sábado

"Mirar hacia adentro". Escribe Carlos Madera Murgui

Al empezar el programa reflexionábamos, entre otras cosas sobre nuestra chatura y apatía como comunidad, concepto que rechazo abiertamente.

Creo si, en una timidez participativa, alentada por un cerrado grupo de dirigentes, que a través del tiempo, han mitificado a la sociedad dorreguense como apática y chata.

No todas las convocatorias deben ser extremadamente atrayentes como para que la comunidad las tome masivamente.

¿Es acaso, nuestra comunidad, o mejor expresado ¿somos?… para no seguir alentando la distancia, apáticos, indiferentes, cuando se trata de cuestiones solidarias, de forma grupal o personal? ¿no nos manifestamos en nuestras alegrías? ¿nos da lo mismo situaciones extremas, sociales, meteorológicas, cívicas, comunitarias, deportivas?.

¿Qué es lo que nos impide aceptar ser de una forma, sin tener la insatisfacción de la disconformidad permanente? ¿el anonimato de círculos de amigos, cafés, familias, nos libera de algún compromiso, de opinar sobre lo que conocemos y deberíamos decirlo en pos de mejorar de lo que nos quejamos?.

No obstante todos estos interrogantes, estamos en presencia, en todo el país, pero con nuestra habitual y personal ritmo dorreguero, que me gusta, que nos define.

De un debate de todo, como debe ocurrir. Yo también ansío para mi pueblo, todo el progreso, que tendrá necesariamente tener la mira puesta en sus habitantes.

Analizaremos detalladamente, debatiremos en que se basan y si existen realmente, flaquezas, falencias, si tenemos ideas al respecto? si son realizables, como haríamos?

Este programa tiene desde su inicio, la soñada tarea de extraer de los dorreguenses, todos, sus ideas, sus anhelos, ¿qué quieren para el lugar donde viven?, ¿cómo quieren vivir?, ¿qué les hace falta?, ¿cómo lo harían ?, ¿si se puede?.

Nuestras cosas, las que nos duelen, (acá se han dicho cosas muy serias), lo que nos hace felices, ¿qué rescatan de esta ciudad?. Que no quiere dejar de ser pueblo, por sus costumbres, por “culpa” de su gente, la misma que putea cuando llueve, y las calles se llenan de agua, o putea cuando no, cuando los campos la necesitan.

La misma que festeja toda junta cuando quiere, la que afuera se ufana de las fiesta de las llanuras, y estando aquí protesta por la bosta de los caballos después del desfile. La que envidia shopping, pero valora tranquilidad.

La misma que ansía ser ciudad grande, pero que disfruta el conocernos todos. La misma gente, mi gente, que sigue creyendo que “el buen día, buenas tardes ¿Cómo andás? tienen su valor.

Ideas, preguntas, pensamientos, que obligadamente para dejar de ser tales debemos conocerlos, y que no queden en la mente de personas que no creen en sus capacidades y no se atreven a compartir algo que puede ser bueno para todos.

Todo puede mejorar, lo que tenemos también tiene que tener nuestra preocupación, depende de nosotros, aceptemos que no solo los dorreguenses vemos en otro lado lo mejor, es casi genético, casi argentino.

Esto no significa que nos quedemos de brazos cruzados mirando el paso del tiempo, tampoco creo que esta sea y me resisto, una comunidad apática. Sólo nos tenemos que esforzar en entendernos, no todos tenemos la misma opinión sobre la misma cosa. Empecemos por aceptar que somos una comunidad unida.

Amontonamiento no significa unidad. Por eso, debatamos sin miedo. El pensar distinto, construye. Algunos tenemos obligaciones mayores que otros, hagamos no cargo.

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