El camino de sus días conoce de dificultades diversas, que fueron enfrentadas con tesón, resignación y la enorme fe de toda su familia.
Cuando le tocó ser protagonista de sus propios avatares, lo hizo con ganas, con coraje y enfundado en un traje de gladiador resultó verdadero titán a pesar de la endebles de un físico herido, dando batalla a las adversidades de la vida.
Difíciles fueron los años de la infancia, múltiples los obstáculos a vencer: los escasos movimientos, la dificultad de expresión, la poca comunicación que podía entablar con el resto.
Su lucha no fue fácil, hubo éxitos y fracasos; pero decidido a no claudicar puso la vista hacia adelante, interpretando tales escollos como verdaderos desafíos, convenciéndose que sus problemas eran menores a los del resto.
Los versos de Roberto Carlos convirtió en su máxima: “Yo quiero tener un millón de amigos”.
Por eso a su agenda no le quedan espacios vacíos.
Por eso a su corazón no le falta afecto y cariño: todos lo quieren, respetan y protegen y él aprecia el afecto sincero que le llega a diario, disfrutando cada uno de esos interminables y sinceros mimos.
Para la mayoría de los vecinos parece no tener edad, aunque ya es un hombre que superó los cuarenta años. Aún así sigue siendo en la referencia popular: “Guillermito”.
Siguen llamándolo “Guillermito”a pesar del tiempo transcurrido, de las responsabilidades nuevas, como las de haberse convertido desde hace años, en el hombre de la casa.
Hogar que comparte con Susana: madre, compañera y amiga, también consejera, compinche e incondicional apoyo en cada uno de sus emprendimientos.
Hay sentimientos y pasiones que incorporó para siempre, que no disimula, que llegada la ocasión se encarga de manifestar o defender férreamente.
De Boca en el fútbol, de Cristo en el espíritu, del radicalismo en la afiliación política y en las convicciones.
“Guillermito” conoce de rutinas que raramente se alteran, sabe de saludos permanentes, de visitas que entran sin golpear, de besos y de abrazos; también de pasos compartidos cuando debe cruzar la calle y, que casi siempre tiene a lindas mujeres tomándolo del brazo.
En su ámbito hogareño transcurren sus horas ante la computadora, la que maneja con propiedad y enorme destreza.
Trabajos particulares, confección de tarjetas, mensajes que llegan y otros que transmite.
Incorporado plenamente a los adelantos tecnológicos dispone de su propio sitio en Internet.
“Guille de Dorrego” diariamente abre su página al mundo, contando historias, mostrando su ciudad y exhibiendo en fotos sus dos grandes orgullos: “la Susy” (su mamá) y Sol Victoria (su ahijada).
No terminan aquí sus logros individuales, publicando desde hace algún tiempo un boletín que lleva su sello.
De lunes a viernes cumple con sus tareas de empleado en la comuna, ocupando un lugar en el ámbito de la Casa de la Cultura.
Allí a diario puede observárselo pegado a la “compu”, realizando algún mandado, armando invitaciones o departiendo con algún visitante, cruzando cargadas con Fabián o charlando con las chicas del sector.
Alguna vez con Angeloz en fría noche tresarroyense en la campaña electoral del 89.
En 1992 con Diego Maradona en su visita a Marisol, en aquella tarde memorable del partido: “Amigos de Marisol – L.U.26”.
Con políticos, con artistas diversos, con atractivas mujeres (incluyendo hasta reinas de belleza).
Acompañando al “negro” Machiavelli en sus vueltas a Dorrego o en la producción de “Esas pequeñas cosas”.
Todas y todos los famosos están en su listado de fotografías: tesoros que guarda con prolijidad, recuerdos que son imborrables.
“Guillermito Armendáriz”, el chico que venció en la dura cruzada de la adversidad.
El que se ruboriza con los besos que de colores labiales marcan su mejilla.
El que apura las palabras cuando la emoción le gana, cuando la tos le pide una pausa a la verborragia del alma.
“Giuillermito Armendáriz”, siempre predispuesto para ser solidario, para sumarse a las campañas, para decir presente en la Parroquia, para como un scout, estar siempre listo.
“Guillermito Armendáriz”, valiente héroe en nuestra patria chica.
“Guillermito Armendáriz”, luminoso faro de esperanza alumbrando en la aciaga noche de la crisis.
“Guille de Dorrego” al que antepusiste “www” y agregaste .com.ar, para dejar de “ser nuestro” y en “la red” haberte convertido en: internacional.
Cuando le tocó ser protagonista de sus propios avatares, lo hizo con ganas, con coraje y enfundado en un traje de gladiador resultó verdadero titán a pesar de la endebles de un físico herido, dando batalla a las adversidades de la vida.
Difíciles fueron los años de la infancia, múltiples los obstáculos a vencer: los escasos movimientos, la dificultad de expresión, la poca comunicación que podía entablar con el resto.
Su lucha no fue fácil, hubo éxitos y fracasos; pero decidido a no claudicar puso la vista hacia adelante, interpretando tales escollos como verdaderos desafíos, convenciéndose que sus problemas eran menores a los del resto.
Los versos de Roberto Carlos convirtió en su máxima: “Yo quiero tener un millón de amigos”.
Por eso a su agenda no le quedan espacios vacíos.
Por eso a su corazón no le falta afecto y cariño: todos lo quieren, respetan y protegen y él aprecia el afecto sincero que le llega a diario, disfrutando cada uno de esos interminables y sinceros mimos.
Para la mayoría de los vecinos parece no tener edad, aunque ya es un hombre que superó los cuarenta años. Aún así sigue siendo en la referencia popular: “Guillermito”.
Siguen llamándolo “Guillermito”a pesar del tiempo transcurrido, de las responsabilidades nuevas, como las de haberse convertido desde hace años, en el hombre de la casa.
Hogar que comparte con Susana: madre, compañera y amiga, también consejera, compinche e incondicional apoyo en cada uno de sus emprendimientos.
Hay sentimientos y pasiones que incorporó para siempre, que no disimula, que llegada la ocasión se encarga de manifestar o defender férreamente.
De Boca en el fútbol, de Cristo en el espíritu, del radicalismo en la afiliación política y en las convicciones.
“Guillermito” conoce de rutinas que raramente se alteran, sabe de saludos permanentes, de visitas que entran sin golpear, de besos y de abrazos; también de pasos compartidos cuando debe cruzar la calle y, que casi siempre tiene a lindas mujeres tomándolo del brazo.
En su ámbito hogareño transcurren sus horas ante la computadora, la que maneja con propiedad y enorme destreza.
Trabajos particulares, confección de tarjetas, mensajes que llegan y otros que transmite.
Incorporado plenamente a los adelantos tecnológicos dispone de su propio sitio en Internet.
“Guille de Dorrego” diariamente abre su página al mundo, contando historias, mostrando su ciudad y exhibiendo en fotos sus dos grandes orgullos: “la Susy” (su mamá) y Sol Victoria (su ahijada).
No terminan aquí sus logros individuales, publicando desde hace algún tiempo un boletín que lleva su sello.
De lunes a viernes cumple con sus tareas de empleado en la comuna, ocupando un lugar en el ámbito de la Casa de la Cultura.
Allí a diario puede observárselo pegado a la “compu”, realizando algún mandado, armando invitaciones o departiendo con algún visitante, cruzando cargadas con Fabián o charlando con las chicas del sector.
Alguna vez con Angeloz en fría noche tresarroyense en la campaña electoral del 89.
En 1992 con Diego Maradona en su visita a Marisol, en aquella tarde memorable del partido: “Amigos de Marisol – L.U.26”.
Con políticos, con artistas diversos, con atractivas mujeres (incluyendo hasta reinas de belleza).
Acompañando al “negro” Machiavelli en sus vueltas a Dorrego o en la producción de “Esas pequeñas cosas”.
Todas y todos los famosos están en su listado de fotografías: tesoros que guarda con prolijidad, recuerdos que son imborrables.
“Guillermito Armendáriz”, el chico que venció en la dura cruzada de la adversidad.
El que se ruboriza con los besos que de colores labiales marcan su mejilla.
El que apura las palabras cuando la emoción le gana, cuando la tos le pide una pausa a la verborragia del alma.
“Giuillermito Armendáriz”, siempre predispuesto para ser solidario, para sumarse a las campañas, para decir presente en la Parroquia, para como un scout, estar siempre listo.
“Guillermito Armendáriz”, valiente héroe en nuestra patria chica.
“Guillermito Armendáriz”, luminoso faro de esperanza alumbrando en la aciaga noche de la crisis.
“Guille de Dorrego” al que antepusiste “www” y agregaste .com.ar, para dejar de “ser nuestro” y en “la red” haberte convertido en: internacional.