Coronel Dorrego…
En los nombres de Rubén Horacio Álvarez y Omar Santiago Cisneros, dos de los tripulantes del Crucero Belgrano, hundido en la guerra de Malvinas.
Coronel Dorrego…
En la exitosa trayectoria periodística de Néstor Machiavelli.
En las páginas de Olé, el principal Diario Deportivo argentino, mediante la diaria tarea de Julián Mozo.
En los aportes que surgen desde el sur a través de Eduardo Reyes.
En los periodistas locales, que desde su condición de trabajadores acercan diariamente datos de la realidad a sus vecinos.
En cualquier parte de la tierra, merced a la tecnología y al soporte de la Página LA DORREGO , AM 1470, (magníficamente elaborada y actualizada), resulta una “portal universal” de noticias propias.
Coronel Dorrego…
En los galpones cerrados de una metalúrgica que nos hizo conocer en el país: la Fábrica de Codagnone,
En GNC Salustri, la principal industria local. La misma que muchas veces se ignoró, la que otras no se valoró. La que hoy genera lamentos por la pérdida de fuentes de trabajo, la que soportó hasta el extremo el tsunami de la crisis internacional.
En el sueño grande de Fioravanti Forchetti: Pizzas y Helados Jet.
En las más de nueve décadas de Agua y Soda Villar: pureza en nuestras mesas.
En Camping Americano de Puerto Iguazú, uno de los mayores complejos turísticos del país.
Coronel Dorrego…
En la identidad histórica que nos regaló Carlos Funes Derieul.
En la posta del pasado que asumió en su rol de buceador, Fabián Barda.
En las laureadas pinturas de Graciela San Román, Julieta Dizzia y Diego Gabotto.
Coronel Dorrego…
En el canto de fe y esperanza que nos ofrecen los chicos del Taller Protegido.
En la inagotable lucha y esforzada acción de las comunidades educativas, de las Escuelas Especiales 501y 502.
En la capacidad intelectual de Berta Zubiri.
En la señorial presencia de “Titi” Loydi.
En la acción misionera de Pilar Aldea y Mary Acosta.
En la belleza convertida en modelo: Guadalupe Juárez.
En la tarea profesional y humana de Claudio Sillero.
En el inolvidable caso Cabezas, con Alejandro Vecchi en su rol de abogado.
En las luchas gremiales de Graciela Pérez en la FEB y de Juan Carlos Menéndez en Luz y Fuerza.
En las decisiones del Fiscal Gustavo Zorzano en Bahía Blanca.
En la exitosa carrera del Doctor Marcelo López Mesa.
En la conducta de don Máximo Corcuera.
En las obras moldeadas en madera de José Bálsamo Laurenza.
En la seriedad dirigencial de Diego López Soler.
En las historias de rieles que guarda “Coco” Trotti.
En las lecciones del “Maestro Miguel”.
En la pulcritud y formalidad de un comerciante de otros tiempos: Roberto Isasa.
En los tantos jóvenes en positivo, en los que buscan su rumbo, en los que esperan un trabajo.
En la constancia e inteligencia de Facundo Alonso.
En los nuevos desafíos institucionales del club Sarmiento.
En la lucha por sus raíces de Donato Ángel Antonini.
En el coraje y altruismo de nuestros Bomberos Voluntarios.
En la mirada distinta y superadora de Cristian de Marco y Miguelito Holzman.
En la marcha esperanzadora de Josesito Bernatene.
En la pureza de mi querido amigo “Miguelito”.
En la perseverancia de “Guillermito” Armendáriz.
En el paso feliz de Soledad Gallego, en la voluntad de “Paola”, en el indetenible andar de Domingo Melo, en la inocencia del “Vasquito Fritz”, en el afecto sincero de “Maxi” Uranga y en el correcto proceder de Marcelo Santucho.
En el coraje inconmensurable de la pequeña Rocío.
Coronel Dorrego…
En el legendario caballo (El Zorro) nacido en este pago.
En la unión de gaucho e indio en el acceso a la ciudad.
En el todavía de pie: boliche de Fradejas.
En el ejemplo de compañerismo que nos entregaban cada año los ciudadanos de la Clase 1921.
En el Pericón Nacional que encabezan Tita y Coco (Basualdo).
En la integridad de Amilcar Gonzalez.
En la destreza y habilidad de jinete, de Abel Peciña en Diamante y Jesús María.
En la noche consagratoria de Omar Carra, en Cosquín.
Coronel Dorrego…
En sus históricos adoquines.
En sus plazas y monumentos.
En el arsénico eterno de sus aguas.
Coronel Dorrego…
En la excelsa poesía de Alberto Basualdo, en la voz surera de Juan Tear.
Coronel Dorrego…
“Al sur del sur… Donde los chicos tienen ojos color del campo.”
Aún con estas circunstancias que señala inexorablemente la realidad, podemos preciarnos y congratularnos que el nombre de “Coronel Dorrego”, está inserto con enormes moldes en el recuerdo, en la memoria y también en el presente.
Coronel Dorrego…
En la figura señera del prócer federal que nos dio nombre. Aquel que fusilado en Navarro “resucitò en las proclamas, se agigantó en las luchas por una libertad plena: Manuel Dorrego.
Coronel Dorrego…
En la lucha diaria de su gente: mujeres y hombres identificados con su llanura, su paisaje de verdes y su tesoro de tranquilidad.
Coronel Dorrego…
En la rica vida de sus instituciones, en el esfuerzo de sus dirigentes para preservarlas de los embates de la crisis.
Coronel Dorrego…
En las manos que se tienden sinceras y abiertas al que precisa.
En la tesonera tarea de esas pocas mujeres que tejen ilusiones propias y ajenas, como las que integran Cáritas.
En los aportes para un servicio mejor, que ofrece la Asociación Amigos del Hospital.
En la larga espera de una casa propia, por parte de la Biblioteca Popular.
Coronel Dorrego…
En la tradición que se respeta, en la guitarra que transmite el mensaje de sus paisanos.
En la jineteada, en el lazo tirado con maestría, en el mate cebado con la yerba de la amistad.
En las danzas virtuosamente interpretadas.
En el acontecimiento que renueva afectos y emociones cada Octubre: “La Fiesta de las Llanuras”.
Coronel Dorrego…
En el compromiso de cantarle a la realidad, de oponerse con fuerza a la inequidad; en el respeto ganado a lo largo y ancho del país, Luís Acosta García: “Payador de payadores.”
Coronel Dorrego…
En los valses y canciones de aquellos hermanos que fueron dueños de un estilo propio: Víctor y Abel Visconti.
En la limpia trayectoria del canto surero que en cada escenario, entrega Karen Arranz.
En las manos de Santina Antonini, dejándonos un Himno y una canción, rescatando del olvido las enseñanzas de su padre y maestro.
En la pluma virtuosa de Rubén Terrón y su gran obra: “De la sangre al laurel”.
En sus tantos solistas y conjuntos.
En la medalla de Oro de Patricio Pretti en los Juegos Bonaerenses.
En la noche de “Grandes Valores”, con Roberto Argentino.
En la poesía vertical del consagrado Roberto Juarroz Balda.
En los versos de Isidro Álvarez Alonso.
En la guitarra de Amaranto Álvarez.
En la poesía gauchesca de José Alaiz y Dario Lemos.
En los constantes premios de Hugo de Cos.
En la mujer que a tantos transmitió el hábito de la lectura, en su obra póstuma: “Kela” Merino.
En los recuerdos de “Don Braulio”, en la personalidad de Mario Pérez.
Coronel Dorrego…
En una noche de gloria en el mítico Luna Park, con Ernesto “Cacho” Basualdo como semifondista.
En el título de Primer Campeón Argentino de Polo, que surgió de nuestra zona y que llevó este nombre.
En la coronación nacional de Daniel Alberto Loyzaga en ciclismo.
En aquel 8vo. Puesto de Ruben”Grucho” Blanco, en Olavaria.
En las conquistas de los Hermanos Satorra, en los principales circuitos del país, siguiendo el camino trazado por el abuelo, Modesto.
En los títulos de Fabián Colturi, en la capacidad mecánica de su padre, Pichón.
En los campeonatos de Omar Halberg y Carlos Farré.
En las memorables competencias de ayer de: Tumini y Codagnone.
En la trayectoria y los goles de Esteban Fuertes.
En las redes mejicanas que sucumben ante los impactos de Mauro Gerk.
En las ilusiones de Primera de Nicolás Palacio.
En los caminos exitosos de los hermanos Rasmussen: Guillermo como jugador de Básquetbol, Juan Pablo en Ecuador, cumpliendo tareas de instructor y Federico, mostrando sus aptitudes de buen futbolista en Lanús.
Coronel Dorrego…
En los miles de vecinos que se instalaron en distintos lugares del país y del exterior.
En los que se quedaron aquí, resistiendo ante la adversidad.
En los que un día llegaron para encontrar entre nosotros, “su lugar en el mundo”
Coronel Dorrego…
En los nombres de Rubén Horacio Álvarez y Omar Santiago Cisneros, dos de los tripulantes del Crucero Belgrano, hundido en la guerra de Malvinas.
Coronel Dorrego…
En la exitosa trayectoria periodística de Néstor Machiavelli.
En las páginas de Olé, el principal Diario Deportivo argentino, mediante la diaria tarea de Julián Mozo.
En los aportes que surgen desde el sur a través de Eduardo Reyes.
En los periodistas locales, que desde su condición de trabajadores acercan diariamente datos de la realidad a sus vecinos.
En cualquier parte de la tierra, merced a la tecnología y al soporte de la Página LA DORREGO , AM 1470, (magníficamente elaborada y actualizada), resulta una “portal universal” de noticias propias.
Coronel Dorrego…
En los galpones cerrados de una metalúrgica que nos hizo conocer en el país: la Fábrica de Codagnone,
En GNC Salustri, la principal industria local. La misma que muchas veces se ignoró, la que otras no se valoró. La que hoy genera lamentos por la pérdida de fuentes de trabajo, la que soportó hasta el extremo el tsunami de la crisis internacional.
En el sueño grande de Fioravanti Forchetti: Pizzas y Helados Jet.
En las más de nueve décadas de Agua y Soda Villar: pureza en nuestras mesas.
En Camping Americano de Puerto Iguazú, uno de los mayores complejos turísticos del país.
Coronel Dorrego…
En la identidad histórica que nos regaló Carlos Funes Derieul.
En la posta del pasado que asumió en su rol de buceador, Fabián Barda.
En las laureadas pinturas de Graciela San Román, Julieta Dizzia y Diego Gabotto.
Coronel Dorrego…
En el canto de fe y esperanza que nos ofrecen los chicos del Taller Protegido.
En la inagotable lucha y esforzada acción de las comunidades educativas, de las Escuelas Especiales 501y 502.
En la capacidad intelectual de Berta Zubiri.
En la señorial presencia de “Titi” Loydi.
En la acción misionera de Pilar Aldea y Mary Acosta.
En la belleza convertida en modelo: Guadalupe Juárez.
En la tarea profesional y humana de Claudio Sillero.
En el inolvidable caso Cabezas, con Alejandro Vecchi en su rol de abogado.
En las luchas gremiales de Graciela Pérez en la FEB y de Juan Carlos Menéndez en Luz y Fuerza.
En las decisiones del Fiscal Gustavo Zorzano en Bahía Blanca.
En la exitosa carrera del Doctor Marcelo López Mesa.
En la conducta de don Máximo Corcuera.
En las obras moldeadas en madera de José Bálsamo Laurenza.
En la seriedad dirigencial de Diego López Soler.
En las historias de rieles que guarda “Coco” Trotti.
En las lecciones del “Maestro Miguel”.
En la pulcritud y formalidad de un comerciante de otros tiempos: Roberto Isasa.
En los tantos jóvenes en positivo, en los que buscan su rumbo, en los que esperan un trabajo.
En la constancia e inteligencia de Facundo Alonso.
En los nuevos desafíos institucionales del club Sarmiento.
En la lucha por sus raíces de Donato Ángel Antonini.
En el coraje y altruismo de nuestros Bomberos Voluntarios.
En la mirada distinta y superadora de Cristian de Marco y Miguelito Holzman.
En la marcha esperanzadora de Josesito Bernatene.
En la pureza de mi querido amigo “Miguelito”.
En la perseverancia de “Guillermito” Armendáriz.
En el paso feliz de Soledad Gallego, en la voluntad de “Paola”, en el indetenible andar de Domingo Melo, en la inocencia del “Vasquito Fritz”, en el afecto sincero de “Maxi” Uranga y en el correcto proceder de Marcelo Santucho.
En el coraje inconmensurable de la pequeña Rocío.
Coronel Dorrego…
En el legendario caballo (El Zorro) nacido en este pago.
En la unión de gaucho e indio en el acceso a la ciudad.
En el todavía de pie: boliche de Fradejas.
En el ejemplo de compañerismo que nos entregaban cada año los ciudadanos de la Clase 1921.
En el Pericón Nacional que encabezan Tita y Coco (Basualdo).
En la integridad de Amilcar Gonzalez.
En la destreza y habilidad de jinete, de Abel Peciña en Diamante y Jesús María.
En la noche consagratoria de Omar Carra, en Cosquín.
Coronel Dorrego…
En sus históricos adoquines.
En sus plazas y monumentos.
En el arsénico eterno de sus aguas.
Coronel Dorrego…
En la excelsa poesía de Alberto Basualdo, en la voz surera de Juan Tear.
Coronel Dorrego…
“Al sur del sur… Donde los chicos tienen ojos color del campo.”