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Los robos contra la propiedad en la ciudad no paran pese al Mundial

Los memoriosos, o mejor dicho los viejos, se acordarán de la dorada época de El Quequén de Oriente, y a facha Sánchez, gritar eso desde su posición de Líder, cuando el partido estaba ganado, en cancha de huracán, en semifinales de campeonato argentino.

El fulbo, como popularmente se decía antes, ahora no para, pero sirve para que paren otras cosas, o no específicamente, pero sí, todos lo tomamos como común, no natural, pero común.

Arrancó el mundial y todos, público, nosotros comunicadores, gobernantes, legisladores, gente de a pie, dan por sentado que a ritmo de las vuvuzelas, de lo único que hablaremos durante este mes, es del campeonato mundial de fútbol de Sudáfrica.

Nos tiene que mantener muy atentos seguramente, el día del partido de nuestra representación, pero hemos dado por seguro que todo el mes, nos tomamos vacaciones, hablando de decisiones, cosas trascendentes, porque el laburo de todos los días sigue sin tropiezos, las cuotas siguen venciendo, los impuestos lo mismo y toda otra obligación.

Paradójicamente nos llama la atención lo que se mantiene en marcha, Ley de medios, fundamental, histórico, o el levantamiento del corte de Gualeguaychú, importantísimo.

Lo que no descansa y parece seguir la misma temática de ocurrir todos juntos, son los robos contra la propiedad en nuestra ciudad.

La tan fundamental y meneada inteligencia que se reclama permanentemente de la policía y que fue reconocida como herramienta muy importante en esta misma mesa y este programa por el comisario Correa.

Agregando su condición de lugareño junto al personal, que sí fuera aun más en cantidad de dorreguenses mejor, por el conocimiento de los pobladores, según sus palabras, parece no actuar de acuerdo a lo pensado o previsto.

Conceptos parecidos tuvo en su momento, el Jefe distrital solicitando a la población una tarea nunca desechable como colaboración, cierto, que marcarían el accionar de la fuerza, cuando es la ley y no otra cosa la que regula ello, pero sin duda, sobrevolando la ineludible y única responsabilidad que debe asumir inexorablemente la Policía de la provincia de Buenos Aires.

De este poco promocionado programa, han salido durísimas y preocupantes declaraciones de invitados , que llamamos Testigos de Privilegio, y hemos tenido la oportunidad de escuchar, desde el cura en la emblemática frase “ la droga entra a mano llena”, desde el "Negro" Fernando.

Conocedor y pateador de los barrios y sus chicos y no tan chicos "Se hace poco para ellos”, desde el dolor sin padres nunca, de Ramón, sin rencores, apuntadolé a la ayuda, a la educación, la vehemencia de Eduardo Gagna, o el llano decir de Julio Colantonio, la atildada intelectualidad de Gustavo Sala, la humildad de Nora Cenci para decir “no tiene importancia” ante la descomunal torpeza de este conductor de obviar su creación de la bandera distrital, chapa y orgullo, puro y solamente de ella.

Posiciones políticas varias, en boca de políticos varios , o la tremenda entrega solidaria de Yolanda, han pasado cosas interesantes, al menos eso creemos. Mario Colonna, que también estuvo aquí , enfrentando hace muy pocos días desde su dignidad y entereza a sus represores. El elegido partido a favor de la educación y sus creencias que libran Juan Ubería y Adrián Pipigg.

Que tiene que ver esto con la Policía; tiene que ver con que todos estos hombres y mujeres, preocupados, comprometidos, que representan o no a la comunidad, como quieran, que opinan y se encolumnan detrás de un modo de vida, que han estado o estarán , a la par de los que no hablan o no se los escucha, o que hablan solamente cuando les duele, todos necesitan, quieren, desean imperiosamente mantenerse protegidos por quien tiene la obligación de hacerlo. La tarea de todos, cualquiera fuera , merece y necesita al menos eso.

Escuchar a los vecinos damnificados, desde el dolor de una pérdida material, y la impotencia de sentirse violados en su intimidad, no hace más que obligarse a reflexionar sobre la “culpa” que siempre tiene el robado.

¿Porque razón, quien posee , lo que sea, es culpable de estar en su domicilio, su lugar y sus pertenencias y vivir de ellas o junto a ellas? ¿Por qué debemos vivir, si tanto destacamos Dorrego, con miedos importados, que no hacen a nuestra idiosincrasia?

La inteligencia de los ladrones supera ampliamente a la de la Policía, porque en cada atraco, no son un par de gallinas con lo que se alzan.

Coincidentemente son cifras muy importantes, nunca le erran, en casos llamativos, demasiado llamativos , según lo escuchado.

Con daños y perjuicios en otros hechos, nunca esclarecidos, que quedan en la imaginación del pueblo, donde nos imaginamos todo, pero ninguno sabe nada. ¿Hasta dónde llega nuestra tranquilidad, de acuerdo a los recursos que dispone la policía? ¿Es una cuestión de recursos? ¿Esos recursos, de los que se dispone, de que nos cuida?

Todos contribuimos mediante la interesante ayuda municipal en aportes económicos y logística , ya que existe un cuerpo de vigiladores comunitarios. ¿Es suficiente todo esto, o el poder político por propia tarea y en nuestro nombre deberá exigir mayores resultados?

Nos mereceríamos, algo más que una insípida explicación de lo que son las leyes, sus fisuras o las de la justicia; tan invocada últimamente, como sí hechos y decisiones cotidianas, aparecieran en un manual escrito, que necesariamente debe exceder a ese útil, tomando sin disfraces ni dublés como dice el tango, las responsabilidades y sus causales que les han sido asignadas. (21.06.10)

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